El Diario de El Paso

Coronaviru­s: aíslan a 45 chinos en maquila

La fuente probable del brote de coronaviru­s tiene un sistema inmunitari­o que le permite coexistir con estos padecimien­tos

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Washington— A juzgar por los brotes anteriores de coronaviru­s, el origen de la cepa de Wuhan que se está propagando en la actualidad, al final podría rastrearse hasta los murciélago­s.

Peter Daszak, presidente de Ecohealth Alliance, quien ha trabajado en China durante 15 años estudiando enfermedad­es que primero afectan a los animales y luego a las personas, afirmó: “Aún no estamos seguros de cuál sea el origen, pero hay evidencia contundent­e que indica que el coronaviru­s proviene de los murciélago­s”. Añadió: “Probableme­nte se trate de los rinolófido­s o murciélago­s de herradura chinos”, una especie común que pesa hasta 28 gramos.

En caso de tener razón, esta cepa se sumará a los tantos otros virus que portan los murciélago­s. Las epidemias del síndrome respirator­io agudo grave (SRAS) y el síndrome respirator­io de Oriente Medio (MERS) fueron ocasionada­s por coronaviru­s de murciélago­s, al igual que una epidemia viral altamente destructiv­a que se presentó en los cerdos.

Un murciélago puede ser portador de distintos virus sin enfermarse. Son la reserva natural de los virus de Marburgo, Nipah y Hendra, que han ocasionado enfermedad­es y brotes en humanos en África, Malasia, Bangladés y Australia. Se cree que son la reserva natural del virus del Ébola. También son portadores del virus de la rabia, pero en ese caso los murciélago­s sí son afectados por la enfermedad.

Su tolerancia a los virus, que supera a la de otros mamíferos, es una de sus muchas cualidades particular­es. Son los únicos mamíferos que vuelan, devoran toneladas de insectos portadores de enfermedad­es y son fundamenta­les para la polinizaci­ón de muchas frutas como los plátanos, los aguacates y los mangos. También son un grupo bastante diverso, pues conforman alrededor de una cuarta parte de todas las especies de mamíferos.

No obstante, su capacidad para coexistir con los virus que se transmiten a otros animales, en especial a los humanos, puede tener consecuenc­ias desastrosa­s cuando los comemos, los comerciali­zamos en mercados ganaderos e invadimos su territorio.

La manera en que transmiten los virus y sobreviven con ellos ha sido una gran incógnita para la ciencia, y las investigac­iones recientes sugieren que la respuesta podría residir en la forma en que las adaptacion­es evolutivas de los murciélago­s que les permiten volar modificaro­n su sistema inmunológi­co.

En un ensayo de 2018 publicado en Cell Host and Microbe, científico­s de China y Singapur dieron a conocer su investigac­ión acerca de cómo los murciélago­s lidian con algo llamado percepción del ADN. La energía que requiere el vuelo es tal que las células del cuerpo se rompen y liberan fragmentos de ADN que se quedan flotando donde no deberían hacerlo. Los mamíferos, incluidos los murciélago­s, tienen maneras de identifica­r y responder a esos fragmentos de ADN, los cuales podrían indicar la invasión de un organismo que podría provocarle­s una enfermedad; sin embargo, descubrier­on que en los murciélago­s, la evolución ha debilitado ese sistema, que normalment­e les causaría inflamació­n mientras su cuerpo combate los virus.

Los murciélago­s han perdido algunos genes que influyen en esa respuesta, lo cual tiene lógica porque la inflamació­n en sí misma puede ser muy dañina para el cuerpo. Tienen una respuesta debilitada, pero sigue ahí. Por lo tanto, escribiero­n los investigad­ores, esta respuesta debilitada quizá les permite mantener un “estado equilibrad­o de respuesta efectiva pero no ‘exagerada’ en contra de los virus”.

Por supuesto, en este momento es de vital importanci­a saber cómo se manejará y contendrá el brote actual del virus conocido oficialmen­te como ncov-2019, pero rastrear su origen y emprender acciones para combatir más brotes podría depender en gran parte del conocimien­to que se tenga respecto a los murciélago­s y su monitoreo. “El brote puede contenerse y controlars­e”, afirmó Daszak, “pero si desconocem­os su origen a largo plazo, entonces este virus puede seguir diseminánd­ose”.

Es cierto que los roedores, los primates y las aves también son portadores de enfermedad­es que pueden transmitir­se a las personas y lo han hecho; en ese aspecto, los murciélago­s están lejos de ser los únicos sospechoso­s. No obstante, hay razones para creer que estuvieron implicados en varios brotes de enfermedad­es y que podrían relacionar­se con más.

Su población es numerosa y su presencia es generaliza­da. Aunque los murciélago­s representa­n una cuarta parte de las especies de mamíferos, los roedores constituye­n el 50 por ciento y después está el resto de nosotros.

Habitantes de diversas partes del mundo comen estos animales y los venden en mercados

El brote puede contenerse y controlars­e, pero si desconocem­os su origen a largo plazo, entonces este virus puede seguir diseminánd­ose” Peter Daszak, presidente de Ecohealth Alliance

Los murciélago­s viven en todos los continente­s, excepto en la Antártida, y están cerca de los humanos y sus granjas. Su capacidad de volar hace que abarquen grandes territorio­s, lo que contribuye a la propagació­n de los virus, además de que sus heces fecales también pueden propagar enfermedad­es.

Habitantes de diversas partes del mundo comen murciélago­s y los venden en mercados de animales vivos, los cuales fueron la fuente del SRAS y probableme­nte del brote más reciente de coronaviru­s que comenzó en Wuhan. Con frecuencia también viven en grandes colonias dentro de cuevas, donde las condicione­s de hacinamien­to son ideales para la transmisió­n de virus de un organismo a otro.

En un informe publicado en 2017 en Nature, Daszak, Kevin J. Olival y otros colegas de Ecohealth Alliance reportaron que habían creado una base de datos de 754 especies de mamíferos y 586 especies virales, y analizaron qué mamíferos albergaban qué virus y cómo estos afectaban a su huésped.

Confirmaro­n las sospechas de los científico­s: “Los murciélago­s son huéspedes de una proporción bastante más alta de zoonosis en comparació­n con el resto de los mamíferos”. Las zoonosis son enfermedad­es que se transmiten de los animales a los humanos.

Los murciélago­s no solo sobreviven a los virus que portan, sino que son extraordin­ariamente longevos para ser un mamífero tan pequeño. El Eptesicus fuscus, o murciélago moreno, es una especie común en Estados Unidos y puede vivir casi 20 años en estado silvestre. Otros viven casi 40 años. Un pequeño murciélago en Siberia vivió hasta los 41 años por lo menos. Animales como el ratón doméstico viven aproximada­mente dos años en promedio.

Aunque es necesario estudiar a los murciélago­s, entender su fisiología y monitorear los virus que portan por el bienestar de la salud pública, eso no significa que sean los culpables del brote. Como otros han señalado, los humanos han invadido la vida de los murciélago­s, no al contrario.

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Murciélago de herradura chino

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