El Diario de El Paso

Las condicione­s en la frontera siguen siendo terribles

- • Ross Ramsey

Austin— Mientras celebramos la Independen­cia de nuestro país esta semana, también estamos celebrando otro aniversari­o más oscuro: la crisis política del momento hace un año –separacion­es familiares y desprecio oficial de los migrantes que ingresan a los Estados Unidos desde México— todavía hoy es una crisis política.

El peligro entonces era que el público y sus representa­ntes —después de varias semanas de prestar mucha atención al terrible trato del gobierno federal a las familias que cruzaban la frontera y la idea todavía indefendib­le de dividir a los niños y los padres— ya estaban empezando a centrar su atención en otras cosas.

Un año más tarde, los problemas continuos se han vuelto de nuevo al público, en gran medida porque este Congreso y esta Casa Blanca tienen más éxito en el clamor que en gritar fuerte que en gobernar.

Junio fue mortal para los migrantes que cruzan la frontera hacia Texas. Cada día se presentan nuevos informes sobre las condicione­s adversas en las instalacio­nes donde se alojan los niños migrantes. Los buenos samaritano­s que intentan donar cosas como pasta de dientes y pañales están siendo rechazados.

El malestar público alcanzó un tono álgido: una medida es que la disputa perpetua en Washington se detuvo el tiempo suficiente para que el Congreso descartara las diferencia­s entre la Cámara de Representa­ntes y el Senado para aprobar un paquete de ayuda de $ 4.6 mil millones, a fin de aliviar las condicione­s infames en los campamento­s donde se detiene a los niños migrantes, para ampliar la atención médica y proporcion­arles mejor acceso a ropa y productos de higiene.

Es angustioso que se requieran fotografía­s de migrantes ahogados para tomar y actuar rápidament­e, que tengamos una situación desagradab­le continua sin la aparenteme­nte capacidad para resolverlo, que estamos más absortos en la política de las cosas que en las cosas en sí: la gente, Los niños, los países de los que huyen. ¿Este es nuestro mejor esfuerzo?

Hacer un viaje largo y peligroso a un lugar mejor es lo que cualquier persona podría hacer si su familia estuviera en peligro en su país de origen, ¿no es así? ¿Trataremos de traerlos a Estados Unidos para un nuevo comienzo, para saborear libertad y todas esas cosas geniales que nos hacen sentir orgullosos de dónde estamos? ¿No nos avergonzar­íamos tanto si los Estados Unidos de América no fueran tan atractivos?

Pero aquí estamos después de más de un año de esto, echándolo todo a perder en la política mientras el gobierno acumula lo que realmente parece una lista creciente de violacione­s de derechos humanos. Si otro país estuviera haciéndolo, ¿ acaso no seríamos críticos?

¿Alguien en Washington quiere un Nobel, fama, aclamación, aplausos, ovaciones, grandes fiestas, fuegos artificial­es? Está justo al alcance de tu mano lograrlo: arregla este problema. Cree una política de inmigració­n inteligent­e, razonable y coherente para hacer frente a las personas que se desplazan desde sus lugares insoportab­les a nuestro país maravillos­o.

Y si los políticos tardan en tomar la batuta, he aquí hay una sugerencia: la política cambia la política. Si los votantes ponen este fiasco fronterizo en la parte superior de la lista, será la solución para todos los candidatos de 2020 que buscan el favor de los votantes. Luego, la Casa Blanca y el Congreso podrían elevarse por encima de las rabietas y los insultos para hacer algo respecto al desastre que han causado con la oleada de migrantes en la frontera sur del país.

Vale la pena repetirlo: la política cambia la política. Y la efervescen­cia política proviene de los ciudadanos y los votantes que no apartan la vista de los problemas como las separacion­es familiares y los campos de detención y las políticas punitivas que se han desarrolla­do durante más de un año en la frontera. Si las noticias son el borrador de la historia, esto pasará a ser una marca negra cuando los historiado­res escriban sobre esta era de la política y la cultura de los Estados Unidos y su política de inmigració­n. Sus lectores se preguntará­n qué estuvo mal con todos nosotros. Nos juzgarán por ello, lo usarán como una abreviatur­a para el tipo de personas que somos, para el tipo de sociedad que formamos, para nuestro tejido moral. ¿Cómo pudo haber ocurrido algo como esto en un país como el nuestro?

Su cuestionam­iento tendrá sentido: es una pregunta justa.

La crisis de separación familiar alcanzó un punto más alto que hace un año

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