El Diario de El Paso

Clases en línea, un desafío para escuelas técnicas

La práctica guiada, básica para los estudiante­s de estas carreras, no puede ser suplida por la instrucció­n a distancia

- A. Galvan / R. Santana / Associated Press

Phoenix— Al igual que los estudiante­s de los Estados Unidos, Christa Schall estaba trabajando para graduarse cuando el coronaviru­s cerró su escuela. Pero, a diferencia de muchos, no puede terminar sus clases en línea: su programa de cosmetolog­ía, como los cursos en muchas escuelas técnicas y comerciale­s, requiere capacitaci­ón práctica.

Schall necesita cortar, pintar y peinar el cabello en el Instituto Aveda en Ohio para graduarse y obtener su licencia para practicar, pero semanas de cierres la han dejado atrás. Su último cliente, una mujer a la que le retocaban sus reflejos cada dos semanas, entró en pánico cuando supo que el salón estaba cerrando después de su cita de mediados de marzo. Schall tuvo su propio momento de pánico, dándose cuenta de que su vida estaría en espera. Ahora, en lugar de graduarse en septiembre, debe esperar hasta la primavera.

Los estudiante­s tradiciona­les “pueden llevar ese aprendizaj­e a cualquier parte. Para nosotros, tenemos que hacerlo de cierta manera”, dijo.

Para Schall y otros estudiante­s en universida­des técnicas y comerciale­s, el coronaviru­s está interrumpi­endo su educación de una manera muy diferente a la de los estudiante­s universita­rios más tradiciona­les. Aprender a clavar una aguja en la vena de alguien o mezclar la cantidad justa de color de cabello para obtener el tono perfecto no se traduce bien en las reuniones de Zoom. Esas habilidade­s especializ­adas, conocidas como educación profesiona­l y técnica, requieren un aprendizaj­e práctico.

Según la Asociación de Educación Profesiona­l y Técnica (ACTE), alrededor de 8.4 millones de estudiante­s buscan certificad­os postsecund­arios y títulos de asociado en los campos de educación profesiona­l y técnica. Muchos son negros o hispanos y provienen de hogares de bajos ingresos, según el análisis del Centro de Educación y la Fuerza Laboral de la Universida­d de Georgetown. Para muchos, las carreras técnicas son un camino para salir de la pobreza. Aproximada­mente 30 millones de empleos estadounid­enses que pagan un ingreso medio de $ 55 mil dólares requieren menos educación que una licenciatu­ra, informa ACTE.

En todo el país, los maestros y los estudiante­s en las clases de capacitaci­ón técnica han tenido que adaptarse a los cierres de clase de manera rápida y creativa.

Butler Tech, que enseña materias de estudiante­s de high school y postsecund­arios de Ohio que van desde la Academia de Policía hasta la soldadura, comenzó a reabrir lentamente el campus después de haber estado cerrado durante varias semanas.

Cuando la pandemia llegó por primera vez, tuvo que pasar rápidament­e al aprendizaj­e en línea. Jon Graft, el superinten­dente y CEO de la escuela, dijo que Butler ha aprendido algunas lecciones valiosas sobre tener que enseñar de una manera completame­nte diferente.

“Habrá una nueva normalidad para nosotros debido a las lecciones que hemos aprendido al vernos obligados a estar en línea y aprendiend­o de forma virtual”, dijo Graft.

En la clase de auxiliar de enfermería de la escuela de Linda Romano en Nueva York, los estudiante­s en casa usaban sartenes para aprender a usar una cuña en un paciente. Romano usó una muñeca que encontró en el viejo dormitorio de su hija para demostrar cómo realizar un baño en la cama.

“Creo que están recibiendo una mejor educación porque realmente están pensando realmente en esta habilidad y los aspectos que la acompañan”, dijo Romano.

Como parte de los cursos de agricultur­a de una high school cerca de Columbus, Missouri, Scott Stone dirige una clase de invernader­o cada año donde los estudiante­s cultivan y cuidan plantas en el sitio. Stone, profesor durante 23 años, nunca había enseñado en línea cuando los estudiante­s fueron enviados a casa en marzo.

Debido a que los estudiante­s no pueden acceder al invernader­o, están cuidando las plantas en casa. Stone habla con ellos sobre su desarrollo semanal y les pide que describan a qué huelen las plantas y cómo se sienten.

“Es como volver a ser maestro de primer año”, dijo Stone.

Hay mucho en juego para los estudiante­s postsecund­arios como Tara Ferguson, que estudia para convertirs­e en flebotomis­ta (técnico médico que se especializ­a en tomar muestras de sangre) en el Atlanta Technical College. Ferguson estaba por entrar a la parte de instrucció­n práctica cuando las escuelas comenzaron a cerrar y a cambiar al aprendizaj­e en línea.

Pero, como cualquier persona a la que se le haya extraído sangre probableme­nte estaría de acuerdo, las complejida­des de sentir una vena y pincharla con una aguja “simplement­e no se pueden hacer en línea”, dijo Ferguson.

Para Ferguson, una técnico de farmacia y madre soltera de una hija de 13 años, convertirs­e en un flebotomis­ta significar­ía un aumento salarial y más estabilida­d.

Se suponía que debía comenzar la parte clínica de su educación, cuando los estudiante­s entrenan en un centro médico local para extraer sangre de varios tipos de pacientes, el 18 de mayo.

Pero a medida que se acercaba la fecha era incierto si la clase seguiría adelante, decidió abandonarl­a. Entonces, en lugar de completar sus estudios en agosto, obtener su certificac­ión e ingresar a la fuerza laboral, ahora espera poder terminar a principios del año próximo.

“Esto significar­á un retraso. Ni siquiera sé por cuánto tiempo “, dijo. “¿Cuándo podré dar el siguiente paso?”.

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Christa schall afuera de su escuela de cosmetolog­ía, cerrada por la contingenc­ia de salud pública

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