¿China y EU inmersos en una permanente guerra comercial?
Washington–La guerra comercial entre Estados Unidos y China sigue y sigue y sigue.
Se espera que el presidente Donald Trump y el presidente chino Xi Jinping se reúnan al final de esta semana en Argentina, en la Cumbre del G-20 –que son las 20 economías más importantes del mundo.
El objetivo es detener la guerra. Larry Kudlow, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, sugiere que es posible tener un avance, aunque también podría ser improbable.
Muchos observadores externos también se encuentran pesimistas.
Los más optimistas esperan que haya una tregua. Cada parte podría retrasar más las medidas comerciales en contra del otro país, mientras que los funcionarios de ambas naciones tratan de llegar a un arreglo más permanente.
“Un cese al fuego temporal para ganar tiempo y tener otra ronda de negociaciones… es una posibilidad”, les comentó a sus clientes la empresa Capital Economics, que se dedica a la consultoría.
La administración Trump ya le aplicó aranceles del 25 por ciento a los 50 billones de dólares de importaciones de China y el 10 por ciento a otros 200 billones de dólares de productos. La administración ha dicho que está preparada para aumentar ese 10 por ciento a 25 por ciento a partir del 1 de enero.
Por su parte, China ha tomado represalias por las tarifas y presumiblemente, podría imponer nuevas barreras comerciales anti-estadounidenses. Si eso no funciona, Trump amenaza con imponer aranceles a otros 267 billones de dólares de importaciones chinas.
Cada parte podría pensar que su postura es más fuerte de lo que realmente es, argumentan los economistas David Dollar y Eswar Prasad de la Institución Brookings, a través de un reciente podcast.
Funcionarios de Estados Unidos creen que la economía china ha estado disminuyendo, aseguran Dollar y Prasad, por lo tanto, China no querrá empeorar las cosas provocando más tarifas ni más golpes a sus exportaciones.
Aunque la lógica es correcta, podría ser más débil de lo que sospechan los estadounidenses. El descenso en el crecimiento económico es modesto hasta ahora. En el 2017, El Producto Interno Bruto de China creció en 6.9 por ciento, para el 2018, el pronóstico de crecimiento es del 6.6 por ciento, señala la Organización para la Colaboración Económica y el Desarrollo, OECD por sus siglas en inglés.
Sin embargo, los recientes indicadores económicos “tales como la producción industrial y las ventas al detalle han sido sólidas”, dijo Prasad. Es posible que “la guerra comercial pueda aportar una cobertura política para los mandatarios chinos y acepten que el crecimiento es más bajo, argumentando que eso es provocado por la guerra comercial de Estados Unidos”.
En cuanto a los chinos, ellos podrían pensar que pueden dejar satisfecho a Trump prometiéndole comprar más exportaciones estadounidenses. Sin embargo, los agravios de Estados Unidos contra China son mucho más profundos.
A las empresas extranjeras –incluyendo a las estadounidenses– se les dificulta competir con China y dicen que son objeto de reglas y prácticas de inversión discriminatorias.
En un fuerte discurso que pronunció en el mes de octubre, el vicepresidente Mike Pence lo describió de esta manera: “Ahora, Pekín requiere que muchas empresas estadounidenses les entreguen sus secretos comerciales como un costo por hacer negocios en China. Las agencias de seguridad chinas han sido los responsables del robo de la tecnología estadounidense –incluyendo proyectos innovadores del ejército”.
Prasad también cree que un acuerdo comercial, aunque es concebible, es poco probable. China podría comprometerse a comprar más productos a Estados Unidos, incluyendo productos agrícolas y gas natural. Eso también podría tensar las protecciones a la propiedad intelectual.
Las empresas extranjeras podrían tener un mejor control de sus tecnologías y secretos comerciales. Sin embargo, eso quedaría muy corto en cuanto al abandono de las políticas industriales de China para promover y subsidiar a las industrias cruciales, desde las aeroespaciales hasta los chips para las computadoras.
Ése es el punto crucial de la queja de los estadounidenses, y podría ser algo que evite llegar a un acuerdo. “Algunos políticos de Washington no van a estar interesados en un acuerdo a menos que exista el rendimiento total de China, lo cual no es probable que veamos”, comentó Dollar.
Si es así, la guerra comercial podría convertirse en algo permanente en la economía global.