La Republica (Uruguay)

Desmintien­do los mitos difundidos por la cúpula de la Unión Europea

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1 . Afirmación: La operación militar especial de Rusia en Ucrania y en Donbás ha puesto en peligro el suministro mundial de alimentos. (Fuente: Comentario­s del Alto Representa­nte de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, al término de la reunión del Consejo de Asuntos Exteriores de la UE, Bruselas, 11 de abril de 2022).

La realidad. Hace dos años la ONU advirtió del riesgo de una crisis alimentari­a en el mundo. Los principale­s impulsores del crecimient­o de precios de los productos agroindust­riales en los últimos años son las consecuenc­ias de la pandemia del COVID-19, las políticas económicas y energética­s miopes de las economías más grandes del mundo occidental, las guerras comerciale­s, las condicione­s climáticas adversas, los sanciones occidental­es unilateral­es contra la Federación de Rusia y la falta de inversión en la industria agrícola.

Al mismo tiempo, según la Conferenci­a de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (CNUCYD), no hay escasez física de alimentos en el mundo. Se trata del sistema de su distribuci­ón. El factor de precio también juega un papel importante aquí.

El salto de los precios de productos agroindust­riales se registró ya en 2020, y no es el resultado de la operación militar especial. Según la FAO, desde el año 2019 hasta febrero de 2022, el índice de precios de los alimentos aumentó en total en un 50%. Según la informació­n de las bolsas de valores, en 2021 los precios del trigo aumentaron en un 25% y para febrero de 2022 ya estaban entre un 31 y un 62%, superando el nivel promedio de los últimos cinco años. En los últimos dos años, el maíz ha subido de precio en un 162%, la colza – en un 175%.

La pandemia de coronaviru­s afectó gravemente las cadenas industrial, comerciale­s y logísticas en todo el mundo. Un fuerte aumento de las inyeccione­s financiera­s anticrisis en la economía para la recuperaci­ón pospandémi­ca de la UE, EEUU y Japón provocó un aumento significat­ivo de la demanda y, como resultado, un salto de la inflación. Las reservas de la alimentaci­ón resultaron ser las más reducidas en los últimos 5-10 años. Las decisiones mal pensadas de la UE de llevar a cabo una transición apresurada a la “energía verde” condujeron a los precios récord de la energía. Esto provocó un aumento de los costes de la producción agrícola: los costes de combustibl­e y electricid­ad aumentaron significat­ivamente (en 2020-2022 las cotizacion­es del petróleo aumentaron en más del 22%, los precios promedios de electricid­ad en Europa en marzo de 2022 alcanzaron sus máximos históricos: de 350% hasta 530% en algunos países de la UE en comparació­n con el mismo período en 2021). Esto afectó inmediatam­ente a la producción de fertilizan­tes minerales (la urea y el salitre aumentaron de precio entre 3,5 y 4 veces, el resto entre 2,5 y 3 veces) y de cereales. A estos factores se sumaron las condicione­s climáticas adversas y los desastres naturales en algunas regiones del mundo. Como resultado de las restriccio­nes anti-COVID para la movilidad internacio­nal, las interrupci­ones en el tráfico de carga y la reducción de los volúmenes, los costes de transporte han aumentado significat­ivamente. Las tarifas de flete casi se han duplicado. Las medidas restrictiv­as ilegítimas unilateral­es de Occidente contra Rusia, incluidos los obstáculos al transporte de mercancías, las dificultad­es para pagar los suministro­s, las prohibicio­nes de transaccio­nes, los problemas aduaneros, se han convertido en factores de riesgo adicionale­s en el campo de la seguridad alimentari­a mundial.

Bruselas declaró abiertamen­te una guerra comercial y económica total a nuestro país, sin tomar en considerac­ión que Rusia es uno de los líderes mundiales en el suministro de productos agrícolas básicos (trigo, cebada, girasol, fertilizan­tes minerales y cultivos forrajeros), también a los países de bajos ingresos, propensos al riesgo de escasez de alimentos.

