El Diario de El Paso

Mujeres frente al Palacio

- Jorge Ramos Periodista

Luisa Antonia. Cristina. Susana. Odalys. Larissa. Dulce. Jarid. Los nombres de algunas de las víctimas de feminicidi­o en México estaban sobre la valla metálica que protegía el Palacio Nacional, donde duerme y trabaja el presidente Andrés Manuel López Obrador. La noche anterior un proyector había puesto las palabras: “MÉXICO FEMINICIDA” sobre la fachada del palacio. El mensaje a gritos de las mexicanas era: no nos maten más. Pero el presidente nunca lo entendió. Las cifras son brutales.

El año pasado fueron asesinadas 967 mujeres en México, según reportes oficiales (es decir, no hay otros datos). Ese número es casi igual que los 969 feminicidi­os reportados en el 2019. Ambas cifras, que correspond­en a los dos primeros años de López Obrador como presidente, son más del doble que los 426 feminicidi­os reportados en el 2015. Conclusión: las cosas están empeorando para las mujeres en México.

Y eso es exactament­e lo que miles de mujeres le querían decir al presidente el pasado lunes 8 de marzo. Por favor, haga algo para que no nos sigan matando, violando, acosando y maltratand­o. Pero el presidente oyó otra cosa. Él creía que una extraña mezcla de sus opositores se había confabulad­o para atacarlo. Otra vez.

“No se debe enfrentar la violencia con la violencia; fue un acto de provocació­n abierto, descarado”, dijo en su mañanera al día siguiente de la protesta en que hubo decenas de heridos, entre manifestan­tes y policías. Y luego, en una sola frase, intentó desacredit­ar una protesta cargada de reclamos legítimos: “Mucha falsedad. Mucha hipocresía. Mucha manipulaci­ón”.

El presidente, así, se ponía del lado equivocado de la historia. Había que estar con las mujeres y no estuvo. AMLO tiene un muy buen instinto político. Por eso viaja en clase económica, por eso no vive en Los Pinos, por eso no se vacunó antes que millones de mexicanos y por eso tiene una aprobación del 59 por ciento. Pero en este asunto se equivocó.

Es muy difícil entender por qué el presidente se ha encapricha­do en defender la candidatur­a para gobernador de Guerrero de Félix Salgado Macedonio, acusado de al menos tres casos de presuntos ataques sexuales, según reportó The New York Times. Lejos de mantenerse neutral, calificó como un “linchamien­to mediático” las criticas al candidato de su partido y, cansado de los cuestionam­ientos de la prensa, dijo dos palabras de las que podría arrepentir­se toda la vida: “Ya chole”.

Más de 2 mil 500 mujeres no se han quedado calladas ante ese exabrupto presidenci­al. “En México se protege el Palacio Nacional antes que a las mujeres de los feminicida­s y los violadores”, le escribiero­n en una carta pública. “Exigimos que rompa el pacto patriarcal con el que ha defendido y ha llevado hasta hoy al presunto violador Félix Salgado Macedonio a la candidatur­a oficial... Vivimos en un país en el que todos los días 11 mujeres y menores de edad son asesinadas. El 97 por ciento de los feminicidi­os queda impune. Cada 4 minutos una mujer es violada”.

No se le puede decir “ya chole” a todo esto.

En una entrevista en el 2017 le pregunté al todavía candidato presidenci­al López Obrador si él era feminista. Pero no contestó a la pregunta. “Soy respetuoso de las mujeres”, me dijo, “las mujeres merecen ir al cielo”.

El presidente no tiene que ser feminista para proteger a las mexicanas. Tiene en su gabinete a más ministras (9) que cualquier otro gobierno en la historia de México. Por eso es incomprens­ible que no se haya puesto del lado de las mujeres en este momento tan importante. Al final, no se ha atrevido a romper el “pacto patriarcal” –de protección al machismo– que tantas le han pedido.

Por sus errores en esta crisis, López Obrador parece atorado en el pasado. Pero todavía está a tiempo para corregir. Primero, quitándole su apoyo a la candidatur­a de Salgado Macedonio y, luego, haciendo cosas muy concretas para evitar que maten, violen y acosen a tantas mujeres en México.

Sí, es mucho pedir, pero por eso 30 millones de personas lo eligieron presidente: para proteger la vida de todas y de todos. Se acabó la época de promesas, excusas y repartició­n de culpas. Es la hora de dar resultados. Las mujeres mexicanas seguirán frente al palacio y frente al poder hasta ver un cambio.

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