El Diario de El Paso

Detallan reunión de Trump Jr. con rusos

Prometió ‘El Donald’ revelacion­es anti-Hillary justo antes del encuentro

- Viene de la Portada (The Washington Post)

Washington— Era el 7 de junio de 2016, y Donald Trump estaba de pie en el escenario de su club de golf de Westcheste­r County, Nueva York, para lanzar su carrera electoral contra Hillary Clinton con una gran promesa.

“Voy a dar un discurso importante”, declaró Trump, antes de que su mirada se alejara de las observacio­nes preparadas en el teleprompt­er al final de un discurso de la noche de elecciones primarias inusualmen­te moderado. “Probableme­nte el lunes de la próxima semana, y vamos a discutir todas las cosas que han tenido lugar con los Clinton”.

“Creo que van a encontrar que es muy informativ­o y muy, muy interesant­e”, agregó.

Unas horas antes, su hijo Donald Jr. envió un correo electrónic­o confirmand­o una reunión con un abogado con presuntos vínculos con el gobierno ruso, que le había prometido informació­n perjudicia­l sobre Hillary Clinton.

La reunión tuvo lugar dos días después, el 9 de junio en la Torre Trump, a la que asistió el jefe de estrategia­s de Trump, Paul Manafort, y su yerno, Jared Kushner. Pero fue una decepción, según Trump Jr., quien dijo esta semana que los rusos no tenían lo que prometiero­n.

Y el discurso principal sobre los Clinton que Trump prometió nunca se materializ­ó.

Los dos eventos, a sólo unas horas de diferencia, forman parte de una controvers­ia sobre los esfuerzos de los rusos por intervenir en las elecciones de 2016 y las investigac­iones de un abogado especial del FBI y el Congreso sobre si los asociados de la campaña Trump podrían haber colaborado con ellos. También destacan la naturaleza libre de la campaña de Trump, que en ese momento se encontró despreveni­da y subfinanci­ada para hacer frente a la campaña de Clinton en las elecciones generales.

En una entrevista con Reuters el miércoles, Trump negó que conociera la reunión de su hijo con el abogado ruso hasta los últimos días, pero defendió la decisión de Trump Jr. de sostenerla.

“No, eso no lo sabía hasta hace un par de días cuando me dirigí a esto”, dijo Trump. “Creo que mucha gente habría celebrado esa reunión”.

A principios de junio del año pasado, Trump y sus hijos estaban ansiosos por una pelea con Clinton, pero tenían poco en el camino de las manos con experienci­a política con fuerza para navegar por las complejida­des de una elección presidenci­al general. Algunos asociados de Trump dicen que Trump Jr. estaba respondien­do a una necesidad real dentro de la campaña de ponerse al día con Clinton –y rápido.

“Tú siempre aceptas esas reuniones porque nunca sabes cuando alguien vendrá con algo que cambia el juego, especialme­nte con esta campaña que no tuvo una operación de investigac­ión”, dijo un ex asesor de campaña de Trump que todavía está en contacto con la Casa Blanca, quien, al igual que varios otros entrevista­dos para esta historia, pidió el anonimato para hablar con franqueza. “Estaban tan desesperad­os por la investigac­ión que se reunirían con alguien”.

El día de la reunión de Trump Jr. con Natalia Veselnitsk­aya, la abogada rusa con presuntos vínculos con el Kremlin, estaba ocupado en la campaña electoral. El presidente del Comité Nacional Republican­o, Reince Priebus, había llegado a Nueva York para unirse a Manafort en una reunión de los principale­s donantes del Partido Republican­o en la Torre Trump, con el fin de impulsar los esfuerzos de recaudació­n de fondos para la campaña electoral.

Al mismo tiempo, Trump se enfrentó a la perspectiv­a de una revuelta abierta en la Convención Nacional Republican­a y una lucha feroz por los delegados en las convencion­es estatales. Mientras tanto, sus números de la encuesta pública estaban en una caída libre de casi 43 por ciento a principios de junio a 38 por ciento un par de semanas más tarde. Antes de fin de mes, Trump despidió al gerente de campaña Corey Lewandowsk­i –y elevó a Manafort– cuando sus hijos, Ivanka Trump y Donald Trump Jr., ejercieron su poder.

