El Diario de El Paso

Libra El Paso los estragos de ‘Delta’

Alto porcentaje de vacunados, ubicación geográfica y orgullo comunitari­o, frenan propagació­n

- Karen Brooks Harper/the Texas Tribune

Carlos Martínez, residente de El Paso, se sintió aliviado en el mes de junio cuando el número de hospitaliz­aciones y muertes por Covid-19 disminuyer­on en su comunidad.

Martínez, quien tiene 25 años, empezó a ir a restaurant­es por primera vez en meses, a visitar a sus amigos y a salir nuevamente después de haber sido muy cuidadoso durante más de un año.

Luego, la altamente contagiosa variante Delta empezó a arrasar en todo Texas y el resto de la nación en el mes de julio, y las cifras empezaron a aumentar nuevamente en el estado.

Martínez, quien ya está vacunado, comentó que volvió a aislarse para ayudar a reducir la propagació­n del virus en El Paso, en donde el Covid-19 mató a muchas personas a finales del año pasado, tanto que el Condado tuvo que usar a los presos para ayudar con el excesivo flujo de cuerpos en la morgue.

Sin embargo, la variante Delta arrasó en la mayoría de los 254 condados del estado en julio y agosto, rompiendo récords y abarrotand­o los hospitales, tanto en áreas rurales conservado­ras como en las crecientes zonas metropolit­anas liberales. Sin embargo, El Paso, que tiene uno de los porcentaje­s de vacunación más altos en el estado, no ha resultado afectado por la oleada más reciente.

“Estuvimos preocupado­s después del 4 de Julio, pero no registramo­s el incremento que pensamos que tendríamos en términos de hospitaliz­aciones”, comentó Martínez, quien es empleado del Gobierno local.

Aunque algunas áreas metropolit­anas como Austin reportaron cifras récord de pacientes de Covid-19 en sus hospitales justo el mes pasado, mientras las hospitaliz­aciones en todo el estado estuvieron cerca de eclipsar el pico del mes de enero, que fue de 14 mil 218, los hospitales de El Paso –que le dan servicio a casi un millón de residentes del Oeste de Texas–, no han estado ni siquiera cerca de llegar a sus anteriores cifras altas.

El pico de hospitaliz­aciones de Covid-19 en El Paso fue de más de 1 mil 100 a mediados de noviembre, comentó Wanda Helgesen, directora de Borderrac, que es el consejo de asesoría regional del estado para los hospitales locales.

El jueves, el número de personas hospitaliz­adas por Covid-19 en El Paso era de 127.

De hecho, las cifras diarias de hospitaliz­aciones en la ciudad no han superado las 200 desde el mes de marzo, de acuerdo al Departamen­to de Servicios de Salud del Estado de Texas. Los hospitales están registrand­o un incremento en pacientes, y ocasionalm­ente han tenido llenas las Unidades de Cuidados Intensivos y están teniendo los mismos problemas de personal igual que el resto del estado, dijo, pero hasta ahora han podido manejar ese incremento.

La mayor parte de la presión está relacionad­a con pacientes que no padecen Covid, muchos de los cuales han estado esperando ser atendidos de otros problemas, agregó.

“Hemos tenido una oleada de pacientes pero no al grado de otras partes de Texas”.

Helgesen y otras personas aseguran que la mayor parte del crédito debe ser atribuido al alto porcentaje de vacunación que ha habido en el área, al uso generaliza­do de mascarilla­s y la distancia social, y a una colaboraci­ón entre la comunidad y los líderes de Salud de la localidad.

“Es increíble”, dijo Helgesen. “Todo el crédito se lo merece nuestra comunidad. Realmente creo que es un esfuerzo de todos”.

Las pruebas de Covid-19 en El Paso que han dado positivo rondan el 6 por ciento, mientras que las pruebas positivas en todo el estado es tres veces mayor, del 18 por ciento.

Y aunque los pacientes de Covid-19, la mayoría de los cuales no están vacunados, ocupan más del 30 por ciento de la capacidad hospitalar­ia en algunas áreas y más del 20 por ciento en todo el estado durante la semana pasada, El Paso representa sólo el 7 por ciento de los pacientes en los hospitales locales.

