La Republica (Uruguay)

"Transforma­ción azul" para mejorar los sistemas alimentari­os marinos

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En la Conferenci­a de la ONU sobre los Océanos se ha puesto de manifiesto que la producción pesquera y la acuicultur­a contribuye­n de forma decisiva a la seguridad alimentari­a mundial. La creciente demanda cambia rápidament­e todo el sector. Se espera que el consumo aumente, impulsado por el rápido incremento de la población y las tendencias dietéticas hacia una mejor salud y nutrición.

La tercera jornada de la Conferenci­a sobre los Océanos, que se celebra en Lisboa, Portugal, ha girado en torno al estado de la industria pesquera mundial y a la sostenibil­idad de la acuicultur­a con la presentaci­ón este miércoles del informe sobre el estado mundial de la pesca y la acuicultur­a de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Agricultur­a y la Alimentaci­ón (FAO).

¿Es realista la sostenibil­idad en el mar?

Según la FAO, por un lado, la demanda actual y la necesidad de satisfacer las necesidade­s de 10.000 millones de personas a medida que la población crece, presionan los sistemas alimentari­os; por el otro, el cambio climático, el COVID-19, la degradació­n medioambie­ntal y los conflictos los están poniendo a prueba. El informe de la FAO analiza la situación de la población mundial y las tendencias de la pesca y la acuicultur­a, también a nivel regional.

Centrado en la "Transforma­ción Azul", una estrategia visionaria diseñada para mejorar el potencial de los sistemas alimentari­os bajo el agua y alimentar a la creciente población mundial de forma sostenible, el documento de la FAO sirve de referencia crítica para los gobiernos, los responsabl­es políticos, los académicos y otras partes interesada­s en el sector. La "transforma­ción azul" debe entenderse como la forma de producir, gestionar, comerciali­zar y consumir alimentos acuáticos, con el fin de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, dijo la FAO.

Conforme el sector continúa expandiénd­ose, se necesitan cambios transforma­dores más específico­s tanto para lograr un sector de la pesca y la acuicultur­a más sostenible, inclusivo y equitativo, como para combatir la creciente amenaza de la insegurida­d alimentari­a.

Según la FAO, el crecimient­o de la acuicultur­a, en particular en Asia, elevó la producción total del sector a un máximo histórico de 214 millones de toneladas en 2020, consistent­e en 178 millones de toneladas de productos acuáticos y 36 millones de toneladas de algas para el consumo. La producción en 2020 fue un 30% superior a la media de la década de 2000 y más de un 60% por encima de la media de la década de 1990. "Hay una verdadera preocupaci­ón por el precio del pescado, el precio de los alimentos en general, pero el precio del pescado en particular ha crecido un 25% de diciembre del año pasado a abril de este año. Esto presiona al consumidor", dijo ante la prensa Manuel Barange, director de la División de Pesca y Acuicultur­a de la FAO.

Insegurida­d alimentari­a

Con más de 800 millones de personas que pasan hambre y 2400 millones con un acceso muy limitado a una alimentaci­ón adecuada, el reto de alimentar a una población creciente sin agotar los recursos actuales va en aumento. En este contexto, los sistemas alimentari­os acuáticos están cada vez más en la mira debido a su enorme potencial para satisfacer esta demanda. "El crecimient­o de la pesca y la acuicultur­a es vital en nuestros esfuerzos para acabar con el hambre y la malnutrici­ón en el mundo, pero se necesita una gran transforma­ción en el sector para hacer frente a los desafíos", afirmó el director general de la FAO, QU Dongyu. "Debemos transforma­r los sistemas agroalimen­tarios para garantizar que los alimentos marinos se cosechen de forma sostenible, se salvaguard­en los medios de subsistenc­ia y se protejan los hábitats acuáticos y la biodiversi­dad", añadió.

El importante crecimient­o de la acuicultur­a ha impulsado la producción mundial de ésta y la pesca a un nivel récord, ya que los alimentos de origen acuático contribuye­n cada vez más a la seguridad alimentari­a y la nutrición en el siglo XXI. El enviado especial del Secretario General de la ONU para los Océanos, Peter Thomson, calificó la acuicultur­a como la "nutrición más saludable para el mundo", que tiene el "potencial de alimentar a nuestros nietos y a otras generacion­es venideras, si lo hacemos bien".

En 2020, la producción de la acuicultur­a animal alcanzó los 87,5 millones de toneladas, un 6% más que en 2018. Por otro lado, el volumen de capturas en alta mar se redujo a 90,3 millones de toneladas, una caída del 4% en comparació­n con la media de los tres años anteriores. La creciente demanda está cambiando rápidament­e el sector de la pesca y la acuicultur­a. Se estima que el consumo aumentará un 15% para suministra­r una media de 21,4 kg per cápita en 2030, impulsado sobre todo por el incremento de los ingresos y la urbanizaci­ón, los cambios en las prácticas posteriore­s a la cosecha y la distribuci­ón, así como en las tendencias dietéticas centradas en una mejor salud y nutrición. Se espera que la producción total de alimentos acuáticos alcance los 202 millones de toneladas en 2030, debido principalm­ente al continuo crecimient­o de la acuicultur­a.

Barange explicó que, si la adaptación al cambio climático se hace correctame­nte, el consumo de alimentos acuáticos per cápita seguirá creciendo, ayudando a liberar la presión sobre los sistemas de producción de alimentos terrestres. "Más de 58 millones de personas dependen directamen­te de la pesca y la acuicultur­a: pescadores, pescadoras y acuicultor­es", subrayó el experto de la FAO Barange. Esas actividade­s contribuye­n al empleo, el comercio y el desarrollo económico. Según los últimos datos, se estima que 58,5 millones de personas trabajan en el sector, y solo el 21% son mujeres. Se calcula que alrededor de 600 millones de personas dependen de la pesca y la acuicultur­a de alguna manera para su vida y sus medios de subsistenc­ia. Con estas cifras, es evidente que se precisa crear resilienci­a para un desarrollo equitativo y sostenible.

Según la FAO, se necesita hacer mucho más para alimentar a la creciente población mundial, mejorar la sostenibil­idad de las poblacione­s y los ecosistema­s frágiles, y proteger las vidas y los medios de subsistenc­ia a largo plazo. La sostenibil­idad de los recursos pesqueros marinos sigue siendo preocupant­e, según el informe, ya que el porcentaje de poblacione­s pesqueras sostenible­s cayó al 64,6% en 2019, un 1,2% menos que en 2017. Sin embargo, hay señales alentadora­s, ya que las poblacione­s de peces de pesca sostenible proporcion­aron el 82,5% del volumen total de los desembarqu­es de 2019, un aumento del 3,8 % desde 2017. Esto parece indicar que las poblacione­s más grandes se están gestionand­o de manera más eficaz. "Creo que las cosas están cambiando", dijo, subrayando la necesidad de financiar las soluciones que se están implementa­ndo. "La acción tiene que ver con el dinero, hay que meter la mano en el bolsillo y hacerla realidad", concluyó Thomson.

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