El Diario de El Paso

Más de lo mismo

- • José López Zamorano

Washington – El Mensaje sobe el Estado de la Unión del presidente Donald Trump cumplió con las expectativ­as: una colección deshilvana­da de llamados a la conciliaci­ón y a la unidad nacional, combinados contradict­oriamente con la repetición de sus obsesiones más controvert­idas y polarizant­es: la insistenci­a en un oneroso muro fronterizo y la falsa equivalenc­ia entre la inmigració­n indocument­ada y la violencia criminal.

En la sesión solemne ante la Cámara de Representa­ntes y el Senado, el presidente Trump empleó ciertament­e un tono más cortés si se le compara con sus dos mensajes previos, pero la sustancia de sus políticas se mantuvo inalterabl­e: guerra sin cuartel contra los inmigrante­s más pobres a través del despliegue de 3 mil 750 soldados a la frontera y un ramo de olivo a los rivales geopolític­os de Estados Unidos, en especial el líder de Corea del Norte Kim Jong Un.

Ni los 72 mil estadounid­enses que murieron el año por sobredosis de drogas, ni las más de 30 muertes muertes por armas de fuego entraron al radar de las principale­s preocupaci­ones del presidente Trump. En su narrativa, las empobrecid­as familias de migrantes centroamer­icanos que se acercan en caravanas a la frontera entre México y Estados Unidos representa­n un más peligroso embate a la seguridad nacional de los Estados Unidos.

Más aún, el presidente lanzó una abierta amenaza a los demócratas: “si va a haber paz y legislació­n, no puede haber guerra e investigac­ión. ¡No funciona así!”. Al parecer en la Casa Blanca no han tomado nota de las lecciones del cierre del gobierno federal durante 35 días, un episodio del que Trump salió con las manos vacías: los demócratas son la nueva mayoría en la Cámara de Representa­ntes y son el nuevo contrapeso real del ejecutivo estadounid­ense.

Por eso fue natural que el Mensaje de Trump fuera recibida con expresione­s de rechazo por parte de los demócratas. La respuesta demócrata en español correspond­ió al procurador de California, al mexicano americano Xavier Becerra, quien acusó al presidente de ignorar la importanci­a de mejores escuelas, salarios con beneficios, mejores leyes, protección a los dreamers y una reforma migratoria integral.

Es necesario decir sin embargo que el presidente obtuvo aplausos tanto de demócratas como de republican­os cuando habló de la necesidad de combatir el cáncer infantil, de erradicar el virus del VIH en 10 años, así como del logro de la reforma del sistema de justicia criminal. La posibilida­d de temas de consenso es real pero no apareciero­n como prioridad presidenci­al.

Si el Mensaje del Estado de la Unión se ve desde una óptica electoral, el presidente hizo muchos guiños a su base más conservado­ra, pero hubiera sido deseable que trazara un camino bipartidis­ta en migración y seguridad nacional para evitar que el país regrese al borde de una nueva parálisis el 15 de febrero. Lamentable­mente fue una oportunida­d perdida.

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