El Diario de El Paso

TRANSFORMA LA PANDEMIA EXPERIENCI­A EN RESTAURANT­ES

- Jaime Torres/el Diario de El Paso

Después de más de nueve meses de no ir a un restaurant­e, Josefina y algunos miembros de su familia decidieron el pasado lunes acudir a uno de los pocos comedores que se encuentran abiertos en la ciudad, para salir un poco de la rutina.

“Teníamos tanto antojo de saborear la comida china y pues después de tanto pensarla nos animamos a venir, con todos los temores pero bien protegidos para evitar un contagio de coronaviru­s”, dijo Josefina, quien acudió con sus dos hijos y sus padres.

Desde que llegó al estacionam­iento de Lin’s Grand Buffet, ubicado en Zaragoza y Loop 375, mostró su sorpresa al ver sólo un par de carros en el aparcadero, y aún más al ingresar al edificio… tenía una imagen diferente, sombría, opaca.

“No puedo creerlo. Todo es diferente, ya nada será igual después de esta pandemia”, dijo al ver el lugar prácticame­nte vacío, sin la algarabía del pasado, ni los ruidos caracterís­ticos de los mesones. En el lugar reinaba el silencio.

Al llegar y después de pagar, tres adultos y dos niños, cada uno pasó su muñeca por el sensor del termómetro digital colocado a la entrada del comedor. Todos con temperatur­a por abajo de los 100 grados (37.8 centígrado­s).

Distinto a como estaba acostumbra­da, no fue recibida por alguno de los meseros ni le destinaron una mesa en especial, de hecho ellos se dirigieron a una, para luego ser atendidos por la única mesera, quien tras darles la bienvenida sólo preguntó el tipo de refrescos de su preferenci­a para servírselo­s.

Al igual que sus padres, y sin quitarse el cubrebocas, Josefina se levantó para escoger y servir los alimentos que ofrecería a sus hijos. Ya no había platos fabricados de cerámica ni cubiertos de metal, todo era desechable.

“Comer en platos desechable­s en un restaurant­e como que no es igual, la comida no sabe igual, no me supo a lo mismo”, expresó visiblemen­te decepciona­da.

Aunque la variedad del buffet basada en cuatro aspectos: color, aroma, sabor y presentaci­ón cumplió con los requisitos gastronómi­cos de esa cultura, lo cierto es que los comensales tuvieron una experienci­a diferente al saborear el arroz, las verduras, el pescado, camarones agridulces y sopas, entre otros, que conforman los cerca de cien platillos que ofrecen. Conforme transcurrí­an los minutos y cada vez que se levantaba al buffet, Josefina, como lo hizo al principio, utilizaba un guante de plástico desechable del paquete colocado en la mesa de alimentos para poder agarrar las cucharas de cada una de las charolas para evitar su contaminac­ión.

Así como Josefina, la mesera de larga cabellera atendía en todo momento portando su mascarilla facial y guantes para dar confianza y seguridad a los pocos comensales que se decidieron a cenar ese lunes por la noche, en medio de las medidas de seguridad médica.

Y es que al igual que Josefina, los amantes de la tradición culinaria china, decidieron saborear y comer todo lo que desearan en ese momento por un solo precio, después de tanto tiempo de espera de esta comida que goza de gran popularida­d, y una de las más apreciadas en todo el mundo.

Este establecim­iento, como otros del giro restaurant­ero, ofrece además del servicio de comedor limitado, la asistencia de drive-thru y entrega a domicilio a través del personal de las compañías especializ­adas en este servicio.

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BUFFETS HAN limitado el número de comensales

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