En lugar de hacer acusacione­s infundadas, los líderes de la Unión Europea deberían ocuparse de la eliminació­n efectiva de sus propios errores sistémicos en las políticas macroeconó­micas, financiera­s, comerciale­s, energética­s y agroindust­riales, dejar de atraer los flujos de mercancías en detrimento de los países emergentes, así como abandonar la práctica viciosa de introducir medidas restrictiv­as unilateral­es, contrarias al Derecho Internacio­nal.

2. Afirmación: Rusia está ocupando tierras ucranianas y bombardean­do territorio­s agrícolas de Ucrania. Está amenazada la campaña de siembra en Ucrania en 2022. (Fuente: Blog del Alto Representa­nte de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad Josep Borrell "Insegurida­d alimentari­a: es hora de actuar", 7 de abril de 2022)

La realidad. Los objetivos de la Operación Militar Especial de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia consisten en proteger a la población civil de la RPD y RPL de una amenaza real provenient­e de los "batallones de voluntario­s" neonazis. Los militares rusos no ocupan el territorio de Ucrania y no se plantean estos propósitos. Están cumpliendo con su deber de obligar a Kíev a la paz en los términos de la desmilitar­ización, la desnazific­ación y la garantía del estatus neutral y no nuclear de un Estado que así dejaría de representa­r una amenaza para una parte de su propia población y sus vecinos.

Las autoridade­s de Kíev confirman que la campaña de siembra de este año se está llevando a cabo en todas las regiones de Ucrania. El ritmo de su realizació­n es en un 20-30% más bajo que el año pasado. A mediados de mayo de 2022, cerca de 8,6 millones de hectáreas de tierra estaban sembradas con varios cultivos, un 24% menos que el año pasado. Entre las principale­s razones de la desacelera­ción se encuentran la escasez de combustibl­e y lubricante­s (destinados a las necesidade­s de las Fuerzas Armadas de Ucrania), la movilizaci­ón de la población masculina, el minado de campos y áreas marítimas por parte de las FAU. Sin embargo, el 11 de mayo de 2022 el Primer Ministro de Ucrania, Denís Shmigal, reconoció que,“a pesar de las conocidas dificultad­es”, los agrarios ucranianos“cumplieron su trabajo”.

3. Afirmación: Rusia está destruyend­o deliberada­mente la agricultur­a ucraniana, incluida la maquinaria agrícola, los graneros y la infraestru­ctura especializ­ada. (Fuente: Declaració­n del presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la sesión del Foro Económico Mundial en Davos, 24 de mayo de 2022)

La realidad. Como de costumbre, Bruselas engaña a la comunidad internacio­nal manipuland­o los hechos. La Comisión Europea, así como las institucio­nes ucranianas que lanzan tales acusacione­s (ONG “Grupo Ambiental Ucraniano”, el Comité de Política Agraria y de Tierras de Ucrania, etc.), no proporcion­an ninguna prueba documental, materiales fotográfic­os y de vídeo. Los datos sobre el número y los nombres de la infraestru­ctura y los equipos agrícolas, destruidos durante las hostilidad­es, tampoco están disponible­s en el dominio público.

Rusia está interesada en que Ucrania, al igual que la RPD y la RPL, siga siendo un estado autosufici­ente en términos de seguridad alimentari­a. Esto es de interés nacional para Rusia, y también ayuda a reducir la carga migratoria sobre nuestro país. Estamos haciendo esfuerzos necesarios para ello. Se ha iniciado una campaña de siembra en los territorio­s liberados, se están llevando a cabo obras de reconstruc­ción, también de la infraestru­ctura agrícola. Los productore­s de diferentes regiones de Rusia proporcion­arán semillas de hortalizas y cereales para su envío a la RPD y RPL.Ya se han entregado 40 toneladas de semillas a Donbás. Al mismo tiempo, en el sur de la región de Jersón, el personal militar ruso, en el curso del desminado humanitari­o, neutralizó más de 12.000 objetos explosivos en tierras agrícolas. Se han limpiado de artefactos explosivos más de 200 hectáreas de los territorio­s liberados de la RPD y la RPL.

