Muchos ya están hartos del virus, pero aún no se quiere ir
San Diego— Yo no soy vicepresidente y no es mi responsabilidad preguntar diariamente por la salud del presidente. Como contador de historias profesional, sólo estoy aquí para contar una. Y si ustedes están hambrientos de una justicia poética, el año apocalíptico del 2020 es excelente para eso.
¿Qué podría ser más poético, o más justo, que el virus afectara a alguien que se ha mofado, en los últimos siete meses, de los que usan mascarillas y los ha considerado como débiles o paranoicos, restándole importancia a la pandemia y diciendo que es un “fraude” y que el virus no es peor que la influenza, y prometiendo que un día va a desaparecer mágicamente y que presionó a los negocios para que reabrieran demasiado pronto, y alentó los levantamientos públicos en contra de la autoridad por fanáticos de la libertad en estados como Michigan?
Lo peor de todo es ¿qué pensaron ustedes que el universo le tenía reservado a un líder que ha mostrado esa asombrosa falta de empatía para los más de 7 millones de estadounidenses infectados por el virus y los 210 mil que murieron?
Sólo estamos en octubre, pero la búsqueda terminó para que la revista Time eligiera a la Persona del Año 2020. El ganador es el karma.
El narcisista en jefe sólo se importa él mismo, y su patética respuesta al coronavirus en los últimos meses lo ha demostrado una vez más.
No hay duda que aun antes de que el presidente Donald Trump diera positivo para el Covid-19 la semana pasada, los sondeos mostraron que la vasta mayoría de los estadounidenses lo consideran no apto para enfrentar al virus. De acuerdo al sondeo realizado por CBS News, realizado antes de que Trump fuera ingresado al Centro Médico Nacional Militar Walter Reed, sólo el 38 por ciento de los estadounidenses confiaban en él para que hiciera un mejor trabajo en la lucha contra la enfermedad mientras que el 52 por ciento consideró que el ex vicepresidente Joe Biden lo haría mejor.
Los medios de comunicación de Washington fueron más allá. Ahora que Trump salió del hospital y el médico del presidente, Sean Conley, mostró un panorama optimista sobre su recuperación, la prensa quiere saber acerca de la cronología y si Trump actuó negligentemente al propagar el virus. Los reporteros quieren saber si Conley está contándonos toda la historia acerca de cuándo mostró Trump los primeros síntomas y acerca de la severidad de su caso. También están cuestionando si Trump regresó demasiado pronto a la Casa Blanca, y quién más resultó infectado antes de que ingresara al hospital.
Todas son buenas preguntas. Pero, desde mi punto de vista, hay cosas que necesitan decirse acerca del hecho de que Trump se infectara.
Al igual que el hecho de que el Covid-19 está hablando claramente y no va a permitir que lo ignoren en este año electoral. En los últimos meses, los votantes estadounidenses y los candidatos para algún puesto han tratado de dejar de mirar lo que siempre ha sido el tema número uno de la elección: la pandemia global. De hecho, están ansiosos por hacer que esta elección sea acerca de todo excepto del Covid-19. Ellos quisieran enfocarse en los incendios forestales y el cambio climático, la violencia policíaca y el malestar social, la justicia racial y mantener el orden, o los empleos y la recuperación económica.
Ambos partidos políticos están jugando al quemado. Después del primer debate, todos los republicanos querían hablar acerca de lo que pareció ser la falta de enfoque cognitivo de Biden, y evidenciar lo fácil que es el que pueda distraerse. Sin embargo, los demócratas trataron de desviar la atención hacia el comportamiento irritantemente patán de Trump, como lo dejaron de manifiesto sus muchas interrupciones y ataques sarcásticos.
Moraleja: Biden no es muy avispado y Trump es un tarado insufrible. Escojan.
La afectación más grande que el Covid-19 logró en ese debate fue cuando Trump trató de ridiculizar a Biden por ser cauteloso y usar habitualmente una mascarilla. El presidente pensó obviamente que eso era tonto. ¿Pero ahora, quién es el tonto?
El Covid-19 no está de regreso, ya que nunca se ha ido.
Finalmente, como méxicoamericano cuyo abuelo no fue violador, criminal ni narcotraficante, a pesar de lo que Trump podría creer, insisto en esto, si ustedes quieren compasión, simpatía o hasta buenas maneras, busquen en otro lado.
Debido a que más de una docena de casos de Covid-19 han sido reportados entre los asesores de la Casa Blanca, los republicanos que visitaron ese lugar, y varios colaboradores de Trump, necesitamos construir un muro alrededor del 1600 de la Avenida Pennsylvania. El Mundo de Trump es una colonia de gérmenes.
Considérenme una mala persona si quieren. Después de todo, los republicanos conservadores que apoyan a Trump nos han enseñado en los últimos cuatro años que ser etiquetado como una mala persona no es gran cosa y no vale la pena preocuparse por eso. Así que, digamos que soy alguien que no se preocupa.
Como ya lo dije, yo sólo estoy aquí para contar la historia. Y siempre que un bravucón recibe lo que merece, la convierte en una buena historia.