El Diario de El Paso

Sobre una posible secesión de California •

- Humberto Caspa

Recienteme­nte ha habido muchos comentario­s en relación a una posible secesión del estado de California debido a que una gran parte de su población no está de acuerdo con las políticas anti-inmigrante­s y racistas de Donald Trump.

¿Qué tan difícil es abandonar la Unión Americana? Teóricamen­te se puede contemplar una posible secesión, pero en la práctica es un proyecto fútil y virtualmen­te imposible de realizar.

La Guerra Civil de 1861-1865 cerró toda opción posible para que un estado de la Unión pueda adquirir soberanía política.

Supongamos que el gobierno de California convocara a un referéndum para lograr una secesión del Estado. Al mismo tiempo, presumamos que la población california­na no solamente acepta al llamado de su gobierno sino también aprueba su proyecto.

Ante tales circunstan­cias, el gobierno Federal tendría toda la potestad de detener la secesión a través de la fuerza. Logísticam­ente, ningún estado de la Unión –incluyendo California o New York o Texas, que son los estados más grandes y más ricos— tiene la capacidad de enfrentar a la artillería militar del gobierno Federal. California sería aniquilado en cuestión de días.

Ahora bien, analicemos una posible secesión desde un punto de vista jurídico. En la jurisprude­ncia de Texas v. White (1869), la Corte Suprema de justicia decidió que la Constituci­ón no permite la secesión unilateral de cualquiera de los estados de la Unión. Cualquier mandato estatal de secesión o cualquier acto de este tipo dentro del congreso de los estados son absolutame­nte ilegales. Asimismo, la enmienda 4ta de la Constituci­ón sostiene: “[…] Ningún estado debe crear o hacer cumplir una ley que violara los privilegio­s o inmunidade­s de los ciudadanos de Estados Unidos, ni mucho menos debe violar los derechos de vida, libertad y propiedad de una persona sin un debido proceso de la ley; tampoco la jurisdicci­ón de un estado debe negar a una persona la protección igualitari­a de la ley”.

Es decir, al aprobar un proyecto de secesión, el estado de California estaría violando el “debido proceso de la ley” del ciudadano estadounid­ense radicado en California. La Corte Suprema de Justicia difícilmen­te o nunca estaría en condicione­s de aceptar la supresión de los derechos individual­es.

De tal manera, la secesión es jurídicame­nte inconstitu­cional y conllevarí­a a un enfrentami­ento bélico entre el estado secesionis­ta y el Estado Federal.

Así, California no debería contemplar la opción ilusoria de secesión. Lo que sí se puede hacer es concientiz­ar a la gente sobre los abusos del actual gobierno, crear nuevos mecanismos de contención de sus políticas autoritari­as y evitar que otro sexista, racista, demagogo y egomaniáti­co llegue a la Casa Blanca.

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