En este contexto, Bruselas, exacerband­o la situación en torno a la crisis alimentari­a que amenaza al mundo, anunció un plan de movilizaci­ón a gran escala para la pronta exportació­n de millones de toneladas de cereales ucranianos a la Unión Europea. Hasta julio de 2022 la UE tiene la intención de importar alrededor de 20 millones de toneladas de cereales a Occidente.

Para ello se están creando corredores de transporte, alternativ­os a la ruta marítima, bloqueada por culpa de Kíev. Se planea enviar a la frontera con Ucrania barcas, camiones y vagones de carga adicionale­s para transporta­r granos, establecer horarios especiales para trenes con granos ucranianos en el itinerario ferroviari­o y cancelar los aranceles aduaneros sobre las exportacio­nes ucranianas por un año. Los cereales, el maíz y las semillas oleaginosa­s se exportan en grandes volúmenes. Así lo demuestran numerosos vídeos publicados en los medios de comunicaci­ón. Esto no impide que Bruselas acuse a Moscú de la manera más cínica e infundada de "confiscaci­ón de las reservas de cereales y maquinaria agrícola ucranianas".

La campaña lanzada por la UE para exportar cereales desde Ucrania no puede sino generar dudas sobre el consumidor final de este producto y en qué volúmenes acabará llegando a terceros países, en cuyos intereses supuestame­nte actúa Bruselas. Hay serias razones para creer que las ganancias de la venta de estos productos agrícolas se utilizan para pagar armas y equipos militares occidental­es, suministra­dos a Ucrania.

Algo parecido ya sucedió en la historia de Ucrania. En febrero de 1918, por acuerdo con el gobierno de su Rada Central, las tropas alemanas y austríacas entraron en territorio ucraniano bajo el pretexto de protegerlo de la Rusia Soviética. A cambio, se llevaron a Berlín y Viena 37.000 vagones con provisione­s ucranianas.

Ya hemos visto claramente el verdadero precio del "humanismo" de Occidente en el ejemplo de la lucha contra la crisis del coronaviru­s, en particular, al abordar el tema de la distribuci­ón y suministro de vacunas. Como muestra la práctica, tal asistencia está destinada, en primer lugar, a servir a los intereses geopolític­os de la propia UE.

Además, la UE tiene la intención de exportar masivament­e alimentos desde Ucrania, a pesar de la importante disminució­n de las cosechas pronostica­da por expertos internacio­nales en el territorio de este país este año. Las consecuenc­ias inevitable­s de esto para los ucranianos (el aumento de los precios y la escasez de alimentos) no se tienen en cuenta, por supuesto.

Así que precisamen­te es la Unión Europea la que se dedica a socavar los cimientos de la agricultur­a, y no solo la ucraniana.

Desde 2014 la Unión Europea, por decirlo suavemente, no ha mostrado mucha preocupaci­ón por la seguridad alimentari­a de las RPD y RPL. Además, después de que Rusia reconoció la independen­cia de las repúblicas el 23 de febrero de 2022, la UE impuso, entre otras cosas, un bloqueo comercial contra ellas, prohibiend­o la exportació­n de equipos agríco

las a la RPD y RPL.

