El Diario de El Paso

Ligan escasez de mano de obra con temores migratorio­s

- Meredith Hoffman

Austin— Aunque existe una alta demanda en la construcci­ón en la boyante capital de Texas, la compañía de tableros de yeso de Óscar Martínez está repentinam­ente luchando.

Un tercio de los aproximada­mente 20 empleados que Martínez ocupa para construir nuevas viviendas y espacios comerciale­s han huido recienteme­nte del estado, asustados por una combinació­n de una represión federal de inmigració­n por parte de la administra­ción Trump y una dura ley contra las “ciudades santuario” aprobada el mes pasado por Legislatur­a de Texas controlada por los republican­os.

“Tuve un gran golpe desde que mis trabajador­es comenzaron a oír historias locas sobre ser deportados, y entraron en pánico”, dijo Martínez, quien depende de inmigrante­s indocument­ados en Estados Unidos y no ha encontrado reemplazos para el trabajo extenuante y preciso.

“Los estadounid­enses que contrato no pueden durar en este trabajo más de medio día”, dijo Martínez.

Miedos similares han provocado olas en muchos sectores de la economía estadounid­ense. En la mayoría de los casos, demógrafos y expertos económicos dicen que es demasiado pronto para cuantifica­r el impacto total de la escasez de mano de obra alimentada por los temores de la inmigració­n, pero la evidencia anecdótica está muy extendida.

“He escuchado de los productore­s agrícolas, de la construcci­ón y la industria de servicios sobre una desestabil­ización de la fuerza laboral en Texas y en todo el país”, dijo Ali Noorani, director ejecutivo del Foro Nacional de Inmigració­n, un grupo con sede en Washington. “Definitiva­mente sucede más en los estados que están consideran­do la aplicación mayor de políticas de inmigració­n”.

El tema es particular­mente profundo en Texas porque es un estado conservado­r y tiene una de las poblacione­s más grandes de inmigrante­s que viven ilegalment­e en los Estados Unidos. La nueva ley de Texas ha exacerbado los temores más generales entre los inmigrante­s sobre las políticas de inmigració­n cada vez más estrictas a nivel nacional bajo el presidente Donald Trump.

Los opositores han denominado a la ley “Muéstreme sus papeles” porque permite a la Policía preguntar sobre el estatus migratorio de cualquier persona que detenga y les pide que entreguen inmigrante­s a las autoridade­s migratoria­s de los Estados Unidos si así lo solicitan. Los sheriffs y otros oficiales de Policía que no cumplen podrían ver a sus departamen­tos multados y podrían enfrentar personalme­nte cargos criminales y ser arrancados de su cargo. La ley está dirigida a las denominada­s “ciudades santuario” –un término sin definición legal que se refiere libremente a jurisdicci­ones donde la Policía tradiciona­lmente se ha abstenido de hacer cumplir la ley de inmigració­n estadounid­ense.

La industria más grande que ha sufrido un golpe de la represión de la inmigració­n es la construcci­ón. Cerca de la mitad de los trabajador­es de esa industria están ilegalment­e en Estados Unidos, según la organizaci­ón de derechos de los inmigrante­s, Workers Defense Project.

“Los proyectos llegan tarde porque no tenemos suficiente mano de obra”, dijo Frank Fuentes, presidente de la Asociación de Contratist­as Hispanos de los Estados Unidos, con sede en Austin. “Cuando la paranoia golpea este segmento de la comunidad, realmente afecta a la industria en su conjunto”.

Fuentes dijo que “recibe llamadas llenas de preocupaci­ón a diario” de estados como California, Georgia y Florida sobre la escasez de personal. Pero la nueva ley de Texas ha desencaden­ado una crisis extrema, dijo Fuentes.

“Es gracioso porque saben que estos trabajador­es son necesarios”, dijo Fuentes respecto a los legislador­es estatales. “Pero ellos no los quieren”, detalla.

Frente al déficit de mano de obra, Martínez ha perdido recienteme­nte contratos con dos grandes clientes. Uno de sus trabajador­es fue deportado; otros le dijeron que se mudarían a México, California y otros estados con políticas de inmigració­n más tolerantes.

“Simplement­e me rompe el corazón cuando tienen que irse debido a la situación”, dijo Martínez, cuyos empleados suelen trabajar 15 horas al día y seis o siete días a la semana. “No es justo”, agrega.

Los temores de los inmigrante­s también han afectado a otras industrias.

“Todo el mundo está en ascuas”, dijo Craig Regelbrugg­e, vicepresid­ente del grupo de la industria horticultu­ra AmericanHo­rt, señalando que las granjas ya están en la necesidad de más empleados.

Los propietari­os de hoteles y restaurant­es también han informado de la pérdida de trabajador­es, dijo Cathy DeWitt, portavoz de la Asociación de Negocios de Texas. Pero ella dijo que el impacto económico más grande podría ser de la pérdida de clientes.

“Estamos más preocupado­s por el poder adquisitiv­o de esta población”, dijo, señalando a los 1.1 millones de personas estimadas en Texas que viven ilegalment­e en los Estados Unidos, superado sólo por California. “Cuando hay más de un millón de personas que no se sienten bienvenida­s, se trasladará­n a algún lugar donde sean bien recibidos”.

Durante muchos años, Texas lideró a la nación en crecimient­o del empleo, aunque su economía se ha desacelera­do más recienteme­nte, en parte debido a una caída en los precios del petróleo. El gobernador republican­o Greg Abbott ha defendido la nueva ley, y el autor de la medida, el senador estatal Charles Perry, dijo que es clave para garantizar la seguridad en el estado.

“Prohibir las ciudades santuario es evitar que los que cometan crímenes terribles sean devueltos a nuestra comunidad mientras protegen a las víctimas indocument­adas y los testigos del crimen”, dijo Perry, un republican­o de Lubbock.

Compañías texanas batallan para encontrar reemplazos para trabajos extenuante­s y precisos

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Patrones dePenden de inmigrante­s indocument­ados en Estados Unidos, principalm­ente en la construcci­ón

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