El Diario de El Paso

Increíble que casi 30 años después aún no se den cuenta…

- Jorge Ramos Ávalos Periodista de Univisión @jorgeramos­news

Es increíble que casi 30 años después muchos priistas –aún en el poder en México– todavía no puedan reconocer públicamen­te que hubo un enorme fraude electoral en 1988. Y en todas las elecciones presidenci­ales desde 1929 hasta 1994. Esa era la época del dedazo, cuando el Presidente en turno escogía a su sucesor.

El tema del fraude electoral de 1988 ha resurgido por las confusas y novelescas declaracio­nes del senador Manuel Bartlett, quien era secretario de Gobernació­n durante las votaciones y fue la cara del fraude. Bartlett está cambiando de vestiduras y parece que ya no se acuerda de lo que pasó. Así que vamos a recordárse­lo.

Los primeros resultados el 6 de julio de 1988 daban una clara ventaja a Cuauhtémoc Cárdenas del Frente Democrátic­o Nacional. De pronto, suspendier­on el conteo –en un hecho conocido como “la caída del sistema”– y cuando dieron los resultados finales, días después, el ganador era el candidato del PRI.

El mayor beneficiad­o del gigantesco fraude del 88 fue, por supuesto, Carlos Salinas de Gortari. En dos ocasiones le he preguntado al respecto. La primera entrevista fue en octubre del 2000 en la Ciudad de México.

–¿Podemos ya decir que en 1988 un fraude electoral lo llevó a la Presidenci­a? -le pregunté. –Por supuesto que no hubo fraude –me contestó. –Se cayó el sistema; se tardaron seis días en dar los resultados finales. En mil 762 casillas, muy en el estilo soviético, hubo 100 por ciento del voto a favor del PRI. La mitad de las 54 mil casillas no fueron contadas por la oposición. Se destruyero­n en el 92 los votos. ¿No hubo fraude? –Faltó documentar­se suficiente. –Cuauhtémoc Cárdenas sigue diciendo que hubo fraude. Muchos mexicanos consideran que hubo fraude.

–Bueno, ¿cómo no lo van a considerar así si les han empujado la idea en estos años con la campaña de desinforma­ción?... Esa es la imagen que se formó. No se cayó el conteo de votos. Sí se cayó la computador­a. Pues ¿a quién se le ocurre montar una computador­a que no tenía forma de operar? Las 55 mil actas están depositada­s con las firmas de los representa­ntes (de los partidos políticos)... Es la elección mejor documentad­a en el Archivo General de la Nación.

Eso no es cierto. Los votos de la gente –los que le dieron la victoria a Cárdenas– fueron quemados en 1992 en una orden autorizada por el Congreso con la clara intención de que nadie, nunca, los pudiera contar y demostrar el fraude.

Se lo dije a Salinas de Gortari en otra conversaci­ón en mayo del 2008 en Washington.

–No puede haber un recuento porque se quemaron los votos.

–No, señor. Las actas están en el Archivo General de la Nación. –Las actas pero no los votos. –Pero sí las actas donde firman precisamen­te los representa­ntes de los partidos en cada una de las 55 mil casillas.

–Cuauhtémoc Cárdenas me dijo en una entrevista y cito: “Estamos convencido­s de que hubo fraude electoral en 1988 el 99 por ciento de los mexicanos”.

–Pues no sé qué encuestas haya hecho él, porque las encuestas que se hicieron días previos a la elección validaron lo que finalmente las actas demuestran.

El fraude de 1988 se fraguó suspendien­do el conteo, cambiando los resultados, falsifican­do las actas y luego quemando los votos reales para no dejar evidencia. Quizás lo que más le duele a Salinas de Gortari con este debate es el golpe a su reputación. Nadie le cuestiona su inteligenc­ia y sagacidad. Pero queda en la historia como un hombre que llegó a la Presidenci­a de manera fraudulent­a.

Sería tan saludable para la incipiente democracia mexicana que a la elección del 88 se le llamara fraude y que nos dejáramos de cuentos. Pero México tiene esa mala costumbre de dejar enterrados los hechos que más le duelen. A México le falta aire.

Lo más grave de todo es que la trampa y el fraude siguen siendo una forma aceptable de operar en la clase política. La elección presidenci­al del 2012 demuestra cómo se burlaron del sistema electoral para imponer a Enrique Peña Nieto en la Presidenci­a. Y muchos creen que nada les va a impedir hacer lo mismo en el 2018. Es el fraude anunciado.

A menos que los mexicanos aprendan del pasado y digan ¡basta!

Posdata. Aquí están las entrevista­s con Salinas: reforma.com/fraude.

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