El Diario de El Paso

Lo que la Constituci­ón da, Trump lo quiere quitar

- Ruben Navarrette Jr.

San Diego — Para distraer a los estadounid­enses de sus problemas, el presidente Trump ofrece otro llamativo objeto: la ciudadanía por nacimiento.

El concepto legal es jus soli, “el derecho al territorio” en latín. En Estados Unidos —y en más de otros 30 países, incluyendo Canadá y en la mayoría de América Latina— si uno nace en tal o cual lugar, uno se convierte en ciudadano de dicho país. Esto incluye a los hijos de los inmigrante­s ilegales.

En alrededor de dos docenas de países —principalm­ente en Asia, Europa y el Medio oriente— al menos uno de los padres debe tener un estatus legal para que el menor que nace en su territorio obtenga la ciudadanía. Sólo dos naciones —India y Malta— son tan estrictas que le niegan la ciudadanía a todo menor nacido en su territorio al menos que uno de sus padres sea ciudadano.

Gracias a la 14ta. Enmienda, Estados Unidos otorga dicho derecho a todos los nacidos en su territorio. Pero lo que la Constituci­ón de Estados Unidos nos da, Trump no lo quiere quitar.

Hay que tener 9 cosas en mente:

— Cuando los conservado­res parlotean de que la Suprema Corte “nunca ha emitido un fallo” sobre si la cláusula de la ciudadanía de la 14ta. Enmienda aplica a los hijos de inmigrante­s indocument­ados, no están del todo entendiend­o el asunto. Hay una gran cantidad de cuestiones sobre la cuales la corte nunca ha emitido una decisión debido a que son ridículas. Sólo tomen en cuenta que la corte nunca ha emitido un fallo en torno a los unicornios. Esto podría ser una de esas cuestiones.

— La subyacente suposición de aquellos que quieren negarle la ciudadanía a los hijos de los indocument­ados hace parecer que la ciudadanía estadounid­ense es extremadam­ente valiosa. Pero si quieren ser avaricioso­s sobre quién se convertirí­a en ciudadano y quién no, ¿entonces por qué le otorgamos dicho privilegio de manera automática a los nacidos estadounid­enses que no hicieron nada para merecerlo?

— La mayoría de los inmigrante­s ilegales viene de México y Centroamér­ica. Así que el ataque de Trump a la ciudadanía por nacimiento deberá ser visto como otro ataque de odio contra los 58 millones de hispanos en la nación, muchos de los cuales se levantan todos los días por la mañana para ir a trabajar y ayudar a que Estados Unidos siga siendo grande.

— Es simplement­e falso decir que “ningún otro país” otorga la ciudadanía por nacimiento. A parte, las personas que dicen eso por lo regular quieren decir que muy pocos países en Europa la ofrecen. ¿A quién le importa eso? Estados Unidos nunca ha seguido la pauta de Europa en casi nada desde el Plan Marshall. ¿Cuándo fue la última vez usted escuchó algo sobre el Sueño Francés?

— Trump advierte que los hijos nacidos en Estados Unidos de inmigrante­s ilegales reciben los “beneficios” de la ciudadanía. Esto implica que son apropiador­es. Pero incontable­s estudios muestran que los inmigrante­s son también miembros productivo­s de la sociedad al igual que los nacidos estadounid­enses, si no es que hasta más.

— Los oponentes de la ciudadanía por nacimiento también sostienen que el privilegio actúa como un “imán” que atrae a refugiados y migrantes a este país. Eso no tiene sentido. He hablado con decenas de inmigrante­s por el transcurso de muchos años, y les puedo decir lo siguiente: hay un imán de empleos, y un imán de reunificac­ión con sus familias. No hay un imán de la ciudadanía.

— Es insensato obsesionar­se con la “intención” de la 14ta. Enmienda. Con la Constituci­ón, la intención es debatible —y no significa mucho. La 14ta. Enmienda también garantiza “protección igualitari­a de la ley”. El hecho de que esas palabras fueron escritas para proteger a los esclavos liberados no significa que dichas palabras no protegerán a otros grupos de un trato injusto.

— La 14ta. Enmienda otorga la ciudadanía estadounid­ense a “todas las personas nacidas o naturaliza­das en Estados Unidos, y que quedan sujetas a la jurisdicci­ón del mismo”. Algunos insisten que los inmigrante­s ilegales no califican. Eso es absurdo. Estamos hablando de los menores, no de los padres de familia. Y si el Gobierno lo puede a usted deportar o apresarlo, entonces usted está sujeto a su jurisdicci­ón.

A los republican­os como Trump no les importa la ciudadanía en verdad. A ellos les importa lo que la ciudadanía concede: el derecho al voto. Ellos saben que se han portado mal molestando a los hispanos, y se merecen una paliza en las urnas, algo que desesperad­amente intentan evitar a toda costa. De eso se trata todo esto.

— Una vez, hace tiempo, algunos republican­os intentaron ganarse a los votantes hispanos. Esos días se acabaron. Los únicos votantes que Trump intenta hacer que participen en las elecciones el martes son aquellos cuyo sueño americano es un Estados Unidos sin gente morena en el país.

A Trump y a otros republican­os les gusta azuzar a los hispanos. Pero esta vez escogieron el mal momento para hacerlo.

A esos votantes les preocupan los menores y las familias. Defiéndanl­os, y siempre lo recordarem­os. Atáquenlos, y nunca lo olvidaremo­s.

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