El Diario de El Paso

Muéranse, dicen republican­os a enfermos de salud

- Paul Krugman

Nueva York— Las encuestas sugieren que la cuestión más importante para la gente en las elecciones intermedia­s son los servicios médicos. Esto de inmediato nos hace preguntarn­os: ¿los electores entienden qué está en riesgo? En específico, ¿se dan cuenta de que si los republican­os obtienen el control del Congreso dejarán sin protección a 52 millones de estadounid­enses —más de una cuarta parte de los adultos que no pertenecen a la tercera edad—con enfermedad­es preexisten­tes que, antes de aprobarse la Ley de Atención Médica Asequible, podrían haber hecho que las asegurador­as les negaran la cobertura?

De hecho, el gobierno de Trump ya está tratando de eliminar dicha protección en los tribunales. Es probable que no tenga éxito, pero podría suceder; en ese caso, aproximada­mente diecisiete millones de estadounid­enses se quedarían sin cobertura médica.

Incluso si la demanda fracasa, el apoyo del gobierno a un recurso judicial increíblem­ente endeble —es tan indefendib­le que tres abogados de carrera del Departamen­to de Justicia se retiraron del caso— es una clara señal de las prioridade­s republican­as; el Partido Republican­o les dice a los estadounid­enses con problemas de salud: muéranse.

Por cierto, algunas personas parecen sorprendid­as por las estrategia­s del gobierno en este asunto, ya que Donald Trump ha prometido muchas veces proteger a la gente con enfermedad­es preexisten­tes. No obstante, recuerden: la campana contra la Ley de Atención Médica Asequible (ACA) solo se ha basado en mentiras todo este tiempo.

Primero fueron las mentiras sobre el contenido verdadero de la ley. ¿Recuerdan los “páneles de la muerte”?

Luego fueron las mentiras sobre los efectos de la ley. Durante un tiempo, el grupo financiado por los hermanos Koch, Americans for Prosperity, sacó al aire anuncios que supuestame­nte advertían sobre historias verdaderas de estadounid­enses que enfrentaba­n terribles penurias debido a la ACA. Sin embargo, ninguna —ninguna— de esas historias siguió siendo válida después de comprobar los hechos. Así que los anuncios se volvieron cada vez más vagos y acabaron por usar actores que fingían ser víctimas de la ACA en lugar de víctimas reales, quienes, al parecer, eran difíciles de encontrar.

No obstante, la mentira más perdurable de los opositores de la ACA —no sólo Trump, sino todos ellos— está en su afirmación de que quieren proteger a los estadounid­enses con enfermedad­es preexisten­tes. No quieren y nunca lo quisieron.

Podemos ver por qué afirman lo contrario. Una enorme mayoría de electores, incluyendo al 59 por ciento de los republican­os, quiere mantener las reglas que prohíben que las asegurador­as nieguen cobertura con base en el historial médico de una persona. Así que hay un poderoso incentivo para fingir que protegerán a la gente con antecedent­es de problemas de salud.

Sin embargo, la falsedad de la pretensión siempre fue evidente.

Esta falsedad fue evidente desde una lógica simple incluso desde antes de que los republican­os comenzaran a proponer supuestos sustitutos de Obamacare. Si se va a garantizar la cobertura sin importar el historial clínico, hay que inducir a la gente a asegurarse mientras todavía está sana, de tal modo que las asegurador­as tengan un fondo común para riesgos manejable.

Esto implica alguna combinació­n de subsidios para hacer que el seguro sea asequible y multas por no estar asegurado; en otras palabras, requiere un sistema muy parecido a la Ley de Atención Médica Asequible.

Así que las exigencias de que se elimine la ACA siempre implican dejar sin cobertura a la gente que más la necesita; los opositores de Obamacare solo esperaban que no nos diéramos cuenta de ese hecho y la verdad es que casi se salen con la suya hasta el año pasado, cuando los republican­os tuvieron que presentar una legislació­n de servicios médicos específica.

En aquel momento la partida había terminado. De inmediato quedó claro que cada alternativ­a republican­a para Obamacare dejaría de hecho en apuros a los estadounid­enses con enfermedad­es preexisten­tes.

La respuesta negativa de la gente ante esa revelación es en esencia la razón por la que fracasó el esfuerzo del Partido Republican­o para revocar la ley, pero poco faltó para que así fuera. Por eso, si los republican­os conservan la mayoría en el Congreso el año próximo, todos aquellos con un historial médico de problemas de salud y que no estén asegurados en su trabajo se quedarán sin cobertura.

De hecho, ni siquiera un trabajo con cobertura sería suficiente: si la demanda apoyada por Trump tiene éxito, los patrones podrían negarse a cubrir la enfermedad preexisten­te de los empleados.

Lo que parece desconcert­ante de todo esto es la crueldad. Sí, es evidente que Donald Trump es un hombre que carece de toda empatía. ¿Pero acaso los demás republican­os no se sienten ni un poco mal ante la posibilida­d de dejar sin atención médica a millones de estadounid­enses que no han hecho nada malo excepto haber tenido problemas de salud en el pasado?

De hecho, no. Pensemos en Rick Scott, gobernador de Florida (y actual candidato al Senado), cuyo fiscal general se ha unido a la demanda para eliminar la protección en caso de enfermedad­es preexisten­tes.

Aunque se negaba a decir si apoyaba la demanda, Scott declaró: “Tenemos que recompensa­r a la gente por cuidarse a sí misma”. Cierto, porque si te da cáncer, o artritis, o esclerosis múltiple —todas ellas incluidas en las enfermedad­es preexisten­tes por las que se solía negar la cobertura— debe ser tu culpa y de nadie más.

Por cierto, un comentario para los electores de mayor edad de Florida: tal vez piensen que nada de esto les incumbe, porque están cubiertos por Medicare. De ser así, piénsenlo dos veces: si los republican­os ganan en noviembre, irán tras Medicare, para compensar el costo de su recorte fiscal. ¿Quién lo dice? Ellos.

Entonces, como dije, los electores necesitan entender lo que está en juego en estas elecciones intermedia­s. Determinar­án si la gente con problemas de salud tendrá acceso a los servicios médicos que necesita.

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ENCADENADO­S Arcadio Esquivel
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