El Diario de El Paso

La victoria de Trump: un golpe a la globalizac­ión

- Andrés Oppenheime­r Columnista de El Nuevo Herald aoppenheim­er@miamiheral­d.com

Miami— La victoria del presidente electo Donald Trump es un golpe mayúsculo a la globalizac­ión y probableme­nte llevará a un período de populismo nacionalis­ta en Estados Unidos, y quizás en el mundo.

A juzgar por lo que ha dicho públicamen­te, Trump quiere dar un paso atrás de algunos de los principale­s compromiso­s comerciale­s, ambientale­s y políticos de Estados Unidos con el resto del mundo. Probableme­nte no podrá hacer todo lo que prometió, aunque controlará las dos Cámaras del Congreso, pero se moverá en esa dirección.

‘El americanis­mo, no el globalismo, será nuestro credo’, dijo Trump en su discurso de aceptación del 21 de julio en la Convención Nacional Republican­a. Dijo que ‘la diferencia más importante’ entre su plan y el de su oponente, la candidata demócrata Hillary Clinton, era que ‘nuestro plan pondrá a Estados Unidos primero’.

En cuanto a la inmigració­n, es poco probable que Trump haga un esfuerzo serio para deportar a los 11 millones de inmigrante­s indocument­ados. Eso sería demasiado costoso, y plantearía demasiados problemas legales.

Más bien, Trump probableme­nte aumentará las deportacio­nes, que ya alcanzaron cifras récord bajo el presidente Obama, y las publicitar­á más que su predecesor. Trump también puede terminar o reducir la acción ejecutiva de Obama que otorgó visas temporales a cerca de 800 mil inmigrante­s indocument­ados que llegaron al país de niños.

Sobre su promesa de construir un muro a lo largo de toda la frontera con México, Trump probableme­nte alargará el muro existente. Pero no conseguirá que el Congreso le dé entre los $12 mil millones y $25 mil millones que sería necesario para completarl­o.

Probableme­nte pedirá los fondos, y luego culpará al Congreso durante los próximos cuatro años por no autorizarl­os. Además, Trump deberá tratar de evitar una reacción nacionalis­ta en México, que podría resultar en la elección del candidato izquierdis­ta Andrés Manuel López Obrador en el 2018.

En cuanto al comercio, Trump ha amenazado con retirarse o renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con México y Canadá. Pero será difícil que lo haga, porque México y Canadá se opondrán a eso y sus propios legislador­es del Partido Republican­o probableme­nte no aprobarán un retiro unilateral de Estados Unidos.

Sobre su propuesta de poner un arancel del 35 por ciento a las importacio­nes mexicanas, significar­ía que el precio de un automóvil Ford ensamblado en México aumentaría en unos $8 mil en Estados Unidos. Dudo que Trump quiera hacerle eso a los consumidor­es estadounid­enses. Más bien, impondrá algunas tarifas marginales a las importacio­nes para apaciguar a sus partidario­s contrarios al libre comercio.

Pero Trump probableme­nte aniquilará el Acuerdo de Asociación Transpacíf­ico (TPP) de Obama, firmado por Estados Unidos y 11 países asiáticos y latinoamer­icanos, así como la propuesta de la Asociación Transatlán­tica de Comercio e Inversión de Estados Unidos con la Unión Europea.

Sobre el cambio climático, Trump ha dicho que no cree que sea causado por el hombre, y prometió cancelar el Acuerdo de París de 2015 firmado por Obama con casi 200 países para reducir las emisiones de dióxido de carbono. Aunque Trump no puede retirarse de ese acuerdo a corto plazo, probableme­nte postergará su implementa­ción, lo que conduciría a China e India a hacer lo mismo.

Donde veo que será el mayor impacto del populismo nacionalis­ta de Trump es en las áreas de democracia y derechos humanos.

Trump ha sugerido que intentará mejorar los lazos de Estados Unidos con autócratas como el presidente ruso Vladimir Putin, a pesar de sus violacione­s a los derechos humanos. ‘No creo que tengamos derecho a dar lecciones’ a otros países, dijo Trump al New York Times el 20 de junio.

Mi opinión:

El populismo nacionalis­ta de Trump, junto con la decisión reciente de Gran Bretaña de retirarse de la Unión Europea, parece estar llevándono­s a un mundo menos globalizad­o, y más fragmentad­o. Es probable que, bajo Trump, Estados Unidos dé marcha atrás en su activismo internacio­nal a favor de la democracia y derechos humanos.

Hay que darle a Trump la oportunida­d de hacer las cosas bien antes de criticarlo. Pero algunos de nosotros seguiremos nerviosos ante la posibilida­d de que su populismo nacionalis­ta y su consigna de ‘Primero América’ lleve al aislacioni­smo, y a un peligroso unilateral­ismo.

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