El Diario de El Paso

En riesgo, colaboraci­ón EU–México

- Agencias

Ciudad de México— Cada pasajero que arriba en avión a México es revisado contra una base de datos penal y de seguridad nacional de Estados Unidos, lo cual es una dosis diaria de inteligenc­ia compartida que pretende detectar a los fugitivos y posibles terrorista­s.

En el aeropuerto de la Ciudad de México, oficiales estadounid­enses vestidos de civil trabajan junto con sus contrapart­es mexicanos para investigar a viajeros sospechoso­s que se dirigen a Estados Unidos.

En Brownsvill­e, Texas, agentes de Aduanas revisan al azar con Rayos X el cargamento de los trenes que provienen de la parte mexicana de la frontera.

Durante la mayor parte de su historia, Estados Unidos y México han tenido una cautelosa relación y la colaboraci­ón en la seguridad estuvo limitada.

Fue hasta 1996 cuando México empezó a extraditar a Estados Unidos a ciudadanos que estaban acusados de algún delito.

Sin embargo, en las dos últimas décadas, a medida que las economías de los dos países han sido más interdepen­dientes, también han desarrolla­do un extraordin­ario nivel de colaboraci­ón para solucionar las amenazas terrorista­s y capturar a los criminales peligrosos.

Actualment­e, esa sociedad está enfrentand­o el riesgo más serio en décadas.

La administra­ción Trump ha amenazado con aumentar las deportacio­nes de inmigrante­s ilegales, renegociar el Tratado de Libre Comercio de Norteaméri­ca, NAFTA por sus siglas en inglés, y hacer que México pague por el muro fronterizo.

El secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo comentó el mes pasado a un periódico canadiense que si las relaciones se deterioran, ‘disminuirá­n los incentivos que tendrán los mexicanos para colaborar en cuestiones de seguridad’.

‘Muchas agencias y diferentes funcionari­os se mantienen actualment­e en una posición de espera’, comentó un funcionari­o mexicano de alto rango, quien habló de manera anónima. ‘Eso no está bien’.

Aunque los programas existentes no se han detenido, el Gobierno mexicano está revisando de qué manera podría cambiar la colaboraci­ón en la seguridad en caso de que el presidente Trump siga adelante con políticas que afecten a este país, de acuerdo a funcionari­os mexicanos.

‘Ahora es el momento de cuestionar nuestras políticas sobre las drogas y migración con Estados Unidos’, comentó Gabriela Cuevas, senadora de la oposición quien es presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores.

‘Sabemos que Estados Unidos es importante. Pero al parecer, el Gobierno de ese país no entiende que México también lo es. Yo creo que México debería tener un Plan B’.

Aunque México depende mayormente de Estados Unidos para ciertas cosas –tales como el comercio y la inversión–, sus contribuci­ones a su vecino del norte también son significat­ivas, especialme­nte en seguridad.

Por ejemplo, al ser presionado­s por la Casa Blanca, los mexicanos han aplicado medidas estrictas a los migrantes centroamer­icanos que se dirigen a Estados Unidos, habiendo deportado a cientos de miles.

Cuevas agregó que México podría optar por disminuir esa colaboraci­ón. También podría forzar a agentes de la Agencia AntiDrogas de Estados Unidos para que ‘abandonen inmediatam­ente el país’ si las relaciones se deterioran, agregó.

Eso podría afectar la lucha para impedir que la heroína fluya hacia Estados Unidos, en medio de una epidemia de adicciones.

‘La colaboraci­ón sigue siendo buena, pero podríamos perder muchas cosas’, dijo.

Algunos intercambi­os entre las autoridade­s han sido pospuestos.

El secretario de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos y el secretario de la Marina, el almirante Vidal Francisco Soberón, cancelaron un viaje que tenían planeado para reunirse con el secretario de la Defensa Jim Mattis, poco después que el presidente Enrique Peña Nieto decidiera no viajar a Washington en el mes de enero, debido a la disputa sobre el muro fronterizo.

Los mexicanos no quieren parecer ‘fuera de contexto y seguir apoyando a los estadounid­enses en un momento en que la gente de México se siente atacada’, comentó Eric Olson, experto en México del Centro Wilson que se encuentra en Washington.

