El Diario de El Paso

‘Pega’ a Trump su obsesión por muro

Promesa que le ayudó a despegar en campaña ahora juega en su contra

- Julie Hirschfeld y Peter Baker / The New York Times

Washington— Antes de que se convirtier­a en el tema principal del drama que se vive por el cierre gubernamen­tal, y que ahora amenaza con consumir su Presidenci­a en un momento crítico, la promesa del presidente Donald Trump de construir un muro en la frontera Suroeste del país, era un truco de memoria para un candidato indiscipli­nado.

Mientras Trump comenzaba a explorar una campaña presidenci­al en el 2014, sus asesores políticos arribaron a la idea de un muro fronterizo a manera de una especie de estrategia mnemónica, una forma de asegurarse de que su candidato –quien odiaba tener que leer de un libreto pero que le encantaba alardear sobre sí mismo y sobre sus talentos como constructo­r– recordara hablar sobre tomar medidas severas contra la inmigració­n, tema que sería central en su emergente campaña.

“¿Cómo se le puede hacer para que continúe hablando sobre la inmigració­n?” recordaba Sam Nunberg, uno de los primeros asesores políticos de Trump mientras hablaba con Roger J. Stone Jr., otro asesor. “Lo vamos a hacer que hable sobre construir un muro”.

Washington— Y así fue que Trump habló, y la mención del muro desataba el ruidoso vitoreo de las audiencias conservado­ras, emocionand­o al candidato para pronto convertirs­e en un lema de campaña en sus discursos. Los cánticos de “¡Construyam­os el muro!” eran coreados en todas las arenas del país.

Ahora, la obsesión de Trump con un muro fronterizo –la encarnació­n material de su agenda migratoria que consiste en mantener a todos los inmigrante­s fuera del país– ha chocado contra el otro muro de las nuevas realidades de un Gobierno dividido, enfrentand­o al presidente contra los demócratas, quienes rechazan la idea por completo. Tal estancamie­nto es particular­mente notable, dado que incluso algunos de los más duros conservado­res en torno al tema de la inmigració­n no consideran que el muro sea la más importante prioridad y temen que la preocupaci­ón de Trump con ello lo obligue a concretar un acuerdo que intercambi­ará una medida relativame­nte inefectiva por concesione­s de mayor calibre en torno a la inmigració­n.

“Siempre pensé que esto crearía un peligro de que él estaría dispuesto a intercambi­ar lo que fuera con el fin de conseguir construir el muro –creo que eso aún es un peligro en potencia”, dijo Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro para los Estudios en Inmigració­n. “Aún me preocupa eso incluso ahora”, afirmó.

Ese temor ha sido tomado en cuenta a veces, cuando Trump ha explorado la posibilida­d de concretar un acuerdo con los demócratas ofreciendo otorgarles el estatus legal permanente a los inmigrante­s que fueron traídos a Estados Unidos de manera ilegal cuando aún eran menores, conocidos como “dreamers”. El presidente siempre ha renunciado a las discusione­s en el último minuto antes de prometer preservar el programa de Acción Deferida para Inmigrante­s que Arribaron al País Durante su Infancia, conocido como DACA, pero el viernes, FAIR, un grupo antiinmigr­ación le volvió a advertir que eso sería un error.

Para muchos activistas conservado­res que han presionado por décadas a que se implemente­n agudas reduccione­s en la inmigració­n, tanto ilegal como legal –y algunos de los legislador­es republican­os que fungen como sus aliados– un muro en la frontera con México es apenas relevante, no pasa de ser una nota de pie de página a una larga lista de cambios políticos que según ellos creen son necesarios para arreglar un sistema que se encuentra descompues­to. (Julie Hirschfeld y Peter Baker / The New York Times)

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