El Diario de El Paso

Expandió ICE el virus a nivel mundial

Gobierno de Donald Trump envió a migrantes infectados a sus países de origen

- Emily Kassie y Barbara Marcolini / The New York Times

Admild, un inmigrante ilegal haitiano en los Estados Unidos, se sentía enfermo cuando se acercaba al avión de deportació­n que lo llevaría de regreso al país del que había huido por miedo. Dos semanas antes de ese día de mayo, mientras estaba detenido en un centro de detención de Inmigració­n y Control de Aduanas en Louisiana, había dado positivo por el coronaviru­s, y todavía mostraba síntomas.

Le reveló su condición a un funcionari­o de ICE en el aeropuerto, quien lo mandó con una enfermera.

“Ella me dio Tylenol”, dijo Admild, que temía represalia­s si se publicaba su apellido. No mucho después, regresó al avión que lo llevaría a Puerto Príncipe. Él es uno de los más de 40 mil inmigrante­s deportados de Estados Unidos desde marzo, según los registros de ICE.

A pesar de que se han tomado medidas de cierre y otras más en todo el mundo para evitar la propagació­n del coronaviru­s, ICE ha seguido deteniendo a personas, trasladánd­olas de un estado a otro y deportándo­las.

Una investigac­ión realizada por The New York Times, en colaboraci­ón con The Marshall Project, revela cómo las condicione­s inseguras y las pruebas de dispersión ayudaron a convertir a ICE en un difusor nacional y global del virus, y cómo la presión de la administra­ción Trump llevó a los países a recibir a estos deportados enfermos.

Hablamos con más de 30 inmigrante­s detenidos que describier­on centros de detención estrechos e insalubres donde el distanciam­iento social era casi imposible y el equipo de protección casi inexistent­e. “Fue como una bomba de tiempo”, dijo Yudanys, un inmigrante cubano recluido en Louisiana.

Al menos cuatro deportados entrevista­dos por The New York Times, de India, Haití, Guatemala y El Salvador, dieron positivo por el virus poco después de llegar de los Estados Unidos.

Rastreamos más de 750 vuelos domésticos de ICE desde marzo, llevando a miles de detenidos a diferentes centros, incluidos algunos que dijeron que estaban enfermos. Kanate, un refugiado de Kirguistán, fue trasladado de la Instalació­n Correccion­al del Condado de Pike, en Pennsylvan­ia, a la

Instalació­n de Detención de Prairielan­d, en Texas, a pesar de mostrar síntomas de Covid-19. Se confirmó que tenía el virus solo unos días después.

“Estaba en pánico”, dijo. “Pensé que moriría aquí en esta prisión”.

Bajo la presión de la administra­ción Trump y con promesas de ayuda humanitari­a, algunos países han cooperado plenamente con las deportacio­nes.

El Salvador y Honduras han aceptado a más de 6 mil deportados desde marzo. En abril, el presidente Donald Trump elogió a los presidente­s de ambos países por su cooperació­n y dijo que enviaría ventilador­es para ayudar a tratar a los pacientes más enfermos de coronaviru­s.

Hasta ahora, los gobiernos de 11 países han confirmado que los deportados regresaron a sus hogares con Covid-19.

 ??  ?? migrantes subiendo al autobús
migrantes subiendo al autobús

Newspapers in Spanish

Newspapers from United States