Revuelta encabezada por mujeres provoca éxodo de ejecutivos varones
Washington–Paramuchas mujeres, la vida dentro de Nike se había convertido en algo tóxico. La renuncia de empleadas empezó en los restaurantes y terminó en los clubes nudistas.
Un supervisor presumía los condones que traía en su mochila. Un jefe trató de besar a la fuerza a una subordinada y otro hizo referencia a los senos de otra empleada en un correo electrónico que le envió.
Las mujeres también se sentían obstaculizadas en sus carreras profesionales, ya que eran marginadas en las reuniones y no eran consideradas en las promociones laborales.
Eran excluidas mayormente de las divisiones cruciales de la empresa como el basquetbol. Cuando se quejaron ante Recursos Humanos, vieron que hubo poca o ninguna evidencia de que ese mal comportamiento fuera sancionado.
Finalmente, hartas de esa situación, un grupo de mujeres que laboran en las oficinas centrales de Nike, ubicadas en Beaverton, Oregon, empezaron una pequeña revuelta.
De manera encubierta, sondearon a sus compañeras de trabajo y les preguntaron si habían sido víctimas de acoso sexual y discriminación de género. Sus hallazgos provocaron un alboroto en las filas de ejecutivos de la empresa más grande de tenis y ropa deportiva en el mundo.
El 5 de marzo, un paquete de cuestionarios llegó al escritorio de Mark Parker, el director general de Nike. En las siguientes semanas, por lo menos seis ejecutivos varones de alta jerarquía renunciaron o fueron despedidos de la empresa, incluyendo a Trevor Edwards, presidente de la marca Nike, quien era ampliamente considerado como el mejor candidato para suceder a Parker, además de Jayme Martin, el segundo de a bordo de Edwards, quien supervisaba la mayor parte del negocio global de Nike.
Otros que también salieron incluyeron al jefe de Diversidad e Inclusión y un vicepresidente de calzado deportivo y director de la División de Basquetbol de Nike.
Éste fue un revés para una empresa que es famosa en todo el mundo y ha construido su marca con el inspirador slogan “Just Do It”.
Mientras que el movimiento #MeToo ha provocado la caída de muchos hombres, el tipo de reforma arrasadora que está ocurriendo en Nike es algo raro en esa empresa mundial e ilustra la manera en que una presión interna de las empleadas puede forzar hasta las enormes compañías a solucionar rápidamente los problemas laborales.
Debido a que las mujeres – y algunos hombres – han presentado sus quejas, Nike inició una revisión integral de sus recursos humanos, haciendo que el entrenamiento administrativo sea obligatorio y están revisando muchos de sus procedimientos internos.
Hasta ahora, las tareas de Edwards fueron divididas entre dos ejecutivos. Recientemente, Nike nombró a una mujer, Kellie Leonard,