Nuestro presidente se pone del lado del enemigo
El sábado a bordo del Air Force One, rumbo a Vietnam, el presidente Trump dijo esto sobre el presidente ruso Vladimir Putin y el asalto de Rusia a nuestras elecciones:
“Cada vez que me ve, dice: ‘Yo no hice eso.’ Y creo, realmente creo que cuando me dice eso, lo dice en serio. Creo que está muy insultado por eso, si quieres saber la verdad”.
Trump disputó el hecho de que Rusia interfirió en nuestra elección, calificándola de un “trabajo demócrata artificial” que causaría la muerte de personas en Siria porque Putin no negociaría un acuerdo para terminar el sangriento conflicto en ese país Y llamó al ex director de inteligencia nacional James Clapper, al ex director de la CIA John Brennan y al ex director del FBI James Comey “políticos frustrados”.
Creo en Putin. Cuido de sus sentimientos. Culpo a mis enemigos domésticos. Socavo la investigación de mis agentes. Uso a sirios indefensos como excusa.
Eso es lo que realmente dijo. Lo demás fue una desviación burda del tema y clásica de Trump, pero que no funcionará esta vez.
El senador republicano John McCain emitió un comunicado reprochando a Trump: “No concuerda con ‘Primero Estados Unidos’ tomar la palabra de un coronel de la KGB por encima de la comunidad de inteligencia estadounidense. No hay pragmatismo en cooperar con Rusia para sostener al régimen asesino de Assad, que sigue siendo el mayor obstáculo para una solución política que ponga fin al derramamiento de sangre en Siria. Vladimir Putin no tiene en el corazón los intereses de Estados Unidos. Creer que es así no solo es ingenuo, sino que también pone en riesgo nuestra seguridad nacional”.
Digamos esto de nuevo y sin lugar a duda: Rusia atacó nuestras elecciones. Robaron correos electrónicos que fueron publicados y transmitidos. Crearon y distribuyeron propaganda en las redes sociales diseñada para exacerbar nuestras divisiones, contenido que fue visto por casi la mitad del país.
Puede que nunca sepamos con precisión cómo influyeron los esfuerzos rusos en nuestras elecciones, pero decir que no tuvo ningún efecto desafía la lógica.
El domingo, Trump intentó, patéticamente, de apagar el fuego que él mismo provocó, al decir de Putin: “Creo que siente que él y Rusia no se metieron en las elecciones. En cuanto a si lo creo o no, estoy con nuestras agencias”.
De nuevo, como “Neo” esquivando balas en la película “The Matrix”, Trump se desvive por no admitir esta declaración sencilla y objetiva: Rusia atacó nuestras elecciones cuando él fue elegido y debe pagar enfrentar las consecuencias para que esto nunca vuelva a ocurrir.
Trump no reconocerá el crimen porque Trump fue el beneficiario del crimen. Trump es el presidente estadounidense, pero también fue un proyecto de los rusos.
Esto significa que está comprometido, en capacidad y función, y eso significa que seguimos en peligro de futuros ataques y explotación. Trump, de una forma u otra, sigue siendo manipulado por Putin.