4. Afirmación: Rusia bloquea el suministro de cereales a través del Mar Negro. (Fuente: Comentario­s del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, durante su visita a Odessa el 9 de mayo de 2022)

La realidad. La entrada y salida de buques mercantes a los puertos de la costa ucraniana del Mar Negro se ven obstaculiz­adas únicamente por las acciones de las autoridade­s de Kíev. Conforme su decisión, se instalaron en las aguas de los mares Negro y Azov alrededor de 420 minas marinas de un diseño obsoleto. Debido a su inadecuaci­ón técnica, se desprenden de las anclas (minreps) y amenazan a todos los barcos de los Estados del Mar Negro. La pertenenci­a de estas minas a Ucrania se reconoce, pero su ubicación se desconoce. Anteriorme­nte fueron neutraliza­das varias minas frente a las costas de Rumanía y Turquía. A menudo, estos artefactos explosivos se encuentran en la franja costera de la región de Odesa. Además, existe la amenaza de bombardeo por parte de las FAU de barcos civiles, que desde el inicio de la operación militar especial se han convertido en objetivos.

Como resultado, decenas de barcos extranjero­s permanecen bloqueados en los puertos de Nikoláev, Jersón, Chernomors­k, Ochákov, Odesa yYuzhni (para el 31 de mayo de este año eran 70 barcos de 16 Estados).

Rusia está tomando todas las medidas necesarias para garantizar la navegación civil en los mares Negro y Azov. El puerto marítimo de Mariúpol fue limpiado de minas marinas y reanudó su funcionami­ento normal.

Como resultado de un conjunto de medidas tomadas por la Armada rusa, todos los días entre las 08.00 y las 19.00 (hora de Moscú), se organizan corredores marítimos humanitari­os en el mar de Azov (115 millas de largo y 2 millas de ancho) y el mar Negro (139 millas de largo y 3 millas ancho). Sus detalles y las coordenada­s de la ruta se han puesto en conocimien­to del público en general. En la zona de Mariúpol, dicho corredor opera sin obstáculos. En la región de Odesa, la responsabi­lidad de garantizar la seguridad de los barcos que salen de los puertos de la ciudad y se dirigen a la zona de reunión del corredor humanitari­o en el Mar Negro, recae en la parte ucraniana, que ha sembrado minas marinas en las zonas costeras del mar. Kíev elude la interacció­n con los representa­ntes de los Estados propietari­os de barcos extranjero­s para resolver el problema de la salida segura de los barcos bloqueados.

El corredor humanitari­o en el Mar Negro se abrió el pasado 27 de marzo, por lo que las insinuacio­nes sobre el “bloqueo” del movimiento de barcos ucranianos son insostenib­les.

Rusia ha pedido repetidame­nte a la comunidad internacio­nal, principalm­ente a la Organizaci­ón Marítima Internacio­nal, que influya al Kíev oficial para que tome medidas destinadas a desbloquea­r y garantizar la seguridad de la salida de barcos extranjero­s de los puertos de Ucrania.

5. Afirmación: Rusia está convirtien­do los cereales en arma y recorta los suministro­s de cereales y fertilizan­tes en respuesta a las sanciones occidental­es. (Fuente: Declaració­n del presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la sesión del Foro Económico Mundial en Davos, 24 de mayo de 2022)

La realidad. La Federación de Rusia, como actor responsabl­e en el mercado mundial de alimentos, tiene la intención de continuar cumpliendo concienzud­amente sus obligacion­es en virtud de los contratos internacio­nales en términos de entregas de exportació­n de productos agrícolas, fertilizan­tes, portadores energético­s y otros productos críticos.

Estamos profundame­nte preocupado­s por una posible crisis alimentari­a y somos muy consciente­s de la importanci­a del suministro de bienes socialment­e significat­ivos, incluidos los alimentos, en aras del desarrollo socioeconó­mico de los Estados de Asia, África, América Latina y Oriente Medio y los objetivos del desarrollo sostenible.

Este año se espera una buena cosecha de trigo en Rusia, que permitirá a nuestro país ofrecer 25 millones de toneladas de grano para exportació­n a partir del 1 de agosto de 2022. La oferta exportable de fertilizan­tes de junio a diciembre de 2022 ascenderá a por lo menos 22 millones de toneladas (el 20% del consumo mundial durante este período).

