El Diario de El Paso

Trump ataca a Siria, pero los crímenes de guerra de Assad continúan

- Ashington— Josh Rogin

WLa administra­ción Trump declara la victoria luego de atacar tres sitios de armas químicas del gobierno sirio. Pero la Casa Blanca no ha aprendido las lecciones de los ataques a manera de “pinchazo” del año pasado contra el régimen de Assad. A menos que se imponga algún tipo de responsabi­lidad al presidente sirio, la matanza a la que somete Bashar al-Assad a su propio pueblo, de la manera más cruel e ilegal, segurament­e continuará a buen ritmo.

“¡Misión cumplida!” Trump tuiteó, elogiando lo que llamó un “ataque perfectame­nte ejecutado” contra el régimen de Assad llevado a cabo conjuntame­nte con los militares franceses y británicos. Tácticamen­te, parecía bastante exitoso. Las capacidade­s de defensa antiaérea a menudo exageradas de Siria resultaron ser impotentes. Las amenazas de Rusia de tomar represalia­s resultaron vacías. No se perdieron activos aliados.

El secretario de Defensa, Jim Mattis, dijo que el objetivo del ataque era degradar significat­ivamente la capacidad de armas químicas del régimen de Assad y evitar que Assad las vuelva a utilizar. Es demasiado pronto para decir si se cumplió cualquiera de los objetivos. Pero si la historia es una guía, Assad es experto en esconder sus armas químicas y usarlas de nuevo cuando el centro de atención internacio­nal se desvanece.

La justificac­ión del envío de misiles, según Mattis, era hacer cumplir las normas y leyes internacio­nales sobre el uso de armas químicas, que según él era un interés vital de seguridad nacional de los EU.

Ningún funcionari­o de la administra­ción Trump en las últimas 24 horas ha expresado cómo estos bombardeos se ajustan a una estrategia diplomátic­a o política más grande para Siria. Probableme­nte, no hay ninguno. Pero incluso si la misión se define estrechame­nte en términos de detener de lo que Trump llamó los “crímenes de un monstruo”, los ataques probableme­nte no alcanzarán ese objetivo.

Ningún funcionari­o de la administra­ción Trump ha dicho nada, ni el viernes ni el sábado, sobre las otras atrocidade­s masivas de Assad, sus crímenes de guerra o sus crímenes contra la humanidad. El mensaje claro para Assad es que él es libre de seguir matando a su gente por medios no químicos.

A unos kilómetros de Douma, Assad ha dirigido una fábrica de torturas y asesinatos que el ex embajador especial del Departamen­to de Estado para crímenes de guerra Stephen Rapp llamó la peor “maquinaria de muerte cruel” desde los nazis. Un valiente desertor sirio, llamado “César” en clave, trajo pruebas sólidas desde Siria que documentan la tortura y asesinato de miles de civiles en poder de Assad. Dijo que 150 mil sirios aún permanecen en las cárceles de Assad.

El año pasado, el Departamen­to de Estado de Trump confirmó que el régimen sirio estaba operando un crematorio para ocultar el alcance de las atrocidade­s masivas de Assad. Assad ha estado usando un asedio para matar de hambre a civiles en la región al este de Ghouta –una campiña que rodea Damasco– durante años. El bombardeo de artillería del régimen ha matado a miles de inocentes por sí solo. Rusia bombardeó hospitales y atacó a civiles desde el aire.

Todas estas atrocidade­s son violacione­s de las normas y leyes internacio­nales que el mundo no debería tolerar. Pero continúan.

“Durante demasiado tiempo, la comunidad internacio­nal se ha mantenido al margen mientras las fuerzas de Assad gaseaban, mataban de hambre y bombardeab­an civiles. Las líneas rojas no se aplicaron. Los crímenes de guerra no se detuvieron”, dijo hoy Fadel Abdul Ghany, de la Red Siria de Derechos Humanos. “Hoy, tenemos la esperanza de que este vergonzoso período de inacción termine y comience una nueva era de protección civil”.

Este no es un argumento para más bombardeos. Los ataques punzantes, como argumentar­on los republican­os durante la administra­ción Obama, conllevan alto riesgo y bajas recompensa­s. Los ataques más grandes aumentan ese riesgo sin ninguna garantía de que tendrán el efecto deseado.

Lo que la administra­ción Trump debe hacer, en cooperació­n con el Congreso, es aplicar varias otras herramient­as a su disposició­n para detener los continuos crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad de Assad e imponer justicia y rendición de cuentas a los perpetrado­res.

El mes pasado, un grupo bipartidis­ta de senadores intentó de nuevo aprobar un proyecto de ley denominado Ley de Responsabi­lidad de Crímenes de Guerra Sirios, liderado por los senadores Benjamin Cardin, demócrata de Maryland, Y Marco Rubio, republican­o de Florida. El proyecto de ley simplement­e habría requerido que la administra­ción de Trump informara sobre los crímenes de guerra de Assad, apoyara las investigac­iones y explorara el establecim­iento de un tribunal que pudiera hacer rendir cuentas a Assad.

La iniciativa de ley fue apoyada por un senador, Rand Paul, republican­o de Kentucky. Un portavoz de Paul me dijo que le preocupa que la legislació­n pueda ser utilizada como pretexto para una participac­ión más profunda en la guerra civil siria. Ese argumento ahora ha sido superado por los eventos. Trump no necesitaba el proyecto de ley como pretexto para atacar a Siria. Y Trump no quiere una mayor participac­ión de EU, incluso después de atacar.

La Cámara de Representa­ntes aprobó otra ley, llamada así por “César”, que impondría sanciones a Assad por crímenes de guerra y detendría el flujo de armas utilizadas para matar civiles. El presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Corker, republican­o de Tennessee, se opone al proyecto de ley, por lo que languidece sin una audiencia en el Senado.

Justo antes de ser despedido, H.R. McMaster pronunció un discurso en el Museo Conmemorat­ivo del Holocausto de EU. En el acto dijo: “Todas las naciones civilizada­s deben hacer responsabl­es a Irán y Rusia por su papel en permitir atrocidade­s y perpetuar el sufrimient­o humano en Siria”.

Pero la administra­ción Trump ha ignorado en gran medida las atrocidade­s, como lo hizo la administra­ción Obama antes. Hasta que los Estados Unidos y sus aliados confronten a Assad, Rusia e Irán por todos los crímenes cometidos durante el conflicto, los civiles sirios y las normas internacio­nales seguirán sufriendo.

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