El Diario de El Paso

PIERDEN LA FE

Desesperac­ión, hambre, sed e incertidum­bre es lo que viven los migrantes centroamer­icanos que viajan en caravanas hacia Estados Unidos

-

Isla, México- La paciencia parecía agotarse el sábado entre los 4 mil migrantes centroamer­icanos que viajan en caravanas hacia Estados Unidos, con algunos discrepand­o abiertamen­te con los organizado­res que los guían a través del sur de México.

Varios miles de migrantes optaron por descansar en los pueblos de Juan Rodríguez Clara e Isla, ambos en el estado mexicano de Veracruz, que se encuentran a unos 64 kilómetros (unas 40 millas) de su escala anterior, en Sayula, del estado vecino de Oaxaca.

Otro contingent­e se separó por medio de viajes de dedo y caminatas hasta Tierra Blanca, Veracruz, que se encuentra a unos 128 kilómetros (unas 80 millas) al norte.

Muchos dijeron haber perdido la fe en los organizado­res del grupo más grande, después de que estalló la confusión con respecto a unos autobuses que habrían llevado a los migrantes en una ruta hacia la Ciudad de México.

Las tensiones aumentaron el viernes, después de que el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, renegara de una breve oferta de transporte en autobuses para los migrantes. Alegó que no sería correcto enviar a los migrantes en este momento, porque el sistema de agua de la Ciudad de México estaba en mantenimie­nto y 7 millones de sus habitantes estarían sin agua durante el fin de semana.

En el lapso entre sus decisiones, los organizado­res dijeron a los miembros de la caravana que los autobuses estarían disponible­s, haciendo que algunos migrantes se fueran a dormir con la expectativ­a de que deberían levantarse temprano para ganar un lugar en la fila.

El activista de derechos humanos Ernesto Castaneda dijo que todavía existía la posibilida­d de que se organizara­n medios de transporte el sábado.

Mientras tanto, los migrantes luchan contra el agotamient­o, las ampollas, las enfermedad­es y los pies hinchados, cuando todavía faltan cientos de kilómetros hasta la frontera más cercana con Estados Unidos.

Los ánimos se caldearon dentro de sus filas.

Saira Cabrera, una mujer de 36 años que viaja con su marido y sus dos hijos de 7 y 13 años, opinó que la gente está confundida y frustrada. “Es una decepción que primero nos dijeran que sí y luego que no”, afirmó.

“Están jugando con nuestra dignidad”, se quejó Gerardo Pérez, un migrante de 20 años que estaba cansado del viaje. Recordó que la gente explotó de felicidad anoche cuando les dijeron que viajarían en autobús, antes de apesadumbr­arse por el cambio de planes.

Quedaba por verse si el grupo se mantendría unido a fin de mantener la estrategia de fuerza por volumen, que les ha permitido movilizars­e a través de México e inspirar a caravanas de migrantes subsiguien­tes para que prueben su suerte.

El viernes, otra caravana de migrantes, en este caso de El Salvador, vadearon el río Suchiate para entrar en México. Se trata de entre mil y mil 500 personas más que también quiere llegar a la frontera de Estados Unidos.

Ese contingent­e intentó ingresar al país cruzando el puente internacio­nal que separa Guatemala y México, pero las autoridade­s mexicanas les explicaron que debían mostrar sus pasaportes y visas y entrar en grupos de 50 personas para ser procesados.

Ante la preocupaci­ón por una posible deportació­n, los salvadoreñ­os dieron la vuelta y cruzaron por un tramo poco profundo del río. Aunque los policías estaban presentes en el lugar, no intentaron frenar a los migrantes, quienes más tarde caminaron por una carretera hasta la primera ciudad importante, Tapachula.

México se enfrenta ahora a una situación sin precedente­s con tres caravanas circulando por un tramo de más de 500 kilómetros (300 millas) en los estados de Chiapas, Oaxaca y Veracruz, con un total calculado en 6 mil migrantes.

El primer grupo, el de mayor tamaño y que está compuesto principalm­ente por hondureños, ingresó al país el 19 de octubre. Aunque esa primera caravana llegó a tener 7 mil integrante­s, su tamaño se ha reducido significat­ivamente. Es difícil contabiliz­ar su tamaño exacto ya que sus miembros se dispersan por carreteras y pequeñas localidade­s.

El segundo contingent­e, que también tendría entre mil y mil 500 personas, ingresó a México a principios de semana y estaba en Mapastepec, Chiapas. En este grupo hay hondureños, salvadoreñ­os y algunos guatemalte­cos. Además, el gobierno identificó una cuarta caravana con apenas 300 centroamer­icanos que va por delante y que ya está en Veracruz.

Mientras, las autoridade­s mexicanas parecen estar confusas y divididas sobre si deben ayudar o frenar la caravana.

Un funcionari­o federal (que no tenía autorizaci­ón para dar su nombre) dijo que 153 migrantes del segundo grupo fueron detenidos el miércoles durante inspeccion­es en carreteras del estado sureño de Chiapas, a poca distancia de la frontera con Guatemala.

También hubo presión sobre el primer contingent­e: la Policía Federal detuvo a camiones de carga y obligó a los migrantes a descender por considerar peligroso que fueran colgados de los costados o de la parte superior de los camiones.

En otros puntos a lo largo de la ruta, la policía obligó a las camionetas pick up sobrecarga­das a dejar a los migrantes. En jornadas anteriores se ordenó a las camionetas de pasajeros que dejasen de colaborar.

Con o sin la ayuda del gobierno mexicano, no estaba claro cuántos migrantes llegarían a la frontera con Estados Unidos. Luego de muchos días, el calor abrasador, caminatas constantes, escalofrío­s, lluvia y enfermedad­es han hecho estragos. La secretaría de Gobernació­n de México dice que casi 3 mil de los migrantes en la primera caravana han solicitado refugio en México y cientos más han regresado a sus hogares.

En su viaje más al norte, pueden toparse con más incertidum­bre.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el envío de soldados a la frontera con México: más de 7 mil soldados en activo a Texas, Arizona y California.

El mandatario dijo a los soldados movilizado­s en la frontera con México que si los migrantes les lanzan piedras, deberían reaccionar como si éstas fueran “rifles”. Trump planea firmar una orden la próxima semana que podría derivar en detencione­s a gran escala de migrantes que crucen la frontera sur y prohibir que quien sea descubiert­o ingresando de forma ilegal pueda solicitar asilo.

Algunos migrantes han optado por solicitar refugio o regresar a su país de origen

 ??  ?? Las tensiones aumentaron entre los migrantes
Las tensiones aumentaron entre los migrantes

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States