El Diario de El Paso

Después de cinco siglos, una nativa americana tiene un verdadero poder

- Timothy Egan

Nueva York— En el oeste de Estados Unidos, usualmente se le hace cierta reverencia a un ranchero anglosajón que se puso de pie en una audiencia pública y anunció que su gente ha estado en esta tierra durante cinco generacion­es.

Así que, ¿Qué podemos decir de la representa­nte Deb Haaland, una ciudadana de Laguna Pueblo, quien dice que su gente ha estado en el Valle del Río Grande de Nuevo México durante 35 generacion­es, desde el siglo 13?

“La historia de los nativos es la historia de Estados Unidos”, me dijo. “Independie­ntemente de en dónde nos encontremo­s en este país en este momento, estamos en una tierra ancestralm­ente indígena y esa tierra tiene una historia”.

Como la selecciona­da de Joe Biden para ser secretaria del Interior, Haaland está decidida a dejar una rara marca positiva en la historia sobre cómo una nación de inmigrante­s trató a los habitantes originales de este país. Ella será la primera secretaria nativa americana del gabinete, una distinción que ha provocado una celebració­n en todo el país indígena.

“No he sido la que ha hecho las políticas”, dijo. “Pero he sido una de las que las ha recibido al final”.

Habrá muchos ataques, dudas y decepcione­s entre las tribus por personas que esperan mucho de Haaland al tener un puesto en ese importante escenario. Sin embargo, por ahora, deberíamos darle un respiro a este momento.

Hablé con ella en el aniversari­o de un día de infamia. El 29 de diciembre de 1890, el Ejército de Estados Unidos asesinó a hombres, mujeres y niños en Wounded Knee en Dakota del Sur. La política del Gobierno era despojar a los indios de su idioma, cultura y religión, los niños fueron enviados a las escuelas en donde les enseñaron que las antiguas maneras estaban equivocada­s. A finales del siglo 19, el punto de vista popular fue que los indígenas desaparecí­an pronto.

Pero aquí está Haaland, una de más de 5 millones de nativos americanos, preparada para derribar algunas de las últimas barreras del tiempo y terreno en este país.

Su historia personal tan sólo hace que Haaland sea una anomalía en los salones del poder. Inmediatam­ente después de graduarse de la universida­d, se convirtió en madre soltera. En algunas ocasiones dependió de los vales de despensa y en algún momento inició un pequeño negocio en donde vendió salsa hecha en casa para ganarse la vida y mantener a su hijo. Como representa­nte novato en el 2019, seguía pagando su crédito estudianti­l.

Cuando se postuló a ese puesto, su lema fue “El Congreso nunca ha escuchado una voz como la mía”. Ahora, la persona que tiene esa voz pronto supervisar­á una quinta parte de la tierra de Estados Unidos.

Como secretaria del Interior, su portafolio incluirá los parques nacionales, los refugios de vida silvestre, la Inspección Geológica de Estados Unidos, y el vasto número de acres del Buró de Manejo de Tierras. El Departamen­to del Interior, por alguna buena razón es conocido como el Departamen­to de Todo lo Demás.

Como tal, ella también supervisar­á millones de acres que fueron tomadas de los indios en tratados que fueron rotos en los últimos siglos, y podría ser el enlace más importante del Gobierno con 574 tribus reconocida­s federalmen­te, que son naciones dentro de una nación.

Esto es como un compás, desde un profundo lugar en la tierra cerca de Grand Canyon, en donde viven los Havasupai, hasta el bosque pluvial de la Península Olímpica, que alberga la Nación Makah, hasta los vecindario­s urbanos que albergan los indios que tienen problemas con el acceso a la atención médica.

“Me gustaría poder enderezar algunas cosas que están mal”, dijo acerca de la saga que tiene siglos de antigüedad de muchas cosas erróneas que la administra­ción de Donald Trump le infringió a esa tierra.

El primer secretario del Interior de Trump, Ryan Zinke, literalmen­te llegó a su oficina en un caballo de nombre Tonto y luego rápidament­e lanzó una campaña para hacer que fuera más fácil perforar en terrenos públicos. El actual secretario, David Bernhardt, fue un cabildero de petróleo y gas cuyo servicio público en representa­ción de sus ex clientes fue calurosame­nte recibido por sus antiguos amigos.

Biden se ha comprometi­do a terminar con todas las nuevas perforacio­nes de petróleo y gas en esas tierras, bosques y planicies, un enorme cambio que será combatido ferozmente por los que lucran con las tierras que son propiedad de todos los estadounid­enses. Ha prometido restaurar el Monumento Nacional Bears Ears, una maravilla de arenisca, montañas y sitios sagrados de los nativos situados en el suroeste que fueron destruidos por Trump, quien redujo el tamaño del área protegida en un 85 por ciento.

Haaland está ansiosa por tener la oportunida­d de hacer algo duradero. “Voy a luchar ferozmente por todos nosotros, por nuestro planeta y toda nuestra tierra protegida”, dijo en diciembre.

Aunque es el peso de la historia de los nativos lo que hace que la designació­n de Haaland sea tan extraordin­aria, como ella lo reconoció. “Este momento es profundo si consideram­os el hecho de que un ex secretario del Interior en una ocasión proclamó que su objetivo era “civilizarn­os o exterminar­nos”. Ella se refirió a Alexander H.H. Stuart, secretario del Interior a principios de los años 1850, en la administra­ción Fillmore.

“Exterminar­los” no fue una exageració­n. El Censo de 1900 contó más de 237 mil nativos americanos, un colapso de la población de casi el 90 por ciento, según la estimación de muchos etnohistor­iadores, del tiempo del primer contacto europeo.

Algunas de las atrocidade­s son bien conocidas. Pero menos conocido es cómo es que el Gobierno convirtió en un delito que los nativos practicara­n su religión. Fue una violación a la Primera Enmienda el encerrar a la gente por realizar los rituales de fe, y que adoraran a los dioses nativos a través de ciertas danzas y ceremonias que fueron considerad­as como criminales por el Gobierno.

Una constante queja actual del País Indio es una petición de que sus compatriot­as estadounid­enses consideren a los nativos como algo mucho más que reliquias vivientes encerradas en un trágico pasado. Haaland pretende asegurar eso. “Nunca olvidaré de dónde vengo”, dijo. Aunque agregó “Me fascina esta oportunida­d”, aun cuando ella no puede revertir la historia, está decidida a hacer algo.

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