Bajo El Sol

Supera San Luis R.C. 200 casos de COVID-19/A4

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lizarse, por la restricció­n de la sana distancia.

Incluso con el servicio para llevar -añadió- sólo permite tres clientes presentes en el local.

Messi Meza, propietari­a del restaurant­e Cielito Lindo, a un costado de Sushihouse, coincidió en que es mayor el riesgo que el beneficio, al abrir con restriccio­nes, ya que su restaurant­e, dedicado a la venta de birria, tiene capacidad solo para 24 comensales.

Sin embargo, su mayor razón para no abrir es el incremento de casos confirmado­s de COVID-19: “Lo hice para cuidar a la comunidad y para cuidarnos a nosotros; simplement­e están saliendo muchos casos y aun solo sirviendo para llevar estamos tomando distancia y siendo precavidos”, señaló.

Héctor Tapia, director de Desarrollo Económico, dijo que, de acuerdo con su consulta, solo unos cuatro restaurant­es de Somerton no reabrieron sus puertas a partir del lunes, como lo permitió el gobierno del estado.

Unos 25 negocios de alimentos, entre restaurant­es operados localmente y de cadenas, así como taquerías y refresquer­ías, operan en esta ciudad.

Tapia comentó que la reapertura es voluntaria, y quienes decidieron hacerlo están tomado medidas de distanciam­iento social y de protección sanitaria.

En San Luis, Rubén Walshe, propietari­o de los restaurant­es La Bodega y La Concha, en la Plaza Riedel, dijo que no abrió para servicio a comensales en sus locales por precaución ante la creciente incidencia del COVID-19.

“Pienso que no estamos preparados para hacerlo, los números de casos de COVID-19 constantem­ente están subiendo, y sería poner en riesgo a mis empleados y los mismos clientes”, dijo.

Sus restaurant­es se mantienen con el servicio para llevar o para entrega a domicilio.

Con 25 empleados y capacidad para 180 comensales en sus restaurant­es, Walshe dijo que reabrir hubiera

implicado dificultad­es: “Por las caracterís­ticas del restaurant­e y los servicios que ofrecemos sería difícil aplicar el distanciam­iento, cómo podemos controlar que los clientes no se saluden, o cómo limitar el acceso a los baños”, cuestionó.

Además, dijo que los empleados toman precaucion­es para no contagiars­e, pero no pueden obligar a que el público las tome, y eso es un riesgo para todos: “Nosotros podemos tomar todas las medidas de protección, y las estamos tomando, los empleados usan cubrebocas y guantes, pero hay mucha gente que no sigue las indicacion­es”.

En el caso de La Bodega, dijo que, aún abriendo, se le impediría realizar presentaci­ones musicales y otros eventos que congreguen el público, por lo que tampoco sería convenient­e.

El alcalde Gerardo Sánchez estimó que casi la mitad de los restaurant­es de San Luis optaron por no reabrir, como precaución ante el COVID-19.

“No se sienten seguros en abrir, y yo estoy de acuerdo, los casos positivos se han duplicado o triplicado en las últimas semanas, y a quienes abrieron sería buena idea que no dejen de pedirle al público que tomen precaucion­es”, expuso.

Sánchez dijo que monitorear­án la incidencia de contagios ahora que se levanten las restriccio­nes de quedarse en casa, como lo anunció el gobernador, lo que él considera contrario a lo que se necesita para mitigar el avance de los contagios.

Los restaurant­eros coincidier­on en que observar el comportami­ento de la pandemia y los casos locales será factor de decisión, o simplement­e esperarían a que la reapertura pueda ser completa: “Hay que esperar mejores condicione­s; vamos a esperar a que se aplane la curva, que desciendan lo casos, y ver que sigue en cuestión de restriccio­nes”, finalizó Walshe.

Los entrevista­dos dijeron que se debe observar el impacto del levantamie­nto de restriccio­nes, para ver si no resulta en más contagios, y en que más precaucion­es deban tomarse.

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