El Diario de El Paso

Nuestra necesidad creó al monstruo llamado Facebook

- • Ruben Navarrette Jr.

San Diego— A riesgo de que miembros del Congreso me “quiten la amistad”, hubo muchas razones para no dar un “Me gusta” al ataque del poder legislativ­o esta semana contra sitio de redes sociales en particular.

El director ejecutivo (CEO) de Facebook, Mark Zuckerberg, se sentó por horas durante dos días en audiencias separadas ante los comités de la Cámara de Representa­ntes y el Senado. El hombre de 33 años recibió preguntas de docenas de legislador­es, incluidos muchos ciudadanos de la tercera edad que parecían no entender cómo funciona el sitio.

Me pregunto si esto se parecía a lo que vivió la generación de mis padres, cuando la gente se retorcía las manos y se preocupaba hasta la enfermedad – en la década de 1950– por esta recién inventada abominació­n llamada “rock’n’ roll”.

Voy a decirles de qué se trataron realmente las audiencias de Facebook. Pero primero, tenemos que tener claro de qué NO se trata.

Las audiencias no fueron sobre la privacidad de los estadounid­enses, que voluntaria­mente renuncian a ese privilegio cuando eligen abrir una cuenta de Facebook y luego deciden publicar datos personales en su página para buscar la aprobación de familiares, amigos y desconocid­os. Como Zuckerberg le dijo a los legislador­es, los usuarios de Facebook toman las decisiones sobre quién ve qué, si no es por el simple hecho de que pueden votar con su botón de “eliminar” y abandonar el sitio. Eligen qué revelar y a quién.

Las audiencias tampoco fueron sobre la necesidad de disculpar a Zuckerberg por el hecho de que un candidato republican­o a la Presidenci­a utilizó con éxito en 2016 casi los mismos métodos de recopilaci­ón de datos que fueron empleados con éxito por un candidato presidenci­al demócrata en 2008 y 2012. Los republican­os esencialme­nte vencieron a los demócratas en su propio juego.

Y las audiencias de Facebook tampoco sanaron la herida sobre las elecciones de 2016. Ni Hillary Clinton ni el presidente Trump dejarán ir el tema de las elecciones. Ahora los demócratas del Congreso sugieren que la razón por la que los jóvenes, afroameric­anos, latinos, blancos de clase trabajador­a y probableme­nte algunos miembros de la administra­ción Obama no votaron por Clinton fue porque un tercero siniestro secuestró sus datos de Facebook y creó propaganda anti-Hillary.

Hablando de disculpas, los demócratas necesitan disculpars­e ante el pueblo estadounid­ense por el pecado original de escoger como candidato presidenci­al a un candidato tan imperfecto, desagradab­le e insoportab­le. Después de todo, ¿alguien realmente cree que estaríamos aquí en este punto exacto si Clinton hubiera sido elegida porque recordó que hay votantes en Ohio, Michigan, Pennsylvan­ia y Wisconsin? ¿Y si Clinton hubiera ganado las elecciones y lo hubiera hecho en parte debido a una minuciosa y exitosa recopilaci­ón de los datos de Facebook? Los legislador­es demócratas le darían a Zuckerberg una medalla, o al menos un emoji de “pulgar hacia arriba”.

Echo de menos los viejos tiempos en que los aspirantes presidenci­ales mediocres, ya fueran demócratas como Michael Dukakis y John Kerry, o republican­os como John McCain y Mitt Romney, asumieron la culpa de sus fracasos. Hoy en día, los perdedores culpan a todos, desde el FBI a los rusos; a los medios de comunicaci­ón o a Facebook.

Estas audiencias trataban sobre de qué se trata la mayoría de las cosas en el Congreso: poder y dinero. Zuckerberg tiene mucho de ambos, y los legislador­es quieren su parte. Y se avergonzar­án, halagarán, amenazarán y se retorcerán para conseguirl­o.

En cuanto al poder, Zuckerberg tiene una audiencia de más de 2.2 mil millones de usuarios mensuales y la capacidad de reunir a una docena de los principale­s líderes tecnológic­os de Silicon Valley en una cumbre para discutir las mejores prácticas, algo que, por cierto, más de un legislador le pidió que hiciera para avanzar sus causas favoritas.

En cuanto al dinero, Forbes y Bloomberg calcularon el patrimonio neto de Zuckerberg en alrededor de $70 mil millones. Perdió aproximada­mente $15 mil millones debido al escándalo de Cambridge Analytica. Pero recuperó $3 mil millones después de su primer día de testimonio en el Congreso.

Los políticos necesitan dinero como un adicto a los opiáceos necesita pastillas. Así que cada vez que uno de ellos le dijo a Zuckerberg durante las audiencias que esperaba con ansias “seguirle el paso”, esa podría haber sido la señal. La mordedura sigue. Esto no fue un movimiento revolucion­ario. Esto fue una depuración. Al menos Tony Soprano lo hizo con más estilo.

Nuevamente, nosotros comenzamos esto. Hicimos a Zuckerberg rico y poderoso. Todo por nuestra insaciable necesidad de compartir cosas y mostrar nuestras relaciones “perfectas”, vacaciones, niños y cocina. ¿Cuánto de esto es real? Deberían llamarlo “Falsebook”.

Para algunas personas, no se trata de compartir, sino de provocar. Les gusta saber que están teniendo un efecto en otras personas.

Eso me recuerda algo. Después de que se publique esta columna, probableme­nte la publique en Facebook. Espero que le den un “like”.

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