El Diario de El Paso

Ven éxodo como la salida de ‘un agujero socioeconó­mico’

Analizan expertos los elementos que motivan la migración de centroamer­icanos

- Luis Hernández/ El Diario de El Paso lhernandez@diariousa.com

Conforme la región fronteriza observa un incremento en el desplazami­ento de familias migrantes de Centroamér­ica, organizaci­ones como Casa Anunciació­n buscan esclarecer algunos de los factores que influyen en la emigración forzada y las vidas que son afectadas directamen­te por políticas federales draconiana­s.

El panel compuesto por el padre jesuita Ismael ‘Melo’ Moreno y la periodista Karla Rivas Sánchez, de la emisora hondureña Radio Progreso, junto con expertos en leyes migratoria­s, analizó las realidades que viven estas comunidade­s al momento de verse obligadas a escapar sus países de origen, ya sea por razones de inestabili­dad económica, insegurida­d social o despojo patrimonia­l.

“Ante todo quiero decirles que los flujos migratorio­s que ocurren de Honduras y otras regiones de Centroamér­ica… en lugar de disminuir con las políticas de contención o el endurecimi­ento de la legislació­n en los Estados Unidos, van a aumentar”, dijo el padre Melo, “yo lo digo de una manera tajante, es imposible que se detenga la migración forzada debido a las condicione­s que se viven en estos países”.

Más allá de la narrativa de que el migrante centroamer­icano se encuentra huyendo de la violencia de pandillas “transnacio­nales” como la MS-13, Melo enlistó una serie de elementos que influyen en el detrimento de su país, como los son el intervenci­onismo de compañías multinacio­nales, entre ellas industrias norteameri­canas, que explotan los recursos minerales de países como Honduras, la creciente militariza­ción de la seguridad pública y privatizac­ión de bienes comunales y los efectos del neoliberal­ismo y la caída del sector agrario como fuente de trabajo para miles de familias centroamer­icanas.

“Tenemos que demandar que se atienda el asunto de los derechos humanos… redefinir las prioridade­s de inversión y no se basen en las industrias extractiva­s, lo que ocasiona un abandono del campo y el deterioro de la seguridad interna; debemos retomar el Estado de Derecho, ayudará a que las poblacione­s juveniles no tengan que migrar a los Estados Unidos”, comentó.

Por su parte, Rivas habló en detalle sobre las barreras que existen en cuanto a la migración de familias que, al vivir una situación de pobreza extrema o desplazami­ento forzado, se ven expuestas a limitantes que no sólo existen al momento de cruzar a los Estados Unidos, sino en su mismo país.

“México también es una frontera para la población migrante porque obedece las políticas de Estados Unidos. Pero también nuestros propios países tienen una responsabi­lidad. En Guatemala, a fuerzas de tareas conjuntas que son militares a cargo de la frontera entre aquel país y Honduras, hay una militariza­ción de las fronteras [en Centroamér­ica]”, explicó Rivas.

Los militares en Honduras se han tomado la tarea de desalentar la migración de los ciudadanos hondureños o de otras regiones del centro del continente, siendo que estos ciudadanos se han visto forzados a salir de sus comunidade­s por intereses corporativ­os, como la explotació­n natural y el ecoturismo que los roba de sus tierras.

“Estamos viviendo una situación en la región noratlánti­ca de nuestro país, donde han aumentado las concesione­s de los ríos y frente a eso la resistenci­a de las comunidade­s [rurales] y se utiliza la fuerza bruta de la Policía para sacar a la gente”, contó.

Ante estas realidades, el éxodo masivo de centroamer­icanos diverge de lo que es el romantizad­o cuento de perseguir el “sueño americano” y se precisa más como la necesidad de salir de un agujero socioeconó­mico, consideró.

Muros tangibles y políticos

Una vez tomada la colosal decisión de abandonar su país de nacimiento, estas familias enfrentan peligros inconcebib­les para aquellos legislador­es y figuras políticas que hablan de ellos como si sólo fuesen una promesa de campaña.

Una vez en la frontera norte, con lo poco que pudieron traer consigo, enfrentan una barrera física y burocrátic­a. Procesos de miedo creíble, presentaci­ón de evidencias, desdén por parte de agentes migratorio­s que en ocasiones no acatan las leyes como dicta su profesión...

Eduardo Beckett, abogado migratorio en El Paso, considera que estos desplazami­entos masivos como la “caravana” que llegó al cruce fronterizo de San Ysidro, límite entre Tijuana y San Diego, son descalific­ados como un intento de capitaliza­r la ‘abundancia’ de recursos del país y no como un caso válido de buscar protección internacio­nal.

“Lo que estamos viendo en el cruce internacio­nal de California es que la gente que está buscando asilo están siendo tratados como criminales. El Gobierno ha tomado la postura de invalidar cada caso de asilo y catalogarl­o como un ‘refugiado económico’. Pero la ley dice que cuando llega al cruce internacio­nal tienen el derecho de pedir asilo y ser entrevista­dos para determinar en qué peligro se encuentran”, añadió el abogado.

Señala que se ha visto un endurecimi­ento en el recibimien­to de migrantes por parte de autoridade­s migratoria­s desde el comienzo de la administra­ción del presidente Trump.

Este hecho fue consolidad­o con la reciente directiva del fiscal general de los Estados Unidos, Jeff Sessions, quien presume medidas más fuertes para buscar disuadir la inmigració­n en masa, entre ellas la separación familiar.

“Lo que hemos visto es un enjuiciami­ento criminal de madres y padres que están cruzando con sus hijos, lo que ocasiona una separación de familias. Nosotros hemos estado alertando a todos que se ha implementa­do esta práctica en El Paso y siempre nos decían los voceros del Departamen­to de Seguridad Nacional (DHS) que ellos no hacen eso”, detalló Taylor Levy, coordinado­ra legal de Casa Anunciació­n.

Pero finalmente este lunes pasado, DHS admitió mediante un memorándum que existía un programa piloto en El Paso, desde julio hasta noviembre del 2017, en donde separaban a las familias como parte de una medida para disuadir la migración hacia el país.

“Aquí en El Paso, más del 95 por ciento de las familias migrantes no cuenta con representa­ción legal, tenemos madres y padres a quienes les han quitado sus hijos y fueron mandados al cuidado temporal en diferentes partes del país, mientras que los padres quedan durante varios meses en centros de detención”, concluyó.

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Al fondo, los panelistas Karla rivas, de radio Progreso; ismael ‘Padre Melo’ Moreno y ruben García, director de Casa anunciació­n

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