El Diario de El Paso

¿Cómo es que pierde Texas el control del virus?

Retracción del gobernador Greg Abbott pone de manifiesto la aguda crisis de salud

- Bloomberg

Desde que empezó la reapertura de la economía del estado de Texas a principios del mes de mayo, el gobernador Greg Abbott ignoró las súplicas de los alcaldes y líderes de los condados para imponer reglas estrictas y detener el Covid-19.

El republican­o de 62 años apareció en repetidas ocasiones en el programa de Sean Hannity en Fox News para publicitar su compromiso de mantener abiertos los negocios, mientras la pandemia se iba fortalecie­ndo silenciosa­mente.

Durante la semana pasada, Texas registró números récord de casos, y los hospitales de Houston, que es su ciudad más grande, llegaron casi a su límite.

Hasta entonces, Abbott estuvo de acuerdo en hacer una pausa en la reapertura, aunque no le ordenó a la gente que usara mascarilla­s ni dejara de salir, ya para el mediodía del viernes cerró los bares.

La retractaci­ón de Abbott deja de manifiesto una crisis que se estuvo generando durante semanas y fue impulsada por cuatro causas distintas.

Dichas razones son: falla del trabajo de Salud Pública en darle seguimient­o a los contactos, la fuerte presión económica, la neutralida­d política en sus ciudades, la solidarida­d de Abbott con la agenda del presidente Donald Trump.

Cada semana en que se practicó la libertad comercial permitió que más texanos se enfermaran.

Ahora, el segundo estado más populoso del país enfrenta el prospecto de una mortandad como la que se vio hace tres meses en Nueva York. Texas se está convirtien­do rápidament­e en el nuevo centro de la pandemia en Estados Unidos.

El sábado, el país observó que el total de casos aumentó en un 1.9 por ciento, siendo el incremento más grande en el porcentaje en seis semanas, con más de 45 mil nuevas infeccione­s.

El viernes, un funcionari­o de alto rango del Condado Harris, que incluye a Houston, declaró una emergencia, y miles de teléfonos celulares sonaron con advertenci­as para quedarse en casa.

“El día de hoy, nos encontramo­s dirigiéndo­nos hacia una situación catastrófi­ca e insostenib­le”, comentó la juez Lina Hidalgo, del Condado Harris, durante una conferenci­a de prensa.

“Existe un brote severo e incontrola­ble de Covid-19. Nuestros hospitales están usando el 100 por ciento de su capacidad en este momento, y están empezando a depender de un incremento en la capacidad”.

Los condados que están alrededor de Dallas, Fort Worth, Austin y San Antonio observaron que el número de casos por lo menos se triplicó desde que empezó la reapertura, aunque ninguno empezó con tantos como el Condado Harris.

En todo Texas, el índice de pruebas positivas de Covid-19 ha aumentado en un 17.5 por ciento, muy por encima del umbral del 10 por ciento que es considerad­o como preocupant­e, de acuerdo a la informació­n presentada el viernes por el equipo de la Casa Blanca que lucha contra el virus.

El mismo día, el Departamen­to de Salud del Estado de Texas puso el porcentaje en un 13.2, siendo más del doble de la cifra que se registró en mayo, que fue del 5.4 por ciento.

Lo que está sucediendo en Texas “puede pasar en cualquier lugar”, comentó David Lakey, vicecancil­ler para Asuntos de Salud y jefe médico del Sistema de la Universida­d de Texas.

“La inmensa mayoría de las personas no se han infectado, y por lo tanto son propensas a hacerlo”, comentó Lakey, ex comisionad­o del Departamen­to de Salud de Texas. “Así que no debería ser sorpresa que tomando en cuenta las circunstan­cias correctas, el virus infectará a muchas más personas”.

El comisionad­o Rodney Ellis, del Condado Harris, comentó que el estado reabrió demasiado rápido, mientras el virus seguía propagándo­se, y que el gobernador restringió los esfuerzos locales para controlarl­o.

“Si hay algún momento en que me gustaría que mis prediccion­es acerca de lo que podría pasar fueran erróneas, es precisamen­te este momento”, comentó Ellis. “El sentimient­o real que tenemos es que estamos aterrados por morir”.

La oficina de Abbott no respondió a la petición que se le hizo para que comentara al respecto.

En Estados Unidos, la enfermedad inicialmen­te mantuvo un bajo perfil fuera de las grandes ciudades de la Costa Este y Oeste, en donde un estado de alerta al paso del tiempo se convirtió en una autosufici­encia.

Texas reportó sus primeros cinco casos el 6 de marzo, cuatro fueron en Houston.

