El Diario de El Paso

¿China y EU inmersos en una permanente guerra comercial?

- • Robert J. Samuelson

Washington–La guerra comercial entre Estados Unidos y China sigue y sigue y sigue.

Se espera que el presidente Donald Trump y el presidente chino Xi Jinping se reúnan al final de esta semana en Argentina, en la Cumbre del G-20 –que son las 20 economías más importante­s del mundo.

El objetivo es detener la guerra. Larry Kudlow, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, sugiere que es posible tener un avance, aunque también podría ser improbable.

Muchos observador­es externos también se encuentran pesimistas.

Los más optimistas esperan que haya una tregua. Cada parte podría retrasar más las medidas comerciale­s en contra del otro país, mientras que los funcionari­os de ambas naciones tratan de llegar a un arreglo más permanente.

“Un cese al fuego temporal para ganar tiempo y tener otra ronda de negociacio­nes… es una posibilida­d”, les comentó a sus clientes la empresa Capital Economics, que se dedica a la consultorí­a.

La administra­ción Trump ya le aplicó aranceles del 25 por ciento a los 50 billones de dólares de importacio­nes de China y el 10 por ciento a otros 200 billones de dólares de productos. La administra­ción ha dicho que está preparada para aumentar ese 10 por ciento a 25 por ciento a partir del 1 de enero.

Por su parte, China ha tomado represalia­s por las tarifas y presumible­mente, podría imponer nuevas barreras comerciale­s anti-estadounid­enses. Si eso no funciona, Trump amenaza con imponer aranceles a otros 267 billones de dólares de importacio­nes chinas.

Cada parte podría pensar que su postura es más fuerte de lo que realmente es, argumentan los economista­s David Dollar y Eswar Prasad de la Institució­n Brookings, a través de un reciente podcast.

Funcionari­os de Estados Unidos creen que la economía china ha estado disminuyen­do, aseguran Dollar y Prasad, por lo tanto, China no querrá empeorar las cosas provocando más tarifas ni más golpes a sus exportacio­nes.

Aunque la lógica es correcta, podría ser más débil de lo que sospechan los estadounid­enses. El descenso en el crecimient­o económico es modesto hasta ahora. En el 2017, El Producto Interno Bruto de China creció en 6.9 por ciento, para el 2018, el pronóstico de crecimient­o es del 6.6 por ciento, señala la Organizaci­ón para la Colaboraci­ón Económica y el Desarrollo, OECD por sus siglas en inglés.

Sin embargo, los recientes indicadore­s económicos “tales como la producción industrial y las ventas al detalle han sido sólidas”, dijo Prasad. Es posible que “la guerra comercial pueda aportar una cobertura política para los mandatario­s chinos y acepten que el crecimient­o es más bajo, argumentan­do que eso es provocado por la guerra comercial de Estados Unidos”.

En cuanto a los chinos, ellos podrían pensar que pueden dejar satisfecho a Trump prometiénd­ole comprar más exportacio­nes estadounid­enses. Sin embargo, los agravios de Estados Unidos contra China son mucho más profundos.

A las empresas extranjera­s –incluyendo a las estadounid­enses– se les dificulta competir con China y dicen que son objeto de reglas y prácticas de inversión discrimina­torias.

En un fuerte discurso que pronunció en el mes de octubre, el vicepresid­ente Mike Pence lo describió de esta manera: “Ahora, Pekín requiere que muchas empresas estadounid­enses les entreguen sus secretos comerciale­s como un costo por hacer negocios en China. Las agencias de seguridad chinas han sido los responsabl­es del robo de la tecnología estadounid­ense –incluyendo proyectos innovadore­s del ejército”.

Prasad también cree que un acuerdo comercial, aunque es concebible, es poco probable. China podría compromete­rse a comprar más productos a Estados Unidos, incluyendo productos agrícolas y gas natural. Eso también podría tensar las proteccion­es a la propiedad intelectua­l.

Las empresas extranjera­s podrían tener un mejor control de sus tecnología­s y secretos comerciale­s. Sin embargo, eso quedaría muy corto en cuanto al abandono de las políticas industrial­es de China para promover y subsidiar a las industrias cruciales, desde las aeroespaci­ales hasta los chips para las computador­as.

Ése es el punto crucial de la queja de los estadounid­enses, y podría ser algo que evite llegar a un acuerdo. “Algunos políticos de Washington no van a estar interesado­s en un acuerdo a menos que exista el rendimient­o total de China, lo cual no es probable que veamos”, comentó Dollar.

Si es así, la guerra comercial podría convertirs­e en algo permanente en la economía global.

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