Adelante Valle

CUANDO EL RIO SUENA

- ARTURO BOJÓRQUEZ

Hace unos días y poco antes de la fecha límite del 30 de septiembre el Gobierno Federal anunció que para el siguiente año los Estados Unidos recibirán a unos 125,000 refugiados que han sido desplazado­s por diferentes motivos.

El anuncio oficial, que fue dado a conocer por el Departamen­to de Estado, indica que con esta cifra se busca recibir en el país a quienes se han visto afectados por los motivos bélicos y de otra índole.

Este mismo año y luego de la invasión de Rusia a Ucrania, por nuestra región pasaron no pocos ciudadanos de este último país que escaparon de la guerra para buscar un mejor horizonte.

Sin embargo, a diferencia de personas de otros países, especialme­nte latinoamer­icanos, los ucranianos pudieron pasar casi sin problema alguno a los Estados Unidos.

Mientras tanto, familias enteras han quedado divididas no solo en nuestra región sino en muchas otras partes del país debido al retraso en el procesamie­nto de las solicitude­s de residencia permanente.

Hay casos en los que las familias han tenido que dejar atrás a sus miembros por los excesivos trámites burocrátic­os impuestos por el Departamen­to de Estado y el Departamen­to de Seguridad Nacional a la hora de solicitar legalmente el ingreso a los Estados Unidos.

Por ejemplo, los ciudadanos mexicanos están obligados a ser ubicados en alguna categoría para poder siquiera solicitar la residencia permanente en el país.

Luego de años de espera, esos mismos ciudadanos extranjero­s son obligados a invertir cantidades importante­s de dinero tanto en las solicitude­s como en el cumplimien­to de los requisitos y sin olvidar el viaje, la estancia y los gastos que generan estos trámites.

A esta situación habría que añadir los retrasos en la solicitud de otros trámites como entre los aspirantes a convertirs­e en usuarios del carril Sentri a cargo de la oficina de Protección de Aduanas y Fronteras. Estos solicitant­es deben esperar meses para que sus solicitude­s serán procesadas y aceptadas.

Algo similar ocurre con los ciudadanos bajacalifo­rnianos que solicitan tarjetas de cruce fronterizo. Debido a la falta de personal y a la enorme cantidad de solicitude­s, el Gobierno Federal simplement­e se ha visto superado y sin que los encargados de la actual administra­ción o de las pasadas hagan algo para resolver la situación.

A pesar de que el Partido Demócrata cuenta todavía con la mayoría, tanto en la Cámara de Representa­ntes como en el Senado, el sistema de inmigració­n permanece prácticame­nte sin cambios a pesar de la demanda de activistas y de personas afectadas por el mal servicio.

Por ello, causa curiosidad que el gobierno estadounid­ense sea tan complacien­te con los desplazado­s que llegan a sus fronteras y que casi sin problema alguno pueden llegar a suelo americano, mientras otros sufren penurias para conseguir el mismo propósito.

Queda claro que ni el presidente Joe Biden ni sus compañeros de partido tienen la voluntad o el deseo de arreglar el sistema migratorio a pesar de contar con la mayoría en el Congreso. Todo apunta a que luego de las elecciones de noviembre, cuando los votantes elijan a una posible mayoría Republican­a en el congreso, el asunto de la inmigració­n se verá en mucha mayor dificultad para resolverse. Habrá qué esperar al menos varios años más para ver una solución.

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