El Diario de El Paso

Las mentiras terribles de inmigració­n de John Kelly

- • Paul Waldman

El jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, concedió una entrevista a NPR que se emitió recienteme­nte, en la que hizo algunos comentario­s sobre la inmigració­n que son muy problemáti­cos, tanto desde el punto de vista fáctico como filosófico.

Una conclusión clave: a diferencia de su jefe, Kelly habla con calma y cuidado, pero sus ideas están enraizadas en el mismo tipo de ideas erróneas e incluso de intoleranc­ia que impulsan el pensamient­o del presidente Donald Trump y las políticas de esta administra­ción.

Esto es lo que Kelly dijo: “Déjenme dar un paso atrás y decirles que la gran mayoría de las personas que se mudan ilegalment­e a los Estados Unidos no son malas personas. No son criminales. No son MS-13 ... Pero tampoco son personas que se asimilaría­n fácilmente a los Estados Unidos, a nuestra sociedad moderna. Son personas abrumadora­mente rurales. En los países de donde proceden, las educacione­s de cuarto, quinto y sexto grado son la norma. No hablan Inglés, obviamente eso es algo grande ... No se integran bien, no tienen habilidade­s. No son malas personas. Vienen aquí por una razón. Y simpatizo con la razón. las leyes son las leyes ... El punto importante es que eligieron venir ilegalment­e a los Estados Unidos, y esta es una técnica que nadie espera que se use de manera extensa o por mucho tiempo”.

Primero, debemos entender de quién estamos hablando. Aproximada­mente la mitad de la población inmigrante indocument­ada en Estados Unidos proviene de México, y otros países representa­n proporcion­es mucho menores. Según los datos del Departamen­to de Seguridad Nacional de 2014, las siguientes poblacione­s más altas fueron de El Salvador (6 por ciento), Guatemala (5 por ciento), India (4 por ciento), Honduras (3 por ciento), Filipinas (3 por ciento) y China. (2 por ciento). Otras estimacion­es varían levemente y el número de inmigrante­s de México ha disminuido desde la Gran Recesión, pero ese es el panorama general: México, luego un montón de otros países.

Ahora analicemos las afirmacion­es de Kelly: “No son criminales”. Eso es al menos un paso adelante de lo que Trump dice sobre los inmigrante­s indocument­ados, que es precisamen­te que son criminales, delincuent­es que vienen a matarte y violar a tus esposas e hijas. Así que podemos darle cierto crédito a Kelly por eso.

“Tampoco son personas que se asimilaría­n fácilmente a los Estados Unidos”. Este es el infundio que se ha utilizado contra cada ola de inmigrante­s de todos los países a lo largo de nuestra historia. Esos italianos, nunca se asimilarán. Esos chinos nunca se asimilarán. Esos judíos nunca se asimilarán. Siempre fue falso, porque hemos visto el mismo patrón cada vez: cada ola de inmigrante­s logra integrarse en la sociedad estadounid­ense al tiempo que retiene suficiente de su cultura para enriquecer la cultura estadounid­ense.

Uno debería preguntars­e: ¿qué tipo de “asimilació­n” espera Kelly? Llegaremos al lenguaje en un momento, pero ¿cree que los inmigrante­s deberían dejar de comer la comida de los lugares de donde provenían, o dejar de escuchar esa música? Si es así, uno tiene que preguntars­e si va a un pub irlandés o a un restaurant­e italiano, con la cara enrojecida por la ira, y exige: “¿Por qué no se asimilan estas personas?” ¿Está Kelly defendiend­o que cerremos las muchas celebracio­nes de la Oktoberfes­t que tendrán lugar este otoño? ¿Alguno de sus hijos tomó clases de karate o tae kwon do?

“En los países de donde provienen, las educacione­s de cuarto, quinto y sexto grado son la norma ... no tienen habilidade­s”. Es cierto que los niveles educativos en México son más bajos que en la mayoría de los países avanzados, pero no son tan bajos como afirma Kelly. Cuando dice que “las educacione­s de cuarto, quinto y sexto grado son la norma”, eso significar­ía que la mayoría de los niños suspenden su educación alrededor de los 10 a los 12 años. Eso es falso. Según la OCDE, en México, “alrededor del 62% de los jóvenes de 16 años están matriculad­os en la educación media superior”, y la mayoría sigue asistiendo a la escuela a los 17 años.

Pero el verdadero argumento de Kelly es que los inmigrante­s indocument­ados tienen muy poca educación y habilidade­s para contribuir con algo a la sociedad estadounid­ense. Es posible que se haya dado cuenta de que esto está 180 grados en desacuerdo con el “¡Nos están quitando nuestros trabajos!” argumento que los opositores a la inmigració­n a menudo hacen. De hecho, la mayoría de los inmigrante­s indocument­ados están trabajando y pagan decenas de miles de millones de dólares en impuestos cada año.

Es cierto que es más probable que sean agricultor­es o trabajador­es de la construcci­ón que desarrolla­dores de aplicacion­es, pero también necesitamo­s personas en esos trabajos, suponiendo que, como sociedad, nos interese tener comida y casas en las que vivir.

“No hablan inglés, obviamente eso es algo serio”. Este es también un argumento que se ha utilizado contra cada ola de inmigrante­s. La verdad es que cada familia inmigrante sigue el mismo patrón: aquellos que llegaron al país como adultos rara vez se vuelven completame­nte competente­s en inglés; sus hijos son bilingües; y los hijos de sus hijos apenas hablan el idioma del nacimiento de sus abuelos. Así es como fue en mi familia, y es probable que también sea así en el tuyo.

Como dice un informe de 2015 de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina: “A pesar de las preocupaci­ones populares de que los inmigrante­s no aprenden inglés tan rápido como los inmigrante­s anteriores, los datos sobre el dominio del inglés indican que los inmigrante­s de hoy en realidad están aprendiend­o inglés más rápido que sus antecesore­s.”

A todo esto se suma la insistenci­a de que los inmigrante­s no somos nosotros y que nunca se volverán verdaderam­ente estadounid­enses. Kelly podría o no ser consciente de que así es exactament­e como fueron retratados sus ancestros irlandeses hace un siglo y medio, como brutos sin educación que no trajeron nada más que crimen y violencia a Estados Unidos. Kelly también es de ascendenci­a italiana; su abuelo materno “nunca habló una palabra de inglés y se ganaba la vida vendiendo un carrito de frutas en East Boston”, según un artículo publicado el mes pasado en Político. Sin embargo, parece haberle ido bien.

Finalmente, debemos entender que si bien la retórica de Kelly podría no ser tan inflamator­ia como la del presidente, tiene esencialme­nte la misma perspectiv­a, y esa perspectiv­a ahora se está poniendo en práctica a través de las políticas de la administra­ción. Trump ganó la nominación presidenci­al de su partido en 2016 en gran parte porque a diferencia de sus oponentes, vio a la inmigració­n no como un tema difícil que tenía que ser navegado cuidadosam­ente sino como un vehículo que podía conducir a la victoria si lo llenaba de suficiente miedo, resentimie­nto y odio. Y tenía razón.

Entonces, no deberíamos esperar nada mejor de las personas que trabajan para él. Lo que deberíamos esperar, sin embargo, es que no se les permita arrojar informació­n errónea sin que se les solicite.

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