El Diario de El Paso

La ley que destinó recursos a la frontera no es suficiente

- • Will Hurd

Washington— La semana pasada, la Cámara de Estados Unidos aprobó una propuesta de ley que autoriza un gasto de emergencia por 4.6 billones de dólares para solucionar la crisis humanitari­a en la frontera sur.

La propuesta, que ya fue aprobada por el Senado, ahora será enviada al presidente, quien es probable que la firme.

Como miembro del Congreso que representa una mayor parte de la frontera entre Estados Unidos y México que ninguna otra persona, puedo decirles con certeza que lo que está sucediendo en ese lugar es algo sin precedente­s y está empeorando cada día.

La trágica imagen de un padre y su hija ahogados en la orilla del Río Grande ha impactado al país, aunque esas escenas de desesperac­ión no son nuevas para los que vivimos en las comunidade­s fronteriza­s.

Por esa razón, le doy una feliz bienvenida a la propuesta de ley que asigna recursos a la frontera —pero eso sólo es un arreglo a corto plazo.

El Congreso y la administra­ción deben hacer más para solucionar esa crisis.

Las trágicas condicione­s que existen en los centros de detención son el resultado de una intensa oleada de migración que ha cruzado la frontera. Aprehensio­nes casi récord —incluyendo a los miles de menores no acompañado­s —están empujando a los centros de detención tales como el de Clint, Texas, a una significat­iva sobrecapac­idad.

El espacio, los recursos y las horashombr­e necesarias para atender a esos menores representa­n importante­s desafíos para el personal y la infraestru­ctura que ya se encuentran rebasadas.

Aunque los ciudadanos están solicitand­o acciones para impedir esos síntomas, sólo han visto retórica partidista e imposición política. A las dos partes les importa más demostrar que los demás están mal que hacer cualquier otro tipo de avance —incluso incrementa­l— por temor a que la otra parte obtenga un triunfo político.

La propuesta de ley para ese gasto ayudará, pero no llegará a la raíz de las causas de la migración masiva: la violencia, extrema pobreza y falta de oportunida­des económicas en el Triángulo Norte, integrado por El Salvador, Honduras y

Guatemala.

Sólo imaginemos la pésima situación que hay en sus países de origen de esos migrantes para que se arriesguen a realizar un peligro viaje de 2 mil 300 millas, desde Centroamér­ica hasta el sur u oeste de Texas.

Esa migración masiva no sólo es un problema para esos tres países ni para Estados Unidos y México. Es un problema para todo el Hemisferio Occidental.

Ésa es la razón por la que el secretario de Estado debe asignar de inmediato un representa­nte especial para el Triángulo Norte para asegurarse que haya unidad en el esfuerzo que está haciendo el Gobierno de Estados Unidos sobre los programas de ayuda extranjera en la región.

El representa­nte especial debería encabezar esas medidas e involucrar a otros socios del hemisferio para coordinar el desarrollo y construir una voluntad política y diplomátic­a entre las organizaci­ones internacio­nales que están trabajando en la región.

Solucionar el problema en ese lugar, requerirá sólo una parte del costo que ocasiona una vez que llegan a nuestras costas.

Además, debemos desmantela­r la infraestru­ctura creada por los contraband­istas de personas. Ya sea que uno esté en la izquierda o derecha, todos deberíamos estar de acuerdo en que los contraband­istas organizado­s de personas están poniendo en riesgo vidas inocentes.

Como ex oficial encubierto de la CIA, me encuentro consternad­o de que no estemos maximizand­o el uso de la inteligenc­ia para desmantela­r esas redes transnacio­nales de contraband­istas.

En el mes de mayo, 144 mil personas fueron detenidas en nuestra frontera. Casi todos ellos tenían el número telefónico de un contraband­ista, el número de la placa de algún autobús que los trajo hasta aquí o un lugar en donde son recogidos en sus países de origen.

El asesor de seguridad nacional y el director de inteligenc­ia nacional deberían entender que su máxima prioridad sería desmantela­r esas redes.

La crisis también ha revelado la necesidad de actualizar nuestras leyes de asilo. Nuestras leyes —que fueron aprobadas en los años 1980— están mal equipadas para el tipo de abuso que estamos atestiguan­do actualment­e, lo cual provoca que no podamos proteger a los que están huyendo de la persecució­n.

Con un atraso de más de 900 mil casos, los que buscan asilo deben esperar un promedio de dos años para que sus procesos sean escuchados.

Necesitamo­s más jueces de inmigració­n para tener un sistema que pueda adjudicars­e un caso en nueve meses, he propuesto reformas, incluyendo el requerir que los migrantes soliciten asilo en los puertos de entrada para dar por terminado el ciclo que alienta la inmigració­n ilegal, desviar recursos de los que hacen una petición legítima y en muchos casos, recompensa­r a los contraband­istas de personas que prosperan con la perpetuaci­ón de ese sistema obsoleto.

Tales arreglos —junto con una racionaliz­ación de la inmigració­n legal— son maneras directas para solucionar las causas verdaderas de la crisis actual.

Sin embargo, como es habitualme­nte el caso en Washington, los políticos se entrometen en ese camino. Debido a que las elecciones se ganan creando contrastes entre los candidatos, el hecho de que hay más cosas que nos unen que las que nos dividen usualmente es ignorado.

Las continuas imágenes de sufrimient­o pueden ser usadas como porras políticas o como una lucha en nuestros corazones.

Ahora tenemos la oportunida­d de usar esas imágenes como un llamado al bipartidis­mo en lugar de un llamado a las armas. Tenemos la oportunida­d de lograr grandes cosas trabajando juntos como lo ha hecho nuestro país desde su fundación, aliento a mis colegas a que recuerden que debemos enfrentar esta crisis.

Nuestro país tiene el ingenio y capacidad de arreglar esos problemas, la pregunta es si podemos lograr la voluntad política.

El congresist­a Hurd, quien es republican­o, representa al Distrito 23 de Texas, que incluye al Este del Condado de El Paso, en la Cámara de Representa­ntes de Estados Unidos

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