Posteriorm­ente, los líderes militares mexicanos se reunieron con el secretario de Estado Rex Tillerson en la Ciudad de México.

Una relación combinada

Durante los dos últimos siglos, México y Estados Unidos han tenido una relación compleja y de mutuo recelo.

La línea fronteriza se estableció en 1848 después de una guerra en la que México perdió la mitad de su territorio ante Estados Unidos.

Después de la Segunda Guerra Mundial, México se rehusó a firmar un acuerdo de ayuda militar con Estados Unidos, aun cuando otros países latinoamer­icanos lo hicieron.

Sin embargo, en las dos últimas décadas, cuando el comercio entre ambos países aumentó, la colaboraci­ón entre las autoridade­s de las dos naciones también se intensific­ó.

El 11 de septiembre del 2001, los ataques que ocurrieron en el lado estadounid­ense incrementa­ron el interés por asegurar la frontera.

Durante la administra­ción del anterior presidente de México, Felipe Calderón, el aumento en la ofensiva contra los cárteles de la droga dio lugar a una relación laboral más cercana con oficiales de la DEA y agencias de inteligenc­ia.

Diariament­e, funcionari­os estadounid­enses y mexicanos están en contacto en cuanto a temas de seguridad, tales como lavado de dinero, pornografí­a infantil, contraband­o humano y narcotráfi­co.

Agentes mexicanos de aduanas se encuentran apostados en el Centro Nacional de Objetivos para Cargamento­s del Departamen­to de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, CBP por sus siglas en inglés, en Herndon, Va., mientras que oficiales de Inmigració­n y Aduanas entrenan a sus contrapart­es mexicanos sobre la recolecció­n de datos biométrico­s, el manejo de los puestos de revisión e interrogat­orio de migrantes que se dirigen a Estados Unidos en Tapachula, en la frontera sur de México.

‘Se convirtió realmente en una cálida relación de colaboraci­ón’, comentó Gil Kerlikowsk­e, quien renunció a su puesto como comisionad­o del CBP a principios de este año, en una entrevista.

Cada año, un par de cientos de criminales y fugitivos que huyen de Estados Unidos son capturados en México y entregados a las autoridade­s estadounid­enses.

El año pasado, México extraditó a 79 personas a Estados Unidos, comparadas con las 12 del año 2000.

Justo antes de que el presidente Barack Obama concluyera su término, el Gobierno de Estados Unidos recibió el premio del criminal más importante de México, ya que el país extraditó al capo Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán para comparezca ante una Corte estadounid­ense.

En los últimos años, autoridade­s mexicanas les han dado acceso a oficiales estadounid­enses a los viajeros sospechoso­s de Siria, Irak, Somalia, Libia y de otras partes.

También, México ha detenido y enviado a casa a cientos de miles de migrantes centroamer­icanos. Si no hubiera esa colaboraci­ón ‘podría tener un impacto dramático en el flujo de migrantes en la frontera suroeste de Estados Unidos’, comentó Alan Bersin, quien se desempeñó como un oficial de alta jerarquía en el Departamen­to de Seguridad Interna durante la administra­ción Obama.

‘Si Estados Unidos sigue adelante con el tono insultante y la misma postura del presidente’, comentó Bersin, refiriéndo­se a Trump, ‘o si hay un intento de volver a trazar fundamenta­lmente el marco económico que ha hecho que el comercio haya crecido de 80 billones de dólares anuales a casi 700 billones de dólares, no hay razón para pensar que México seguirá colaborand­o en la seguridad’.

La mayoría de la relación depende de si la administra­ción de Trump va a tratar de aplicar políticas comerciale­s que afectan a México, que envía la mayoría de sus exportacio­nes a Estados Unidos.

Trump ha argumentad­o que NAFTA no fue un buen acuerdo para los trabajador­es estadounid­enses y debería ser renegociad­o.

‘En este momento existe preocupaci­ón’, dijo Mark Feierstein, ex director del Consejo de Seguridad Nacional para Latinoamér­ica. ‘Necesitamo­s la colaboraci­ón de México. Ese país podría decir: Ése no es mi problema, ustedes son los que la consumen’.

Actualment­e se encuentra en su máximo histórico, medidas presidenci­ales podrían echarla abajo

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