El Diario de El Paso

‘Desagradab­les’ o amas de casa

TRUMP ARREMETE CONTRA KAMALA HARRIS Y SEGUIDORAS

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Lo que Trump dice sobre Kamala Harris ilustra cómo ve a las mujeres: son ‘desagradab­les’ o amas de casa

Cuando Harris se unió a la candidatur­a demócrata, el presidente no perdió el tiempo llamándola “desagradab­le” y alabando al “ama de casa de los suburbios” que, según dice, votará por él. Sus puntos de vista están fuera de sintonía con la realidad.

“Fue desagradab­le al grado de hacer algo monstruoso”, afirmó Trump el martes. “Y eso no lo olvidaré tan pronto”.

Rápidament­e surgieron los ataques. El miércoles en la mañana, después de que sus aliados de Fox News pasaron la noche comparando a Harris, de ascendenci­a jamaiquina e india, con “vendedores de tiempo compartido” y “prestamist­as” poco éticos, Trump se jactó de que el “ama de casa de los suburbios” estadounid­ense –una etiqueta usada por el mandatario para apelar a los temores racistas de los blancos acerca de las iniciativa­s de integració­n en los vecindario­s– lo favorecerí­a en noviembre.

“Quieren seguridad”, escribió Trump en Twitter, y añadió que “están encantadas de que terminé el programa que consistía en que las viviendas para personas de bajos ingresos invadieran su vecindario” en referencia a una iniciativa del Gobierno de Obama que promovía la diversific­ación de las comunidade­s estadounid­enses.

En asuntos de racismo y género, Trump siempre ha creído que dar rienda suelta a sus instintos ha mejorado su marca política. Pero al igual que la actitud de la población hacia el racismo ha cambiado y amenaza con convertir al presidente y su simpatía por la Confederac­ión en una reliquia viviente, también son anacrónica­s sus ideas sobre las mujeres estadounid­enses, sobre todo las de los suburbios.

Según la informació­n recabada por Lyman Stone, investigad­or del Institute for Family Studies, las esposas suburbanas que se quedan en casa solo representa­n el 4 por ciento de la población total en Estados Unidos.

Al analizar los datos de manera más detallada, la Oficina de Estadístic­as Laborales reportó en 2019 que la tasa de participac­ión de la fuerza laboral de las mujeres con hijos menores de seis años era del 66 por ciento. La tasa de participac­ión de la fuerza laboral de las mujeres con hijos de 6 a 17 años era del 77 por ciento.

Desde hace mucho tiempo las encuestado­ras han dicho –en referencia al problema del presidente de alejar a algunos simpatizan­tes con sus comentario­s racistas y sexistas– que Trump no puede darse el lujo de perder al grupo imprescind­ible de mujeres, en su mayoría blancas y suburbanas, que le ayudaron a ganar la presidenci­a en 2016. Pero en junio, una encuesta encargada por NPR/PBS News-Hour/Marist demostró que el 66 por ciento de las mujeres suburbanas desaprobab­an la gestión de Trump.

Celinda Lake, una veterana encuestado­ra demócrata, dijo en una entrevista el miércoles que el panorama con las mujeres suburbanas se ha oscurecido aún más para el presidente, a medida que se prolonga la pandemia del coronaviru­s, lo que les está provocando incertidum­bre con respecto a la economía y las está obligando a decidir si volver a mandar a sus hijos a la escuela o mantenerlo­s en casa.

“Si él confía en que ese grupo lo salve, más vale que se consiga un chaleco salvavidas”, comentó Lake sobre las mujeres blancas suburbanas. “A ellas les gusta la seguridad, pero creen que la falta de un plan definido de Trump, su liderazgo deficiente y el hecho de que no escucha a los expertos ha puesto en un mayor riesgo a sus familias”.

Añadió que “incluso las mujeres blancas no universita­rias están poniéndose en su contra, y estas son algunas de las mujeres que se ven más afectadas por su mal manejo” en la respuesta al coronaviru­s.

Cuando Trump insultó a Harris el martes, aderezó su calificati­vo misógino habitual de “desagradab­le” con otros insultos y se refirió a ella como la integrante del Senado estadounid­ense “más malvada, horrible e irrespetuo­sa”.

Así, Harris se suma a un grupo de mujeres que Trump siente que no ha sido lo suficiente­mente dócil.

Trump usó el insulto “desagradab­le” de la manera más vil con su antigua contendien­te a la presidenci­a, Hillary Clinton: “esa mujer tan desagradab­le”, masculló del otro lado del escenario cuando ambos participab­an en un debate presidenci­al en 2016. Afirmó que la senadora de Massachuse­tts, Elizabeth Warren, ex candidata presidenci­al demócrata y crítica franca, tenía una “boca desagradab­le”. ¿Y de Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representa­ntes? “Es una persona desagradab­le, vengativa y espantosa”.

Incluso Meghan Markle, la Duquesa de Sussex nacida en Estados Unidos, fue considerad­a “desagradab­le” por no apoyar su candidatur­a en 2016.

“¿Qué puedo decir?”, Trump le dijo a un tabloide británico el año pasado, justo antes de una visita a Inglaterra, donde fue recibido por la familia real. “No sabía que ella era desagradab­le”.

Esa vez, en un giro orwelliano, Trump trató de desdecir sus comentario­s, que fueron grabados, diciéndole al público que no creyera lo que acababan de escuchar.

“Nunca llamé a Meghan Markle ‘desagradab­le’”, tuiteó el presidente. “Son inventos de los medios de noticias falsas, ¡y los pillamos!”

Los ataques de Trump a Harris han sido mínimos si se les compara con los insultos que usó contra otras opositoras, incluyendo a Clinton y Warren. Sin embargo, en ocasiones, el presidente ha considerad­o a la senadora como una revelación, e incluso ha reconocido su capacidad para atraer a grandes multitudes.

“¡Qué lástima! ¡Te extrañarem­os, Kamala!”, tuiteó Trump en diciembre luego de que Harris concluyó su propia campaña presidenci­al.

“No se preocupe, señor presidente”, replicó Harris. “Nos veremos en su juicio”.

Cuando se anunció el martes la participac­ión de Harris, tanto el presidente como su campaña parecían descoordin­ados y sin saber la mejor manera de atacar con eficacia su trayectori­a. Pero los peores insultos proferidos por los aliados más cercanos de Trump podrían ser un presagio de lo que está por venir: el año pasado, el hijo del presidente, Donald Trump hijo, cuestionó en Twitter si Harris era lo suficiente­mente negra como para estar hablando de los problemas que enfrentan los negros estadounid­enses. Al final, borró ese tuit.

El miércoles, en Delaware, cuando Biden celebró su primer evento conjunto con Harris, se refirió al tipo de ataques racistas y sexistas que ella recibiría cuando avanzara la campaña. Pero también pareció estar riéndose entre dientes cuando relató que el presidente dijo que Harris había sido “desagradab­le” y “malvada” con sus nominados.

“Lo que Trump hace mejor es refunfuñar”, señaló Biden. “¿A alguien le sorprende que Donald Trump tenga un problema con una mujer fuerte o con mujeres fuertes en general?”.

Harris, por su parte, no habló de los insultos y decidió usar su tiempo para atacar al mandatario por su manejo de la pandemia y de la economía.

“Como todo lo demás que heredó”, señaló Harris, “lo gestionó muy mal”.

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La candidata demócrata a la vicepresid­encia en Wilmington, Delaware, mientras atrás la escucha el aspirante a la presidenci­a Joe Biden, el jueves

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