El Diario de El Paso

¿Qué pasaría si Trump no puede postularse?

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Washington— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, resultó positivo en una prueba de coronaviru­s y eso ha planteado la posibilida­d, por remota que sea, de que pueda quedar incapacita­do o morir en el cargo si sus síntomas empeoran.

Aunque eso sigue siendo muy poco probable y, el viernes, pocas personas en Washington estaban dispuestas a discutir esa posibilida­d cuando Trump fue trasladado al Centro Médico Militar Nacional Walter

Reed para recibir tratamient­o, la Constituci­ón y el Congreso establecie­ron hace mucho tiempo un plan de sucesión para garantizar que Estados Unidos esté protegido de adversario­s y conflictos internos cuando el mandatario electo no puede ejercer su cargo.

La Constituci­ón deja en claro que el vicepresid­ente es la primera opción para suceder al presidente en caso de que muera en el cargo, y puede intervenir para asumir temporalme­nte los deberes de la presidenci­a si el comandante en jefe queda incapacita­do. El vicepresid­ente Mike Pence, de 61 años, dio negativo a la prueba de coronaviru­s el viernes. Sin embargo, otras situacione­s se vuelven mucho más complicada­s y están envueltas en una serie de diatribas legales sobre qué hacer si un presidente no puede ejercer sus funciones pero se niega a renunciar a ellas, o si gana las elecciones pero no puede ejercer los deberes del cargo, o qué sucedería si el presidente y el vicepresid­ente están incapacita­dos.

¿Qué pasa si Trump muere o no puede servir?

La Constituci­ón y las leyes son más claras en los casos en que un presidente muere o debe renunciar a su cargo. La vigesimoqu­inta enmienda establece que: “En caso de destitució­n del presidente de su cargo o de su muerte o renuncia, el vicepresid­ente se convertirá en el presidente”.

El ascenso de un vicepresid­ente no es algo inédito en la historia de Estados Unidos. En ocho ocasiones, un vicepresid­ente ha tenido que asumir el cargo más alto de la nación debido a la muerte del mandatario, la más reciente sucedió en 1963 por el asesinato de John F. Kennedy, cuando Lyndon B. Johnson se convirtió en presidente. (En 1974, el vicepresid­ente Gerald Ford asumió la presidenci­a después de la renuncia de Richard M. Nixon).

La Constituci­ón establece que el Congreso debe decidir qué sucede si el vicepresid­ente también muere o no puede servir, y se han promulgado varias leyes para prever las contingenc­ias. La más reciente es la Ley de Sucesión Presidenci­al que se promulgó en 1947, después de la muerte del presidente Franklin D. Roosevelt en 1945. El estatuto dice que el presidente de la Cámara es el siguiente en la línea de sucesión, seguido por el presidente pro tempore del Senado y luego vendrían los miembros del gabinete, comenzando por el secretario de Estado.

La presidenta de la Cámara de Representa­ntes, Nancy Pelosi, de 80 años, dijo el viernes que había dado negativo en la prueba del virus y estaba segura de que se habían implementa­do los planes correctos en caso de que fueran necesarios. “La continuida­d del Gobierno siempre ha sido prevista”, dijo en una entrevista con MSNBC.

¿Qué sucedería si está demasiado enfermo como para cumplir con sus funciones?

Según la vigesimoqu­inta enmienda, que fue ratificada en la década de 1960 para aclarar la discapacid­ad presidenci­al y la planificac­ión de la sucesión, los mandatario­s pueden delegar sus poderes, de manera voluntaria, a sus vicepresid­entes en caso de enfermarse gravemente o verse incapacita­dos para realizar sus funciones.

Si Trump se enferma gravemente podría notificar, por medio de cartas, a la presidenta de la Cámara y al presidente pro tempore del Senado que se ve imposibili­tado para “cumplir con los poderes y deberes de su cargo” y así transferir sus poderes a Pence quien, en efecto, se convertirí­a en presidente interino. Trump puede reclamar todas sus funciones al recuperars­e.

El viernes en la tarde, cuando se esperaba que Trump partiera hacia el Walter Reed, Judd Deere, un portavoz de la Casa Blanca, dijo que el presidente permanecer­á en plena posesión de sus facultades y poderes. “No hay transferen­cia”, dijo. “El presidente sigue en el cargo”.

¿El presidente puede ser reemplazad­o de manera involuntar­ia?

La vigesimoqu­inta enmienda también contempla la destitució­n forzosa de un presidente, incluso si está demasiado enfermo para delegar sus funciones o en caso de que se niegue a hacerlo.

Para los autores de la enmienda, estas posibilida­des no eran meras hipótesis descabella­das. Después de sufrir un derrame cerebral en 1919, el presidente Woodrow Wilson pasó el resto de su mandato parcialmen­te paralizado y ciego; su condición se mantuvo mayormente en secreto.

La enmienda le otorga al vicepresid­ente, que debe actuar con el gabinete o con un grupo designado por el Congreso, poderes para intervenir. Si la mayoría de cualquiera de esos grupos decide e informa a la Cámara y al Senado que el presidente “no puede cumplir con los poderes y deberes de su cargo”, entonces “el vicepresid­ente asumirá inmediatam­ente los poderes y deberes del cargo como presidente interino”. Ese mandato nunca se ha utilizado y las considerac­iones políticas podrían dificultar su ejecución.

¿Qué podría pasar si hay una disputa sobre quién está en el poder?

Aunque la sucesión presidenci­al está claramente consagrada en la ley, algunos juristas argumentan que es posible que no sea coherente con la Constituci­ón, lo que plantea problemas potencialm­ente desastroso­s si los dos principale­s líderes de la nación ya no pueden servir.

Algunos académicos constituci­onales han planteado dudas sobre si la presidenta de la Cámara y el presidente pro tempore del Senado son elegibles para reemplazar al presidente, argumentan­do que los redactores de las leyes solo contemplar­on la posibilida­d de que los calificado­s para ejercer esa acción fuesen los altos funcionari­os del poder ejecutivo. Jack L. Goldsmith, profesor de la Facultad de Derecho de Harvard, advirtió este año que esa disputa, aparenteme­nte remota, podría desencaden­ar un enfrentami­ento.

¿Y si Trump ya no puede postularse?

Las cosas se complican, rápidament­e. Primero, el Comité Nacional Republican­o tendría que elegir un nuevo nominado, un proceso que involucrar­ía a la presidenta Ronna Mcdaniel y los 168 miembros nacionales, tres por cada estado y territorio.

Pero como muchos estados ya han comenzado a imprimir, enviar por correo y aceptar boletas, y algunos han comenzado los sufragios en persona, es poco probable que el nombre de un nuevo nominado se imprima en las boletas a tiempo para el día de las elecciones.

A partir del contagio del mandatario muchas preguntas se han presentado para el futuro de la Casa Blanca

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El vicepresid­ente Mike Pence, de 61 años, dio negativo en una prueba de coronaviru­s el viernes

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