El Diario de El Paso

ABUNDA ODIO EN REDES SOCIALES

Instagram, Facebook y Twitter han facilitado que los mensajes de extremista­s lleguen a más personas

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San francisco — El 29 de octubre, una búsqueda en Instagram, la plataforma propiedad de Facebook para compartir imágenes, produjo un torrente de imágenes y videos antisemita­s publicados en la plataforma después del tiroteo del sábado en una sinagoga de Pittsburgh.

Una búsqueda con la palabra “judíos” mostraba 11 mil 696 publicacio­nes con la etiqueta #JewsDid911 (los judíos son responsabl­es del 11), mediante la que se afirmaba que los judíos habían organizado los ataques terrorista­s del 11 de Septiembre. Otras etiquetas en Instagram hacían referencia a la ideología nazi, entre ellas el número 88, una abreviatur­a utilizada para el saludo nazi Heil Hitler.

Las publicacio­nes de Instagram mostraron una dura realidad. A lo largo de los últimos diez años, las compañías de redes sociales de Silicon Valley han expandido su alcance e influencia hasta los rincones más remotos del mundo. Sin embargo, se ha vuelto muy evidente que las empresas jamás entendiero­n del todo las consecuenc­ias negativas de esa influencia ni lo que deben hacer al respecto —y que no pueden volver a meter al genio en la lámpara—.

“Las redes sociales están envalenton­ando a la gente para que cruce los límites y se comporte de manera extrema respecto a lo que está dispuesta a decir para provocar e incitar a otros”, comentó Jonathan Albright, director de investigac­ión en el Centro Tow para el Periodismo Digital de la Universida­d de Columbia. “Está claro que el problema está creciendo”.

Las repercusio­nes de la incapacida­d de las redes sociales para manejar la desinforma­ción y el discurso de odio se han manifestad­o de manera abundante en días recientes. Parece ser que Cesar Sayoc, quien fue acusado la semana pasada de enviar artefactos explosivos a demócratas destacados, se radicalizó en línea a causa de publicacio­nes partidista­s en Twitter y Facebook. Robert Bowers, que asesinó a once personas en la sinagoga Tree of Life (Árbol de la Vida) en Pittsburgh el 27 de octubre, publicó algo sobre el odio que siente por los judíos en Gab, una red social que comenzó operacione­s hace dos años.

Además, miembros de alto nivel de las fuerzas armadas de Birmania han utilizado mensajes editados en Facebook para fomentar ansiedad y miedo contra la minoría de los rohinyás musulmanes. Por otro lado, en India, historias falsas en WhatsApp sobre secuestros de niños provocaron que multitudes asesinaran a más de una decena de personas este año.

“Las compañías de redes sociales han creado, permitido y facilitado que los mensajes de los extremista­s entren desde lo marginal y se vuelvan parte del discurso predominan­te”, comentó Jonathan Greenblatt, director ejecutivo de la Liga Antidifama­ción, una organizaci­ón no gubernamen­tal que combate el discurso de odio. “En el pasado, no podían encontrar una audiencia a la cual transmitir su veneno. Ahora, tan sólo con un clic, una publicació­n o un tuit, pueden divulgar sus ideas con una velocidad nunca antes vista”.

Facebook señaló que estaba investigan­do las etiquetas antisemita­s en Instagram después de que The New York Times las denunció. Sarah Pollack, portavoz de Facebook, dijo mediante un comunicado que Instagram estaba viendo publicacio­nes nuevas y otro tipo de contenido relacionad­o con los sucesos del 27 de octubre y que estaba “analizando de manera activa las etiquetas y el contenido vinculados con esos incidentes y eliminando los que violen nuestras políticas”.

YouTube comentó que tiene políticas estrictas que prohíben el contenido que promueve el odio o incita la violencia, y agregó que elimina videos que violan esas reglas.

Las redes sociales han señalado que identifica­r y eliminar el discurso de odio y la desinforma­ción —o incluso definir lo que constituye ese tipo de contenido— es difícil.