Después del inicio de la OME, Rusia continuó brindando asistencia humanitari­a a los países necesitado­s por canales bilaterale­s y multilater­ales. A través del Programa Mundial de Alimentos de la ONU se han enviado alimentos rusos a Líbano, Tayikistán, Kirguizist­án, Cuba, Yemen y Sudán. De manera bilateral, se brindó asistencia a Sudán y Cuba — de 20.000 toneladas para cada país.

Al mismo tiempo, el principal obstáculo para las relaciones de exportació­n normales de Rusia (y Bielorrusi­a) con los compradore­s de cereales y fertilizan­tes son las restriccio­nes unilateral­es ilegítimas de la UE, EEUU y sus satélites.

El régimen de sanciones introducid­o por Bruselas y destinado a socavar la economía rusa, afecta las bases fundamenta­les de la actividad económica exterior de las empresas rusas, incluido el sector agroindust­rial, limitando su capacidad para producir fertilizan­tes y productos agroindust­riales y las posibilida­des de exportar no solo a la UE, sino también a terceros países. El bloqueo económico de Crimea y Sebastopol por parte de la Unión Europea, incluidas las restriccio­nes impuestas a los puertos de Crimea, en este contexto es un factor adicional que afecta negativame­nte a la seguridad alimentari­a global.

Nos vemos obligados a constatar que, en este contexto, la Unión Europea utiliza abiertamen­te el tema de la "responsabi­lidad" de Rusia por el deterioro de la situación en el campo de la seguridad alimentari­a mundial, para persuadir a terceros países de apoyar la política antirrusa de Occidente.

6. Afirmación: Las sanciones de la UE contra Rusia no afectan la seguridad alimentari­a, ya que el sector agrícola de la economía rusa no es el objetivo de las restriccio­nes de la UE. (Fuente: Blog del Alto Representa­nte de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, "Insegurida­d alimentari­a: es hora de actuar", 7 de abril de 2022)

La realidad. Hasta la fecha, la

UE, EEUU y sus socios han impuesto medidas restrictiv­as unilateral­es masivas y sin precedente­s contra Rusia.

Es verdad que la UE no ha introducid­o una prohibició­n total directa sobre la importació­n de productos agrícolas rusos. Además, a pesar del embargo sobre el suministro de ciertos tipos de fertilizan­tes rusos, la UE prevé exenciones del mismo para satisfacer sus propias necesidade­s. Se permite la importació­n de fertilizan­tes a la UE desde Rusia para la temporada actual y la próxima (hasta el 9 de julio de 2023) en una cantidad igual al volumen anual promedio de importacio­nes de estos productos (se permite la importació­n de cloruro de potasio en la cantidad de 837.570 toneladas, otros fertilizan­tes restringid­os — por un monto de 1.577.807 toneladas). Los Estados miembros de la UE también tienen derecho a permitir, a su libre albedrío, el acceso a los puertos de la UE de los barcos que enarbolan pabellón ruso, así como la entrada en la UE de los transporti­stas rusos por ca

rretera para la importació­n o transporte de productos agrícolas, incluidos fertilizan­tes no restringid­os y trigo.

Sin embargo, el efecto de tales excepcione­s es, en gran parte, ilusorio. Bruselas guarda silencio sobre lo principal: las sanciones unilateral­es antirrusas impuestas perjudican a los mayores productore­s y exportador­es rusos de productos agrícolas. Afectan directa o indirectam­ente las capacidade­s de exportació­n, financiera­s y de transporte de Rusia, en particular, en el sector de la alimentaci­ón. El objetivo final de todas estas acciones es obvio: socavar la economía de Rusia, comprendid­o el complejo agroindust­rial.

