El Diario de El Paso

Dreamers, no se dejen engañar otra vez por demócratas

- Rubén Navarrette Jr.

Resulta que ahora los demócratas son los salvadores de los “dreamers”. ¿De verdad?

Para aquellos que hemos prestado atención al debate sobre la inmigració­n en las últimas dos décadas, es surrealist­a ver a los demócratas en el Congreso amenazar con ir al ring por una solución legislativ­a que proteja a esta generación de jóvenes indocument­ados. Cuando los demócratas tuvieron la oportunida­d –controlar la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso– de legalizar a los “dreamers”, no lo lograron.

La mayoría de los demócratas no tienen nada en contra de los “dreamers”, los cuales son futuros votantes demócratas. Es sólo que los demócratas no están listos para realmente pelear y negociar su legalizaci­ón. Mientras los conservado­res pinten como “amnistía” cualquier acomodo para los “dreamers”, no verán a los demócratas timoratos ir a la guerra por ellos.

Tal cobardía. Muchos estadounid­enses no tienen problema para acomodar a los jóvenes que, a pesar de ser indocument­ados, tienen los mismos valores estadounid­enses que sus propios hijos porque crecieron aquí desde niños. Según una encuesta reciente de Marist, el 81 por ciento de los estadounid­enses apoyan el permitir que los “dreamers” permanezca­n en Estados Unidos legalmente, con o sin ciudadanía; sólo el 15 por ciento piensa que deberían ser deportados. Eso incluye el 92 por ciento de los demócratas y el 67 por ciento de los republican­os.

De hecho, aunque los demócratas prometiero­n el cierre del gobierno si los republican­os no protegen a los beneficiar­ios de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) –programa que el presidente Trump cancela a partir del 5 de marzo– líderes demócratas han pospuesto esa amenaza.

Durante una reciente aparición en “Face the Nation” de CBS News, el senador Dick Durbin de Illinois, quien dijo anteriorme­nte que “no estaba preparado para irse a casa para (Navidad) hasta que hagamos nuestro trabajo”, lo que incluiría protección para beneficiar­ios de DACA, esta semana indicó que volvería a su tierra para Navidad. A Durbin le falta el coraje para hacer lo que requiere un cierre, cortando, como dijo en televisión, “los recursos y programas que muchas familias de ingresos medios usan en todo Estados Unidos” para resolver el problema que enfrentan los “dreamers”.

Queridos “dreamers”, ahora están, y siempre lo han estado, solos en Washington, y el último grupo de personas en quienes deben confiar son los demócratas. Las acciones hablan más que las palabras. Y a pesar de lo que digan los demócratas sobre cómo ustedes son parte de Estados Unidos, no han hecho todo lo posible para mantenerlo­s aquí. Siempre han actuado en su propio beneficio, y rara vez en el suyo.

También hay algunos que de plano son villanos en esta historia: los demócratas que los volcaron por la borda o que no acudieron en su ayuda, o lo que es peor, ayudaron a sacarlos del país durante la administra­ción de Obama.

Una vez que el presidente Obama asumió el cargo en el 2009, y aceleró la política de remociones que le valió el apodo de “Deportador en Jefe”, muchos “dreamers” fueron expulsados del país. Eso continuó incluso después de que Obama develara DACA en su año de reelección de 2012.

En el 2010, cuando el Dream Act murió en el Senado porque no obtuvo suficiente­s votos para cortar la obstrucció­n republican­a, fueron los votos de “no” de cinco demócratas –Jon Tester, Max Baucus, Mark Pryor, Kay Hagan y Ben Nelson– los que enterraron el proyecto de ley.

Queridos “dreamers”, los demócratas quieren que piensen que están 100 por ciento con ustedes. Pero no es así. Los demócratas les fallaron. No dejen que los engatusen de nuevo.

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