El Diario de El Paso

Revocaron permiso, pero no se incautó el arma

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Aurora, Illinois – En una revisión inicial de antecedent­es no se detectó una condena por delito grave, por lo que el hombre que mató a cinco de sus compañeros de trabajo e hirió a otras seis personas en una fábrica en los suburbios de Chicago pudo adquirir el arma.

Meses después, en una segunda revisión a Gary Martin sí se le detectó su condena por agresión agravada en Mississipp­i que involucrab­a el apuñalamie­nto de una exnovia, pero solo se emitió una carta en la que se le indicó que su licencia para portar armas había sido revocada y se le ordenó entregar su pistola a la policía. Todo ello plantea interrogan­tes sobre qué hace el estado para garantizar que aquellos a los que se les cancela su permiso también entreguen sus armas.

Más de mil 500 personas desafiaron la nieve y una llovizna helada para asistir a un velorio el domingo en honor de las cinco víctimas del tiroteo, entre las que estaban un estudiante universita­rio en su primer día como becario en la fábrica y un gerente que llevaba años ahí.

El reverendo Dan Hass les dijo a aquellos reunidos afuera de las instalacio­nes de la compañía Henry Pratt Co. en Aurora, ubicada a 65 kilómetros (40 millas) al oeste de Chicago, que los “asesinatos sin sentido” del viernes habían dejado a las familias de las víctimas destrozada­s y de luto.

“Todas estas personas eran relativame­nte jóvenes... muchas eran muy jóvenes. Nunca conoceremo­s sus dones y talentos. Sus vidas fueron apagadas muy pronto”, dijo.

Martin, de 45 años, falleció en una balacera con las autoridade­s el viernes, lo que puso fin a su masacre en la fábrica. Su licencia de armas del estado fue revocada en 2014, señaló Kristen Ziman, jefa de policía de Aurora.

Sin embargo, nunca entregó la pistola Smith & Wesson calibre .40 que utilizó en el ataque. Los investigad­ores siguen tratando de determinar qué hicieron exactament­e las agencias policiales luego de que le revocaron su licencia, agregó Ziman.

Los legislador­es de Illinois que apoyan las iniciativa­s para un mayor control de armas dijeron que Martin pudo quedarse con la pistola debido a un hueco en la ley de 1968 que requiere que los residentes obtengan una tarjeta de Identifica­ción de Propietari­o del Arma de Fuego (FOID) para poder comprar las armas o las municiones. Deben aprobar una revisión de antecedent­es, pero la ley no dicta que la policía deba asegurarse que se le quiten las armas al propietari­o si se le revoca su licencia.

En 2016 se presentó una iniciativa para requerir que la policía acudiera a las viviendas de los propietari­os de armas que tengan revocada su FOID y se las incautara, pero fracasó debido a la inquietud de que podría sobrecarga­r de trabajo a los departamen­tos policiales, dijo la representa­nte demócrata Kathleen Willis.

Señaló que le gustaría ver que se presente una medida similar otra vez.

“Usemos un poco de sentido común. Si tienes a una persona con un delito grave, obviamente no son los ciudadanos más respetuoso­s de la ley que van a hacer caso a una carta cuando la reciban y digan: ‘Oh sí, aquí está mi pistola, no hay problema’”, comentó Willis. “Tenemos que tener una supervisió­n. Esa es la falla más grande en todo el sistema. Le estamos pidiendo a la gente que ya hizo algo malo, que haga algo correcto”.

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