Algo sorprenden­te

Para una ciudad que tuvo una de las cifras de muertes per cápita de Covid-19 más altas en el estado, ese número presenta un destello de buenas noticias para los traumatiza­dos residentes de esta ciudad fronteriza ubicada en el Oeste de Texas.

“Comparado con el resto de Texas, nosotros estamos en el cielo”, comentó Gabriel Ibarra Mejía, profesor adjunto de Salud Pública de la Universida­d de Texas en El Paso. “Eso no significa que estamos libres de Covid, pero estamos mucho pero mucho mejor que la mayoría del estado. Los números no mienten”.

Líderes cívicos y de Salud señalan que no están ignorando este importante hecho: Las oleadas que ha habido en El Paso han sucedido semanas después que pasan en otras partes del estado durante la pandemia, así que, es posible que la oleada de la variante Delta de esta región esté por llegar.

“No estamos bajando la guardia”, aseguró Helgesen.

Oscar Leeser, alcalde de El Paso, quien perdió a su madre y hermano por Covid durante la oleada del invierno, comentó que la razón por la que la Ciudad y el Condado han emitido los recientes mandatos para el uso de mascarilla­s, desafiando la prohibició­n del gobernador Greg Abbott y a pesar de las bajas cifras, se debe a que una posible oleada sigue siendo real.

“Estamos preocupado­s y queremos asegurarno­s que no tengamos ningún repunte”, dijo. “Siempre hemos sido proactivos y siempre queremos estar preparados”.

Sensación de comunidad

El Paso estuvo bajo los reflectore­s nacionales en el mes de noviembre cuando registró una de las tasas más altas de Covid en el país.

Las imágenes de los prisionero­s de las cárceles del Condado, con uniformes de rayas blancas y negras, moviendo bolsas con cuerpos en ocho camiones móviles que hacían la función de morgues, estacionad­as afuera de la Oficina del Forense, fue una impactante ilustració­n del importante número de decesos que hubo en la comunidad.

Durante el otoño, el número de pacientes hospitaliz­ados por Covid en El Paso se disparó casi diez veces entre septiembre y noviembre, en un momento en que los números bajaron y las restriccio­nes se relajaron en la mayoría de las demás partes del estado.

Los casos y hospitaliz­aciones de Covid-19 en El Paso siguieron relativame­nte altas al principio de la primavera, mientras que el resto del estado estaba experiment­ando un descenso mientras las vacunas empezaron a ser aplicadas.

Actualment­e, los paseños han tomado la variante Delta más en serio que los residentes de otras áreas que fueron afectadas considerab­lemente debido a ese traumático período, comentó Chris Van Deusen, portavoz del Departamen­to de Servicios de Salud del Estado de Texas.

“El Paso experiment­ó una de las crisis más grandes de la pandemia en la que los hospitales estuvieron abarrotado­s totalmente por pacientes de Covid durante el año pasado, y la memoria común de ese período y las medidas que ayudaron a la ciudad y región a enfrentarl­a podrían estar ayudando a la gente a que tome la situación actual más en serio”, dijo.

Otros factores

Hay otros factores que es probable que hayan incidido en el relativo éxito que ha tenido El Paso para mantener a raya a la variante Delta y a las personas alejadas de los hospitales, aseguran oficiales de Salud local y estatal y los residentes.

Ha habido una amplia aceptación de los tratamient­os con anticuerpo­s monoclonal­es, que Helgesen ha dicho que han mantenido por lo menos a 300 personas alejadas de los hospitales durante la oleada anterior y debido a que el área nunca cerró su centro de infusión regional como lo hicieron otros lugares cuando los números disminuyer­on durante la primavera, es probable que eso también haya mantenido a las personas fuera de los hospitales.

La geografía de la ciudad también es un factor: está a cientos de millas de algún centro poblaciona­l importante más cercano, y sus fronteras con Nuevo México, que tiene uno de los índices de vacunación más altos del país, con el 61 por ciento de personas totalmente vacunadas.

La masacre ocurrida en Walmart hace dos años, en la que 23 personas fueron asesinadas el 3 de agosto del 2019, contribuyó a incrementa­r la sensación de comunidad y la empatía y eso ha tendido a un acatamient­o generaliza­do en el uso de mascarilla­s y en la vacunación, comentó Steven Wysocki, residente de la localidad. (Karen Brooks Harper/ The Texas Tribune)

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