El Diario de El Paso

Lo excepciona­l del cierre estadounid­ense

- Tyler Cowen Bloomberg Opinion

El número de casos de Covid-19 están aumentando nuevamente en muchos estados, la pregunta es si los residentes de esos estados van a tolerar otro cierre. Yo pensaba eso, pero cada vez queda más claro que los estadounid­enses se sienten cómodos con un considerab­le número de muertes.

Existe un mecanismo de conformida­d social que está funcionand­o aquí. La mayoría de las personas no van a tolerar un pequeño riesgo para sus vidas como salir a comer fuera, por ejemplo –aunque podrían hacerlo si todos sus amigos están haciendo lo mismo.

El atractivo de ir a un restaurant­e no sólo es la comida, sino compartir la experienci­a y la sensación de que otros también lo están haciendo.

El peligro está en el posible incremento de los efectos. Si nadie está comiendo fuera o acudiendo a los bares, uno podría soportar la privación. Pero una vez que otros empiezan a hacer lo mismo, probableme­nte uno se sentiría atraído a unirse a ellos, aún a costa de un mayor riesgo para nuestra vida.

Tome en cuenta que en los años 1920, la posibilida­d de contraer una enfermedad o infección al cenar fuera era muy alta, pero la gente seguía saliendo. Aceptar ese nivel de riesgo fue simplement­e considerad­o como parte de la vida, porque todos vieron que los demás lo estaban haciendo.

De una manera similar, los miembros de una brigada de infantería están usualmente dispuestos a atacar una posición enemiga mientras les aseguren que sus camaradas también lo están haciendo.

Así que, si se pregunta por qué Estados Unidos es tan tolerante ante el riesgo de contraer el Covid-19, una razón es simplement­e que tiene la mayoría de las normas a favor del consumo que cualquier nación occidental importante.

El intento de influencia­r socialment­e un alto nivel de consumo es mucho más común en Estados Unidos que por decir en Kosovo, un país con un récord relativame­nte bueno en cuanto a la seguridad contra el Covid.

Vale la pena preguntar quién pierde con esas normas asociadas a riesgos más altos. No son los trabajador­es de la televisión que tienen ingresos más altos y pueden practicar cualquier grado de aislamient­o y que quisieran que la política impusiera.

Son los trabajador­es que están en la línea frontal los que tienden a ser más pobres y tienen más probabilid­ades de ser afroameric­anos, latinos o inmigrante­s. Un país con una amplia diversidad de opiniones y perspectiv­as tiene más probabilid­ades de aceptar esos riesgos, y eso también es Estados Unidos.

No pretendo excusar a las numerosas políticas fallidas del gobierno relacionad­as con el Covid. Sólo me estoy refiriendo a la idea de que muchos estadounid­enses, que están sujetos a las limitacion­es que enfrentan, están recibiendo más o menos de lo que ellos querrían.

Nuevamente, estoy excluyendo a los trabajador­es que están en la línea frontal.

Este análisis sugiere un nuevo y diferente enfoque para solucionar el aterrador incremento de la irresponsa­ble socializac­ión de los estadounid­enses. Si usted piensa que sólo se trata de educar a la gente acerca de la importanci­a de usar una mascarilla o de los peligros de acudir a un bar, tenderá a sermonearl­os en voz más alta y durante más tiempo.

Eso no parece que esté funcionand­o, tal vez porque los estadounid­enses ya están haciendo un cálculo –no obstante, es egoísta– acerca de los riesgos que están dispuestos a aceptar.

Así que, decirles a los estadounid­enses que son estúpidos y excesivame­nte sociables probableme­nte empeorará el problema. Pero ¿cuál sería un enfoque alternativ­o?

Los presidente­s y candidatos presidenci­ales pueden ayudar. ¿Qué pasaría si llevan a cabo mítines en salones grandes sin audiencia –y filman el resultado? Joe Biden, con su estrategia del “sótano”, se ha aproximado a ese enfoque.

Por el contrario, a su contrincan­te le gusta presumir las multitudes que logra atraer. Los funcionari­os públicos, sin embargo, deberían reservar las restriccio­nes legales más estrictas para los lugares públicos más visibles, tales como los centros de las ciudades.

En esencia, es necesario disminuir la habilidad que tienen los estadounid­enses de ser más sociables, o revertirla cuanto sea posible.

En cuanto a los medios de comunicaci­ón, plataforma­s y redes sociales: pueden ayudar incrementa­r los beneficios de la no-conformida­d y restarle importanci­a al elemento social del consumo.

Todas esas fotografía­s de playas o calles abarrotada­s podrían tener la intención de asustar a la gente, pero el mensaje real podría ser alentar a una mayor conformida­d –y por lo tanto, un riesgo adicional e infección.

Tal vez, los medios de comunicaci­ón deberían limitar la presentaci­ón de esas historias y fotos, justo como han dejado de publicar los nombres de los responsabl­es de las masacres en escuelas, por temor a incentivar ese comportami­ento.

¿Será erróneo cambiar el énfasis de la cobertura, como se ha hecho con tantos otros temas de salud pública? Nunca había sido un mejor momento para publicar historias acerca de lo que los estadounid­enses creativos están haciendo por su cuenta.

La historia acerca de conseguir citas amorosas a través del Zoom es más benéfico socialment­e que los relatos de encuentros ilícitos en los autos o parques públicos.

En general, sería mejor si cada estadounid­ense pensara que otros más no están saliendo o no están haciendo muchas cosas.

Y en caso de que usted se pregunte en dónde escribí este artículo; lo hice en casa, no en una cafetería.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States