Facebook agregó este año que sus sistemas internos sólo marcaron el 38 por ciento del discurso de odio en su sitio. En contraste, sus sistemas detectaron y eliminaron el 96 por ciento de lo que definió como imágenes de desnudez, y 99.5 por ciento del contenido terrorista.

YouTube señaló que los usuarios reportaron casi diez millones de videos desde abril hasta junio debido a que posiblemen­te violaban los lineamient­os de la comunidad de su plataforma. Un estudio por parte de investigad­ores del Instituto de Tecnología de Massachuse­tts halló que era un 70 por ciento más probable que se compartier­an mentiras en Twitter que noticias fidedignas.

Facebook, Twitter y YouTube han anunciado planes para invertir grandes cantidades en inteligenc­ia artificial y otras tecnología­s con el fin de encontrar y eliminar de sus sitios contenido no deseado. Facebook también ha señalado que contratarí­a a 10 mil personas más para trabajar en temas de seguridad y protección, y YouTube ha mencionado que planea contar con diez mil empleados dedicados a analizar videos. Jack Dorsey, director ejecutivo de Twitter, hace poco dijo que aunque el principio de la empresa desde hace mucho tiempo era la libre expresión, estaba discutiend­o cómo “dar prioridad a la seguridad”.

No obstante, mientras las compañías invierten dinero y recursos para resolver estos problemas, algunos de sus empleados dijeron el lunes que estaban replanteán­dose si los servicios de redes sociales podían tener un efecto positivo.

En Twitter, por ejemplo, los empleados están cada vez más preocupado­s de que la empresa esté fallando en el manejo del lenguaje tóxico y el discurso de odio, comentaron cuatro empleados que pidieron conservar su anonimato debido a los acuerdos de confidenci­alidad que habían firmado.

Los empleados dijeron que la incertidum­bre comenzó en agosto, cuando Apple y otras empresas eliminaron gran parte de las publicacio­nes y videos de Alex Jones —que divulga teorías conspirati­vas y es fundador del sitio de derecha Infowars— que se encontraba­n en sus sitios, pero Twitter no hizo lo mismo (sino hasta semanas después). El tiroteo del sábado en la sinagoga de Pittsburgh provocó que los empleados instaran a los altos mandos de Twitter a consolidar una política sobre cómo lidiar con el discurso de odio y el contenido relacionad­o con la supremacía blanca, según dijeron dos personas.

Twitter no abordó el 29 de octubre las preguntas sobre las preocupaci­ones de sus empleados, pero señaló que la empresa debía ser “reflexiva y considerad­a” en cuanto a sus políticas.

“El progreso en este espacio es difícil, pero jamás hemos estado tan comprometi­dos y concentrad­os en nuestros esfuerzos”, señaló Twitter.

Instagram, que se creó como un sitio en el que las personas pueden compartir fotografía­s de su comida, sus mascotas adorables y sus hijos, ha evitado en gran medida el escrutinio respecto de la desinforma­ción y el contenido de odio, sobre todo en comparació­n con su empresa matriz, Facebook. Sin embargo, los investigad­ores dijeron que en el transcurso del año pasado, el sitio se había convertido en un hervidero de publicacio­nes y videos de odio que tienen como objetivo provocar discordia.

Fue evidente después del tiroteo en la sinagoga de Pittsburgh, con el surgimient­o de nuevo contenido antisemita en la red social de imágenes. El 28 de octubre, un nuevo video añadido a Instagram afirmaba que el Estado de Israel fue creado por los Rothschild, una familia judía adinerada. Debajo del video había etiquetas como: #Conspiracy y #JewWorldOr­der (orden mundial judío).

11 mil 696 publicacio­nes con la etiqueta #JewsDid911

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DESPUÉS DEL tiroteo en la sinagoga Tree of Life en Pittsburgh, surgieron mensajes antisemita­s en Instagram.

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