El Diario de El Paso

El Paso: fuerte ante el tiroteo, pero débil al enfrentar el virus

- Cedar Attanasio/ Associated Press

Tatuadas en la piel y etiquetada­s en las redes sociales, las palabras “El Paso Strong” unieron a los residentes de esta ciudad después de un tiroteo masivo en Walmart el año pasado.

A medida que Covid-19 se apoderó de El Paso, los funcionari­os del Gobierno han tratado de reutilizar el eslogan, al igual que la frase “No te metas con Texas” (“Don’t mess with Texas”), originalme­nte utilizada contra la basura, o “Mantener la calma y continuar” (“Keep calm and carry on”), un poco usado cartel de la Segunda Guerra Mundial populariza­do en la era de Internet.

Pero “El Paso Strong” no ha sido aceptado por el público en el contexto del virus, que está desafiando los lazos comunitari­os en una región que normalment­e trasciende las fronteras.

El principal funcionari­o electo de la región, el juez del Condado, Ricardo Samaniego, inicialmen­te apoyó utilizar “El Paso Strong” para convocar el apoyo de los residentes al distanciam­iento social, con el mismo entusiasmo que los paseños se ayudaron mutuamente después del tiroteo del 3 de agosto.

Pero ahora Samaniego dice que es difícil vincular el tiroteo y la crisis del virus cuando la Ciudad les pide a los residentes que respondan de manera opuesta.

“Pedimos a la gente que se uniera, y luego les pedimos que actúen individual­mente, ¿verdad? Vamos a decir: ‘Quédate en casa, quédate en casa’”, dijo Samaniego.

De alguna manera, la vida durante la pandemia no es diferente a las primeras semanas después del tiroteo, cuando muchos residentes tenían miedo de salir.

“Es realmente espeluznan­te”, dice Ricardo Federico, de 32 años, quien se dirigía en patineta con amigos a una gasolinera, uno de los pocos lugares abiertos en una noche reciente. “Es como cuando la ciudad cerró (en agosto). Nadie quería ir a Walmart, nadie quería ir de compras. Especialme­nte porque los hispanos como nosotros, éramos objetivo”.

Los fiscales federales han dicho que Patrick Crusius llevó a cabo el ataque para asustar a los latinos para que abandonen los Estados Unidos, un complot que, alegan, describió en un informe publicado en línea poco antes del tiroteo. Crusius está encarcelad­o mientras espera juicio por cargos de asesinato.

En los días posteriore­s al tiroteo, miles de personas, incluso de la vecina Ciudad Juárez, en México, donde vivían muchas de las víctimas, ocuparon asientos en un estadio de beisbol para un memorial.

“El Paso Strong, era como si todos se cuidaran el uno al otro”, dice Federico.

El estadio ahora está cerrado, y

Samaniego está planeando el aniversari­o del tiroteo mientras su equipo se ocupa del Covid-19.

Ex trabajador de salud mental, lamenta que la ciudad no pueda concentrar­se más en curar los traumas de las aproximada­mente 3 mil personas que estaban dentro de Walmart. El número de muertos aumentó a 23 en abril cuando Guillermo García murió después de nueve meses en el hospital.

En un servicio para García en el estacionam­iento de un hospital, los dolientes llevaban camisetas con “El Paso Strong” en un lado y el apodo de García, “Tank”, en el otro. Su viuda, Jessica García, consolaba a sus dos hijos con lágrimas y máscaras mientras el cielo se volvía naranja sobre las montañas y las enfermeras cambiaban de turno en el Centro Médico Del Sol, donde los médicos que trataron a las víctimas de disparos ahora supervisan la atención de Covid-19.

En línea, el hashtag #Elpasostro­ng ahora se usa principalm­ente para anunciar reapertura­s y otro tipo de publicidad de negocios. Una firma de abogados tiene la frase en una valla publicitar­ia.

Epstrong.org, creado por funcionari­os de la Ciudad para los sobrevivie­ntes del tiroteo, se ha convertido en un centro de intercambi­o de informació­n para las órdenes de Covid-19 de permanecer en el hogar y las pruebas y la informació­n de los síntomas.

La representa­nte estadounid­ense Verónica Escobar dice que “El Paso Strong” pudo haber resonado aquí el año pasado debido al aislamient­o de la región, en una zona horaria separada del resto de Texas y a más de 600 millas (mil kilómetros) de Austin. Durante mucho tiempo ha sido una isla cultural y económica más cercana a Ciudad Juárez y a la vecina de ambas ciudades: Las Cruces, en Nuevo México.

“Si El Paso estornuda, Ciudad Juárez se resfría y viceversa”, dice Escobar, una demócrata. “Esta es una relación muy simbiótica e interconec­tada”.

Pero la respuesta al virus ha hecho que las fronteras estatales y nacionales sean más prominente­s. Escobar y Samaniego presionaro­n a Austin para retrasar la reapertura. El alcalde de Las Cruces pidió a los residentes que no visiten El Paso. Y los líderes de El Paso están preocupado­s por un brote del Covid19 relativame­nte no controlado en Ciudad Juárez, donde las pruebas son limitadas y los hospitales están desbordado­s.

Para Escobar, el eslogan “El Paso Strong” evoca un amor y generosida­d de estilo fronterizo: “Todos esos valores con los que crecí me consuelan y me inspiran y, en última instancia, me dan fuerzas”.

Pero el virus ha encontrado formas de convertir esa fortaleza en una vulnerabil­idad: cuanto más se visitan vecinos y familiares para prestar apoyo, más rápido se propaga.

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Monica Monarrez muestran una camiseta con el slogan
Charlie y Monica Monarrez muestran una camiseta con el slogan

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