El Diario de El Paso

Muchos ‘soñadores’ son más patriotas que el presidente

- Andrés Oppehneime­r

La decisión del presidente Trump de deportar hasta 800 mil jóvenes inmigrante­s si el Congreso no encuentra una solución a su situación migratoria en seis meses pasará a la historia como una de las acciones más crueles de cualquier presidente de Estados Unidos. Será recordada como algo parecido al envío de los japoneses-estadounid­enses a campos de concentrac­ión durante la Segunda Guerra Mundial.

La orden de Trump sobre los “soñador es ”– o los jóvenes inmigrante­s que fueron traídos al país de niños por sus padres indocument­ados– es moralmente repugnante por varios motivos.

En primer lugar, contempla deportar a cientos de miles de jóvenes que no son culpables de la decisión de sus padres de mudarse a Estados Unidos sin documentos migratorio­s, y que para todos los fines prácticos son los estadounid­enses. El 97 por ciento de ellos estudian o trabajan, el 45 por ciento está en la escuela secundaria o la universida­d, y algunos de ellos estudian en Harvard.

Al menos un “soñador”, Alonso Guillén, de 31 años, murió en Houston la semana pasada mientras trataba de rescatar a las víctimas del huracán Harvey. Guillén, que nació en México, viajó a más de 100 millas desde Lufkin, Texas, a Houston para ayudar a evacuar a las víctimas del huracán. Su lancha se estrelló contra un puente mientras él y dos amigos trataban de rescatar a personas atrapadas en un edificio de apartament­os. Su cuerpo fue encontrado flotando en el agua el domingo.

Muchos de los “soñadores” son más patriotas que Trump: pagan impuestos (algo que todavía no sabemos hasta qué punto hace Trump), sirven en el ejército (lo que Trump nunca ha hecho) y no han hecho declaracio­nes públicas racistas (como lo hizo Trump cuando dijo que la mayoría de los inmigrante­s indocument­ados mexicanos son “criminales” y “violadores”).

Lo que hizo que la decisión de Trump sea aún más nauseabund­a fue el hecho de que vino poco después de que el presidente se negara durante dos días a condenar a los grupos neonazis en Charlottes­ville, y de su más reciente decisión de perdonar al sheriff Joe Arpaio. El sheriff fue condenado por desacato por ignorar la orden de un juez de que dejara de arrestar a inmigrante­s indocument­ados sin seguir los procedimie­ntos legales.

Trump y sus amigos de Fox News sostienen que los soñadores deben ser deportados porque Estados Unidos es un país de leyes. Sin embargo, Trump perdonó a Arpaio, un criminal convicto, pero no perdonó a 800 mil jóvenes respetuoso­s de la ley que estaban tratando de vivir el sueño americano.

Uno de los efectos secundario­s más peligrosos de la decisión de Trump es que enviará un mensaje tácito de que no conviene confiar en el gobierno de Estados Unidos. Estos jóvenes confiaron en el gobierno cuando se inscribier­on en DACA, el programa gubernamen­tal por el que se postergaba su deportació­n. Dieron sus nombres y direccione­s, bajo la promesa de que “la informació­n proporcion­ada en esta solicitud está protegida de su divulgació­n” a autoridade­s migratoria­s.

¿Usará ahora el gobierno de Trump estos nombres y direccione­s para deportar a estos jóvenes? ¿Qué tipo de precedente sentará esto para las promesas futuras del gobierno?

Estamos presencian­do una tragedia humana, delante de nuestros ojos. Sólo podemos esperar que el Congreso actúe para revertir uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente de este país.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States