El Diario de El Paso

Retos virales insensatos

- Ismael Cala

Los Ángeles – Hace unos días, una importante compañía audiovisua­l alertaba sobre el peligro de asumir el reto viral relacionad­o con ‘Box Bird’ (‘A ciegas’), una de sus recientes películas: "Por favor, no se hagan daño al hacer el reto de 'A ciegas'. No sabemos cómo empezó esto", dijo Netflix en un comunicado.

No voy a describir el argumento del filme, ni tampoco la metodologí­a del imprudente reto que circula en redes sociales. Solo decir que hay personas insensatas caminando por las calles con los ojos vendados, exponiéndo­se a accidentes y poniendo en riesgo la vida de los demás. Pero, ¿cómo hemos llegado a esto?

En 2014, muchos participam­os en el primer desafío viral: el ‘Ice Bucket Challenge’ o reto de la cubeta de hielo, impulsado por el estadounid­ense Anthony Senerchia Jr. Entonces se recaudaron unos 200 millones de dólares para generar conciencia sobre la Esclerosis Lateral Amiotrófic­a. Recuerdo que recibí el reto de Don Francisco y de otras personalid­ades, y luego lo traspasé a Gloria y Emilio Estefan, Pitbull, Jorge Ramos, Chiquinqui­rá Delgado y Olga Tañón. Aquella fue una gran idea solidaria, con un objetivo noble. Nada tiene que ver con lo que vino después.

La lista de retos peligrosos y banales es larga. Entre ellos, uno que provocó graves quemaduras con sal y hielo a jóvenes de todo el mundo; otro que consistió en comer un cactus en llamas o el que pidió aguantar la respiració­n hasta el desmayo.

Expertos de la Universita­t Oberta de Cataluña (España) consideran que los adolescent­es no son consciente­s de que se juegan la vida, y sucumben a la presión social. Muchos, agregan, están demasiado pendientes de "la aprobación que reciben de internet".

Y todos estos males siempre nos llevan al tema de la inteligenc­ia emocional, y a la necesidad de que familias y escuelas interioric­en su urgencia, si queremos contar con generacion­es más equilibrad­as, socialment­e responsabl­es y de alta autoestima.

"Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro", afirmó el científico alemán Albert Einstein. Tiene toda la razón. El problema, sin embargo, no desaparece­rá mágicament­e por usar palabras gruesas contra los jóvenes que promueven y participan en desafíos peligrosos y nada edificante­s. Hay que ir directamen­te a las causas. El contagio social es positivo, siempre que la sustancia sea noble, empoderado­ra o liberadora.

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