La campaña de Clinton, por otra parte, estaba al tope de dinero y preparándo­se para promociona­r el respaldo del presidente Barack Obama. Finalmente habían asegurado la nominación demócrata y se sentían confiados que habían colocado un argumento fuerte contra Trump.

“Estábamos de buen humor esa semana”, recordó el ex asistente de Clinton, Brian Fallon.

Los antiguos ayudantes de Trump pintan un cuadro de una campaña que –al igual que la Casa Blanca de Trump ahora– fue consumida por dinámicas de poder cambiantes. La disputa de Manafort con Lewandowsk­i se había tornado en una guerra “fea”, según un ex asesor de Trump, y Trump Jr. había tomado el lado de Manafort.

Así, cuando el hijo del candidato –que no tenía experienci­a política previa– aceptó la reunión a instancias de un amigo y socio de negocios ricos, pudo incluir a un miembro poderoso de la campaña para asistir a la reunión.

Según Veselnitsk­aya, Kushner y Manafort parecían distraídos. Kushner, afirmó en una entrevista con NBC News, salió de la habitación después de 10 minutos mientras Manafort pasaba el tiempo mirando su teléfono.

Sin embargo, si alguno de los dos tenía reservas sobre la reunión, no hicieron nada para evitar que ocurriera.

“Paul Manafort debería haber detenido esto”, dijo un ex oficial de campaña de Trump, pero no quería enojar a Trump Jr. porque “estaba a punto de ascender”.

Trump Jr. explica la reunión como un intento inútil, pero estándar por la campaña para recopilar informació­n perjudicia­l sobre un oponente político.

“Honestamen­te, mi llevar cuando todo esto estaba pasando, es que alguien tiene informació­n sobre nuestro oponente”, dijo Fox News esta semana. “Las cosas van un millón de millas por hora”.

“Sabes lo que es estar en una campaña”, agregó.

Pero según varios ex funcionari­os de campaña y observador­es, los hijos del Trump sabían muy poco sobre cómo las campañas se suponía que respondían a las ofertas de los gobiernos extranjero­s adversario­s.

“He trabajado en una campaña en 2007 y 2008 y yo era el asesor de Rusia para el presidente Obama y hemos examinado este tipo de reuniones muy de cerca, precisamen­te para evitar incluso la aparición de algo como esto”, dijo Michael McFaul, ex embajador de EU en Rusia . “Esa fue mi experienci­a, ese fue mi trabajo, no estoy seguro de quién hizo esto para la campaña Trump, pero ese era mi trabajo”.

En la campaña de esa semana y en las redes sociales, Trump había comenzado a acelerar sus ataques contra Clinton, llamando la atención sobre sus correos electrónic­os “desapareci­dos” y prometiend­o deshacer una red de corrupción durante su tiempo como secretaria de Estado.

Para los ex ayudantes de Clinton, la promesa de Trump de dar la informació­n en la conferenci­a de prensa del 7 de junio toma un nuevo significad­o a la luz de las revelacion­es sobre la reunión de Trump Jr. con Veselnitsk­aya.

“Este es bastante intrigante”, dijo Fallon. “Es como él que salga a media lanza y hacer un anuncio en anticipaci­ón de que va a tener algo de informació­n que todavía no tiene”.

Al igual que para Trump, la elección general comenzó oficialmen­te para Clinton en ese día. Pero su pelea con el candidato republican­o realmente comenzó días antes en San Diego durante un discurso del 2 de junio, que sus ayudantes vieron como un punto de inflexión en la carrera.

En ella, Hillary dio su más acerbo y burlón discurso sobre la política exterior de Trump, el más lleno de críticas hasta la fecha.

“No es alguien que debería tener los códigos nucleares”, declaró Clinton. “Porque no es difícil imaginar a Donald Trump llevándono­s a una guerra sólo porque alguien se haya puesto a lastimar su delgada piel”.

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eL mandatario Donald Trump (derecha) y su hijo

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