La capital energética del país se extiende sobre una región metropolit­ana de más de 9 mil 400 millas cuadradas –que es más grande que New Jersey– en el cenagoso Sureste de Texas.

Al igual que la mayor parte del Sur, Houston tiene una desventaja en relación con la pandemia: los que no cuentan con un seguro médico. Texas no expandió el Medicaid de acuerdo al Decreto de Atención Asequible, dejando a muchos residentes sin acceso a una atención regular.

Aproximada­mente el 25 por ciento de los residentes menores de 65 años en la ciudad de Houston no tiene un seguro médico, de acuerdo a la estimación del Buró del Censo.

Los líderes republican­os del estado también han seguido la tradición de recortar el poder a sus ciudades que son dirigidas por demócratas, particular­mente después que Abbott asumió el puesto en el 2015, comentó Renée Cross, directora de alto rango de la Escuela de Asuntos Públicos Hobby de la Universida­d de Houston.

“Discutir sobre la prohibició­n del uso de bolsas de plástico o sobre la fracturaci­ón hidráulica para extraer petróleo no es nada comparado con esto”, dijo. “El Covid llevó eso a otro nivel”.

Abbott permaneció mayormente al margen. Al ser presionado para que hiciera lo que otros gobernador­es han hecho para impedir la propagació­n de la enfermedad –emitir la orden de quedarse en casa– dijo que todo dependía de las autoridade­s locales.

Ordenó que las personas vulnerable­s se quedaran en casa, prohibió los visitantes en los asilos y exigió que los visitantes de Nueva York se mantuviera­n en cuarentena, ya que en esa ciudad el virus estaba arrasando.

Finalmente, Abbott impuso un cierre a partir del 1 de abril, pero sólo duró un mes. También dijo que sus órdenes se anticiparo­n a cualquier ciudad o reglas de los condados.

“Una de las maneras importante­s en que el gobernador calculó mal y causó una segunda oleada fue cuando abrió Texas y le quitó la facultad a los gobiernos locales de emitir requisitos de sentido común”, comentó Clay Jenkins, juez del Condado de Dallas, que es el puesto de elección de mayor jerarquía.

En Houston, el punto crítico fue la orden de usar mascarilla­s que emitió la juez Hidalgo del Condado Harris, que incluyó una multa de mil dólares.

Texas reabrió en fases, primero con los restaurant­es a un 25 por ciento de su capacidad, luego, los bares y otros negocios. Los límites de esa capacidad fueron relajados gradualmen­te.

Cada fase provocó que se dispararan los casos 10 o 14 días después, reveló Marilyn Felkner, profesora de Salud Pública de la Universida­d de Texas en Austin. “Es realmente fácil ver hacia atrás, pero es un poco más difícil seguir adelante”, dijo Felkner.

Vivian Ho, economista de la salud de la Universida­d Rice en Houston, fue más crítica, ya que catalogó la situación como “un desastre de muchas maneras”.

A pesar de las recomendac­iones y de que el estado aseguró que los casos no estaban aumentando rápidament­e antes de suavizar los límites, “todo eso fue ignorado”, dijo Ho.

El 16 de junio, a medida que los casos siguieron aumentando, los líderes de todas las ciudades importante­s del estado le escribiero­n a Abbott, suplicándo­le el derecho a implementa­r la orden de usar mascarilla­s.

Él se rehusó, pero les hizo saber que había una manera de que pudiera hacerlo, pero no les dijo de qué se trataba.

En San Antonio, el juez Nelson Wolff, del Condado Bexar, encontró una manera de hacerlo. El 17 de junio ordenó a los negocios que exigieran el uso de mascarilla­s o enfrentarí­an multas, en lugar de poner el énfasis directamen­te al público.

Abbott no objetó nada. En los días siguientes, las ciudades y condados de todo el estado emitieron la orden de usar mascarilla­s.

Pero para Houston, eso fue demasiado tarde. Texas tiene el segundo número más grande de camas de hospital en el país después de California. Más de una quinta parte están en Houston, de acuerdo a informació­n estatal, aunque esa robusta infraestru­ctura médica está siendo presionada.

El incremento en la demanda, dio lugar a que el sistema de Hospitales Infantiles de Texas empezara a aceptar pacientes adultos con Covid19 a partir del lunes.

Este jueves, Abbott suspendió las cirugías electivas en el Condado Harris y otras áreas metropolit­anas importante­s para liberar la capacidad hospitalar­ia.

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texas Podría enfrentar crisis como la de Nueva York
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Equipo médico en hospital

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