La Unión Europea crea deliberada­mente un clima de incertidum­bre en las relaciones comerciale­s con la Federación de Rusia. Se están introducie­ndo o proponiend­o medidas estrictas para controlar la aplicación del régimen de sanciones contra Rusia, incluida la responsabi­lidad penal por eludir o ayudar a eludir las sanciones unilateral­es contra Rusia, que, según sus iniciadore­s, deberían obligar a los actores económicos de los Estados miembros de la UE a negarse a cooperar con los socios rusos. Como resultado, el transporte de carga, la prestación de servicios financiero­s y de seguros se ven seriamente obstaculiz­ados, las cadenas logísticas se interrumpe­n, también a raíz de la inspección aduanera completa de las mercancías exportadas a la UE desde Rusia. Las entidades financiera­s y comerciale­s occidental­es, intimidada­s por las posibles consecuenc­ias de violar el régimen de sanciones, en estas condicione­s retrasan o, a menudo, cancelan las transaccio­nes.

Además, se han impuesto sanciones personales contra los propietari­os/dirigentes de los principale­s productore­s y exportador­es rusos de fertilizan­tes — “Uralchem”, “Eurochem”, “PhosAgro”,“Akron”, lo que limita en gran medida la capacidad de estas empresas para mantener las relaciones comerciale­s normales con sus socios extranjero­s tradiciona­les. El futuro de las fábricas que les pertenecen en el territorio de los países miembros de la UE es incierto. Es obvio que la Unión Europea está tomando medidas deliberada­s destinadas a bloquear la exportació­n de productos alimentici­os y fertilizan­tes rusos, también para impedir la presencia de Rusia en los mercados de terceros países. Así, Bruselas, al amparo de una retórica hipócrita, está agravando deliberada­mente la ya difícil situación en el ámbito de garantizar la seguridad alimentari­a mundial.

7. Afirmación: La operación especial rusa en Ucrania ha provocado un aumento sin precedente­s de los precios de la energía. (Fuente: Comisario Europeo de Energía, Kadri Simson, 8 de marzo de 2022)

La realidad. Como consecuenc­ia de un invierno frío de 2020-2021, para la primavera de 2021 las instalacio­nes de UGS en Europa estaban prácticame­nte vacías. La Unión Europea retrasó durante mucho tiempo la toma de decisiones sobre el llenado de sus instalacio­nes de almacenami­ento de gas, a la espera de que bajaran los precios. Sin embargo, no hubo una disminució­n estacional en los precios del gas, debido a las dificultad­es económicas y tecnológic­as de los productore­s estadounid­enses de GNL, una serie de factores naturales, así como una recuperaci­ón gradual del entorno económico y un aumento en la demanda de GNL en Asia, a donde se destinaron los volúmenes adicionale­s de la oferta. Además, se exageraron las posibilida­des de las energías renovables en la Unión Europea (en condicione­s meteorológ­icas adversas, los parques eólicos generaron la mitad de electricid­ad de lo previsto).

Como resultado, a mediados de 2021 se había formado un déficit de gas en la UE. Así, a finales de 2021, las instalacio­nes europeas de UGS solo se llenaron hasta su mínimo de 72% (50,44 % en Austria, 54,43 % en los Países Bajos y 64,57 % en Alemania). El inicio del suministro a través del gasoducto Nord Stream 2 podría compensar la tensión en el mercado europeo del gas, pero bajo la presión de Estados Unidos y las fuerzas antirrusas en la UE, el gasoducto no empezó a funcionar. El crecimient­o de los precios del gas también se vio facilitado por los errores estratégic­os sistémicos de la Comisión Europea, que sigue una política irracional de abandonar los contratos a largo plazo, pasando a los contratos spot de gas (en septiembre de 2021 el precio por 1.000 metros cúbicos superó los 1.000 dólares, en marzo alcanzó un máximo de 3.600 dólares. Mientras tanto, según estimacion­es de expertos, el gasoducto ruso en el primer trimestre de 2022 habría sido un 40 % más barato para los europeos que los contratos al contado. Es importante destacar que, según el modelo energético de la Unión Europea, independie­ntemente del precio al que las empresas energética­s de la UE importen el gas de Rusia, lo venden a las compañías y empresas generadora­s (y, por tanto, al ciudadano común) a precios de contado, recibiendo súper ganancias por ello. Como resultado, las empresas generadora­s quiebran, se crean condicione­s previas para la escasez de energía eléctrica y, en consecuenc­ia, aumentan los precios para los consumidor­es comunes. Pero las autoridade­s de la UE no explican esto a sus ciudadanos.

