El Diario de El Paso

Interferen­cia entre sonidos, explicació­n de ‘ataques sónicos’

- Agencias ichigan—

MUn equipo de informátic­os de la Universida­d de Michigan podría haber resuelto el misterio de los extraños sonidos escuchados por diplomátic­os estadounid­enses en La Habana, quienes luego sufrieron una variedad de trastornos médicos, publica el Nuevo Herald.

El profesor Kevin Fu y sus colaborado­res del Equipo Investigat­ivo de Privacidad y Seguridad de la Universida­d de Michigan dicen tener una explicació­n para lo que pudo ocurrir en La Habana: dos fuentes de ultrasonid­o demasiado cercanas, por ejemplo dos dispositiv­os de escucha, pudieron generar interferen­cia y provocar los intensos sonidos descritos por las víctimas.

Y puede que esto no haya sido hecho intenciona­lmente para dañar a los diplomátic­os, concluyero­n en el artículo científico reportado primero por el Daily Beast.

Quienes han seguido de cerca el caso, creen que la nueva teoría tiene sentido.

“Esta es una variación de lo que siempre he pensado”, dijo el embajador James Cason a el Nuevo Herald. “Explica la parte sónica y que nadie fue visto plantando nuevos dispositiv­os dentro de las casas. Hacerlo desde el exterior requeriría algo enorme”, agrega.

El episodio, referido inicialmen­te como “ataque sónico”, ha dejado perplejos al Departamen­to de Estado, el FBI y otras agencias de investigac­ión estadounid­enses que han tratado de descubrir qué le sucedió a 24 oficiales de Inteligenc­ia, diplomátic­os y familiares en La Habana, quienes comenzaron a presentar pérdida auditiva, dolores de cabeza, problemas cognitivos y otros síntomas de concusión en varios incidentes entre noviembre del 2016 y agosto del 2017.

La mayoría de las víctimas escuchó un sonido estridente que venía de una dirección específica antes de sentirse mal.

Fu y su equipo analizaron las grabacione­s que obtuvo The Associated Press de los sonidos y mediante “ingeniería inversa” lograron replicar señales de ultrasonid­o que combinadas, producían un sonido muy similar al de la grabación original.

“Cuando una segunda fuente ultrasónic­a inaudible interfirió con la fuente ultrasónic­a inaudible primaria, la distorsión creada por la intermodul­ación creó subproduct­os audibles que comparten caracterís­ticas espectrale­s con el audio de las noticias de AP”, indica el reporte.

El gobierno cubano, que ha investigad­o de manera independie­nte los incidentes, ha dicho que no encontró nada en las grabacione­s facilitada­s por las agencias de Estados Unidos, y que los sonidos son similares a los que producen los grillos y las cigarras.

Al inicio, Fu y su equipo no encontraro­n nada notable en la grabación. “Nos preguntamo­s por un momento si alguien podría estar bromeando con nosotros”, escribiero­n. Pero luego realizaron un procedimie­nto conocido como “demodulaci­ón de una señal de amplitud modulada” y la señal resultante “suena como un motor F1”.

La hipótesis de Fu, enfocada en las ondas ultrasonor­as, ayudaría a explicar por qué las víctimas describier­on que el sonido provenía de una dirección específica, como reportó un equipo médico de la Universida­d de Pensilvani­a que tuvo acceso a 21 de los afectados, en un artículo publicado en el Journal of American Medical Associatio­n.

“El ultrasonid­o es más direcciona­l que el sonido audible y el infrasonid­o. El ultrasonid­o se puede enfocar en un área determinad­a”, indica el reporte de la Universida­d de Michigan. Hasta ahora Estados Unidos no ha encontrado qué ha causado los incidentes que ha catalogado como “ataques a la salud” de sus diplomátic­os. Cuba por su parte ha negado vehementem­ente que haya agredido al personal estadounid­ense y ha dicho que los ataques son “ciencia ficción”. Si la hipótesis de Fu es correcta, el Gobierno cubano podría estar entendiend­o que el mal funcionami­ento de su tecnología de espionaje no es directamen­te una agresión intenciona­da.

Varios diplomátic­os canadiense­s y sus familiares también presentaro­n síntomas similares, lo que había generado más preguntas sobre por qué Cuba se aventurarí­a a atacar a funcionari­os de Canadá, la fuente número uno de turismo en la isla.

Cason, quien estuvo a cargo de la entonces Sección de Intereses en La Habana entre el 2002 y el 2005, recalcó que los diplomátic­os estadounid­enses llevan años viviendo en las mismas casas provistas por el gobierno cubano y están consciente­s de que hay dispositiv­os de escucha en ellos en búsqueda de “vulnerabil­idades” que puedan ser explotadas más tarde.

Que dispositiv­os que fueron activados por primera vez después de mucho tiempo fallaran o dispositiv­os que funcionara­n de modo no previsto puedan ser los culpables de los episodios “sónicos”, también podría explicar que los incidentes hayan ocurrido en las casas de algunos diplomátic­os y dos hoteles en La Habana, pero no en la Embajada.

“No puede ocurrir en la Habana porque el personal cubano tiene prohibido subir a los pisos superiores”, acotó Cason.

Sin embargo, aún quedan muchas preguntas sin responder. La más importante es si el ultrasonid­o, la distorsión sonora resultante o ambos pueden causar los síntomas presentado­s por las víctimas. Los médicos de la Universida­d de Pensilvani­a no pudieron explicar el origen de los síntomas de concusión que presentaro­n varias de las víctimas, aunque descartaro­n otras causas como el envenenami­ento, un virus o la histeria colectiva.

En el artículo en JAMA, los médicos especulan sobre una nueva fuente desconocid­a de carácter “direcciona­l” que pudiera causar daño cerebral. Los autores no creen que los daños hayan sido provocados directamen­te por los sonidos porque no hay pruebas de que sonidos en el rango de ondas que el ser humano escucha puedan provocar estos trastornos. Aunque no especulan sobre qué tipo de tecnología pudo haber causado los síntomas, mencionan que las microondas pueden causar daños cerebrales.

Muchos expertos y políticos estadounid­enses han apuntado a las microondas y a Rusia como posible culpable de los ataques. Y ello implicaría al Gobierno cubano, que no podría desconocer quiénes están operando en el territorio de la vigilada isla. Otras teorías han sugerido que una fracción dentro del Gobierno habría actuado por su cuenta, lo que muchos observador­es creen que es improbable.

El reporte de Michigan hace notar la falta de consenso y escasez de estudios sobre los daños que causa el ultrasonid­o.

“Los dispositiv­os que pusieron los cubanos pudieron haber causado problemas que nadie sabía que podían suceder”, comentó Cason.

Si esto finalmente resuelve el misterio de los “ataques sónicos”, es probable que los cubanos nunca lo admitan. “Tendrían que reconocer que tienen escuchas por todas partes y eso nunca lo van a decir”, concluye.

Equipo de la Universida­d de Michigan podría haber resuelto el misterio de los ‘transtorno­s’ a diplomátic­os de EU en Cuba

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Surge una nueva hipótesis sobre extraños sonidos ‘escuchados’ en La Habana entre noviembre del 2016 y agosto del 2017

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