Un principio que es bienvenido
La nueva mayoría demócrata en la Cámara tomó posesión este jueves con una reforma en su agenda –no mucha política sino más democracia. Admirablemente, la mayoría pretende renovar las reglas de la Cámara y mejorar ampliamente el funcionamiento de las instituciones democráticas.
Tomando en cuenta la rudeza del discurso y la amplia polarización, el desafío es inmenso.
Los demócratas de la Cámara darán a conocer la propuesta de ley H.R. 1 este viernes y será un amplio paquete tocará el tema del financiamiento de las campañas, derecho a votar, ciberseguridad en las elecciones y más.
Al parecer, la propuesta de ley exigirá a los comités de Acción Política que reporten el nombre de sus donadores. Eso arreglaría el gran hueco que la Suprema Corte atacó severamente en el Decreto del Derecho a Votar, que ha garantizado el acceso a las casillas a generaciones de estadounidenses de las minorías.
Esto ayudará a los Estados a reemplazar a su antiguo equipo electoral, frenar el extremo fraude electoral partidista y alentará las donaciones pequeñas a las campañas.
Mientras tanto, los demócratas harán cambios a la Cámara en sí. Las nuevas reglas prohibirán que los miembros presten sus servicios en los consejos de las corporaciones, después que el representante republicano Chris Collins de Nueva York, manchó la Cámara al ser integrante del consejo de una empresa de biotecnología, fomentando ese negocio entre sus compañeros del Congreso que tenían poder sobre la política de atención médica.
La nueva mayoría empoderará a la delegada congresista del Distrito Columbia, Eleanor Holmes, demócrata por Norton, para que pueda votar las enmiendas en el pleno.
Las reglas también prohíben que los miembros acusados de ciertos delitos graves tengan puestos de liderazgo, restringirán las relaciones sexuales entre los legisladores y el staff, y seleccionarán a un comité para revisar el cambio climático.
Otras reformas fueron promovidas por la Camarilla Bipartidista Resolvedores de Problemas de la Cámara, que condicionó su apoyo a la presidenta Nancy Pelosi, demócrata por California, para que estuviera a favor de algunos cambios.
Ella estuvo de acuerdo en facilitar la consideración de las enmiendas bipartidistas, crear un “calendario de consenso” para reservar tiempo para las propuestas de ley que tienen un amplio apoyo bipartidista y hacer que sea más difícil para los extremistas en las alas de la Cámara que amenacen con destituir a la presidenta.
El efecto esperado será promover la legislación a través del compromiso y limitar el tipo de fanfarronería que bloqueó los logros durante el reciente dominio republicano.
Los solucionadores de problemas y sus simpatizantes que hay en el grupo de apoyo centrista Sin Etiquetas tomaron el ala izquierda para enfrentar a Pelosi. De manera similar, el representante Tom Reed de Nueva York, quien es republicano y es parte de los que resolverán los problemas, enfrentó una reacción negativa de su partido después que se comprometió a votar por el paquete de reglas demócratas.
Aunque tanto los demócratas y republicanos que están en la Camarilla Resolvedores de Problemas se comprometieron desde hace algún tiempo –antes de que se supiera cuál partido tendría la mayoría– a presionar al próximo presidente para que haya reformas que pudieran calmar el partidismo. Ninguna de las partes debería sorprenderse y dejar a un lado la molestia.
Nada de esto es una panacea. La propuesta H.R.1 podría ser echada abajo con la llegada del líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConell, republicano por Kentucky.
Muchas de los cambios de reglas de la Cámara son progresivos, dejando mayormente intacto el poder que tienen los líderes para ignorar la mitad de la Cámara si así lo desean.
Sin embargo, todos éstos son los primeros pasos que valen la pena –para persuadir al Senado a aceptar algunas de las ideas de la Cámara, endurecer los estándares de ética y alentar a los grupos bipartidistas para que ejerzan más presión cuando los líderes de la Cámara supriman la mayoría de las propuestas de ley.
De manera especial, se trata de una medida contra el último intento que hizo la Cámara para destruir el Obamacare y reducir los impuestos negligentemente; esto es un principio que es bienvenido.