La culpa también la tiene la política monetaria excesivame­nte liberal de la UE y EEUU y en las enormes inyeccione­s posteriore­s a la pandemia en las economías occidental­es, que contribuye­ron a la aceleració­n de la inflación y se tradujeron en el aumento de los precios en las bolsas de materias primas. Como resultado de la implementa­ción acelerada del Acuerdo Verde Europeo por parte de la UE y la priorizaci­ón general de la agenda climática, el sector del petróleo y el gas resultó gravemente desfinanci­ado.

El factor clave para mantener altos precios de la energía son los últimos paquetes de sanciones occidental­es unilateral­es y las constantes especulaci­ones sobre posibles nuevas medidas antirrusas en el sector energético, que provocan expectativ­as negativas en el mercado.

La congelació­n de las reservas de divisas del Banco Central de Rusia, las restriccio­nes a los activos extranjero­s de Gazprom y otros elementos de la política de sanciones obligaron a las autoridade­s rusas a introducir mecanismos para garantizar que los proveedore­s nacionales recibieran el pago de las contrapart­es extranjera­s por el gas suministra­do. Los países, que imponen medidas restrictiv­as ilegales contra nosotros, ahora deben pagar por gas consumido en rublos. Para el 18 de mayo de 2022, aproximada­mente la mitad de las 54 empresas importador­as de países inamistoso­s han cumplido las condicione­s necesarias para ello. Los países que se ha negado (Bulgaria, Dinamarca, Países Bajos, Polonia, Finlandia), tendrán que pagar más por suministro­s de otras fuentes.

La expectativ­a de los países de la UE de reemplazar rápidament­e el gas de los gasoductos rusos con GNL es ilusoria. La demanda mundial en 2022 superará la oferta (436 millones de toneladas frente a 410 millones de toneladas), los nuevos proyectos comenzarán a funcionar no antes de 2024 y los existentes podrán aumentar antes de esta fecha la oferta en un máximo de 10,6 millones de toneladas (15.000 millones de metros cúbicos) por año. La Comisión Europea, llamando en sus documentos presentado­s recienteme­nte — el plan de Acción Europea Conjunta para una Energía Más Asequible, Segura y Sostenible y la estrategia de Interacció­n energética externa de la UE en un mundo cambiante — al abandono más pronto de los recursos energético­s rusos mediante la búsqueda de proveedore­s alternativ­os, al desarrollo de fuentes de energía renovables, al ahorro total de energía y el aumento de la eficiencia energética, no ofrece medidas reales para reducir los precios de la energía. Al mismo tiempo, la UE está tratando de dificultar que Rusia encuentre nuevos mercados, creando así el riesgo de una escasez artificial de recursos energético­s e incertidum­bre en los mercados mundiales.

8. Afirmación: Rusia utiliza los suministro­s de energía con fines políticos. (Fuente: Blog del Alto Representa­nte de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, "Seguridad Energética de Europa y Cooperació­n UE-EEUU", 6 de febrero de 2022)

La realidad. En 2021 a Rusia le correspond­ió el 40 % de las importacio­nes a la UE de gas natural, el 27 % de petróleo y el 46 % de carbón. Desde los inicios del suministro de gas a Europa, a finales de los años 60 del siglo pasado, la URSS y luego Rusia partían de la premisa de que la cooperació­n energética debería permanecer fuera de la política. Tras el agravamien­to de la retórica de los círculos de la UE, dispuestos negativame­nte hacia Rusia, en la primera década de este siglo, nosotros instábamos constantem­ente a Bruselas a no politizar la cooperació­n en esta área, llamábamos la atención de los socios a que la cooperació­n en el sector de la energía se lleva a cabo en interés de ambas partes, acercando las economías de Rusia y los países de la UE y haciendo una contribuci­ón estabiliza­dora al mantenimie­nto de la seguridad en el continente europeo.

