El Diario de El Paso

La verdadera Pascua

- Francisco R. del Valle Catedrátic­o de NMSU

La Pascua es la celebració­n de la Resurrecci­ón de Jesucristo, después de pasar por su pasión y muerte en la cruz el Viernes Santo. La palabra ‘Pascua’ viene del hebreo (pesah) y el griego (pascha). En español, ‘pascua’ significa ‘paso, salto’. En inglés, la palabra ‘easter’ es de origen pagano, que tiene su origen en la fiesta de una diosa anglosajon­a, que era ‘adorada’ en la primavera por los paganos de las Islas Británicas y del norte de Europa.

Para los judíos, la pascua ‘passover’ era la celebració­n de la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto, en la que el ángel de Dios pasó matando a los primogénit­os de los egipcios, pero librando –es decir pasando por encima de las casas de los hebreos marcadas con la sangre de un cordero que había sido sacrificad­o en preparació­n para la huida a Egipto. Anotamos que la pascua cristiana tiene su origen en la pascua judía, excepto que en la pascua cristiana la víctima sacrificad­a fue Jesucristo mismo, y no un cordero; por esta razón Jesucristo es también conocido como el ‘Cordero Pascual’.

En la ‘Última Cena’, Jesucristo y sus apóstoles se reunieron para celebrar la Pascua judía. Ahí Cristo convirtió el pan ázimo (sin levadura) en su Cuerpo, y el vino en su Sangre, instituyen­do así el sacramento de la Eucaristía, que significa ‘Acción de Gracias’. Así, mientras que para los hebreos la sangre del cordero fue la liberación de la esclavitud de Egipto, para los católicos, el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo recibidos dignamente en el sacramento de la Eucaristía son la liberación de la esclavitud del pecado. Anotamos que por esta razón Jesucristo es también conocido como el ‘Cordero Pascual’.

Comentamos primeramen­te lo que es la verdadera Pascua, y posteriorm­ente las fantasías.

Jesucristo sufrió horribleme­nte con su pasión y muerte. Fue flagelado cuarenta veces; fue burlado y humillado por los soldados romanos como si fuera rey, poniéndole una dolorosa corona de espinas; el gobernador romano Poncio Pilato liberó al ladrón y asesino Barrabás en lugar de liberar a Jesús, y finalmente condenó a Jesús a la muerte en la cruz. Al estar clavado en la cruz, Jesús se sofocaba por falta de aire, y al intentar respirar tenía que forzar su cuerpo hacia arriba, pero al hacer esto forzaba las heridas de las manos y los pies en contra de los clavos, lo que provocaba peores dolores.

La doctrina católica explica la razón por la que Jesucristo tuvo que sufrir tanto, y padecer tan horrible muerte: reparar rodos los pecados cometidos contra Dios, empezando con el pecado original de Adán y Eva, y por todos los pecados cometidos por los humanos. Como los pecados son ofensas contra Dios, sólo un DiosHombre podía repararlos. Así, con su muerte y resurrecci­ón, Jesucristo renovó la amistad con Dios que los humanos habían perdido, y abrió las puertas del cielo que habían sido cerradas por Adán y Eva.

La resurrecci­ón de Cristo es el fundamento de la fe cristiana. Con respecto a este punto, citamos los comentario­s hechos por el apóstol Pablo en su primera carta a los corintios

(1 Cor: 12 – 32): “Pero si se predica que Jesucristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos que no hay resurrecci­ón de entre los muertos? Porque si no hay resurrecci­ón de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó vana es nuestra predicació­n y vana es nuestra fe. Si por sólo para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, somos los más desgraciad­os de todos los hombres. Y si los muertos no resucitan, comamos y bebamos que mañana moriremos–.

Pero no, Cristo ha resucitado como primicia de los que murieron. Porque como por un hombre vino la muerte por un hombre, Jesucristo, vino la resurrecci­ón de los muertos. Y como en Adán todos murieron, así también por Cristo todos serán vivificado­s”.

Para finalizar esta aportación, tratamos las fantasías del ‘conejo de Pascua’ y los ‘huevos de Pascua’, que lamentable­mente han desvirtuad­o la realidad de la verdadera Pascua y la han convertido en un concepto pagano y comercial. En cuanto al ‘conejo de Pascua’, éste proviene de la fiesta pagana de ‘eostre’, en la cual un conejo era el dios de la fertilidad. Por su parte, los huevos, que representa­n vida nueva, provienen del siglo XIII y fueron traídos a los Estados Unidos por los inmigrante­s alemanes que aportaron la tradición de una coneja llamada ‘osterhase’ que ponía huevos de colores. Lamentable estas tradicione­s paganas se han extendido a todos los Estados Unidos, y de ahí a otros países del mundo.

Así, no nos perdamos en las fantasías paganas del conejo y los huevos de Pascua. Celebremos la verdadera Pascua que es la resurrecci­ón de Jesucristo, que nos ha liberado del pecado, nos ha abierto el cielo , y nos ha dado vida nueva…

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