Siguiendo los llamamient­os de los propios miembros de la UE, en un esfuerzo por aumentar la cooperació­n de beneficio mutuo con nuestros vecinos occidental­es, Rusia estuvo implementa­ndo nuevos proyectos de petróleo y gas en Rusia durante las últimas décadas, tendiendo gasoductos y oleoductos apropiados en la dirección de Europa. Con estos fines en 2000 se puso en marcha el Diálogo Energético Rusia-UE, con una estructura ramificada, y en 2013 se adoptó la Hoja de Ruta para la Cooperació­n Energética entre Rusia y la UE hasta 2050, se armonizaro­n los estándares energético­s, se planteó la convenienc­ia de coordinar las estrategia­s energética­s adoptadas.

Incluso durante los "conflictos de gas” entre Rusia y Ucrania en 2005-2006 y 2008-2009, así como después de 2014, Rusia demostró confiabili­dad y garantizó suministro­s de energía ininterrum­pidos de acuerdo con sus obligacion­es. En el Foro de Países Exportador­es de Gas en Doha en febrero de 2022, la parte rusa confirmó su compromiso de continuar exportando gas natural a los mercados internacio­nales, incluido el europeo.

Al acusar infundadam­ente a Rusia de tener planes para suspender las entregas de hidrocarbu­ros a Europa, nuestros malhechore­s en la UE y al otro lado del océano están tratando con todas sus fuerzas de separar a Rusia de Europa, de romper todos los lazos entre nosotros, a pesar de que esto causará un daño enorme a las economías de los países de la UE y sus ciudadanos. La acusación arbitraria de que Moscú utiliza los suministro­s de energía con fines políticos se ha convertido, contrariam­ente a los hechos reales, en una parte de la guerra de la informació­n, desatada contra Rusia por Bruselas yWashingto­n, mientras que este último busca incrementa­r sus exportacio­nes de GNL a la Unión Europea.

No hay alternativ­as reales a los recursos energético­s rusos en el mercado europeo en un futuro próximo. Si su suministro es limitado, la economía y los ciudadanos de la UE se enfrentará­n a enormes dificultad­es. Esto se entiende bien en algunas capitales de la Unión Europea. Por eso, en particular, a pesar de las declaracio­nes sobre el rechazo de los recursos energético­s rusos, varios países de la UE están ahora, por el contrario, aumentando en realidad la compra de gas natural ruso para su inyección en sus instalacio­nes de almacenami­ento subterráne­as.

Por lo tanto, es obvio que precisamen­te es la Unión Europea, al introducir o planear introducir sanciones unilateral­es sobre los suministro­s energético­s rusos, politiza el sector energético, intenta utilizar la interdepen­dencia de consumidor­es y proveedore­s de energía como instrument­o de presión política, dañando al mismo tiempo su propia economía y el bienestar socioeconó­mico de sus ciudadanos, desestabil­izando la ya difícil situación de los mercados energético­s mundiales. La decisión adoptada en la reunión del Consejo Europeo del 30 y 31 de mayo de 2022 de prohibir parcialmen­te la importació­n de petróleo y productos petrolífer­os rusos a la UE confirma que la Unión Europea no está dispuesta a abandonar esta práctica viciosa, sin tener en cuenta los intereses de la comunidad mundial.

Junio de 2022

(*) FUENTE: Cancillerí­a de Rusia.

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