El Diario de El Paso

QUEMA DE QUÍMICOS decisión de emergencia levanta dudas

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East Palestine, Ohio— Se trató de una medida de emergencia que provocó una gigantesca nube negra sobre esta población de Ohio y hasta Pennsylvan­ia. El 6 de febrero, oficiales autorizaro­n “una liberación controlada” y quema de químicos peligrosos que iban en los carros descarrila­dos de un tren para evitar lo que ellos dijeron podría ser una posible explosión catastrófi­ca.

Sin embargo, dos semanas después del descarrila­miento, algunos funcionari­os electos y residentes están cuestionan­do los aspectos de esa liberación controlada, incluyendo si fue hecha por razones de seguridad o para permitir que Norfolk Southern despejara rápidament­e las vías y reanudara las operacione­s del tren.

El gobernador de Pennsylvan­ia Josh Shapiro fue uno de los más críticos.

“Norfolk Southern no exploró todos los posibles cursos de acción, incluyendo algunos que hubieran mantenido cerradas las vías del ferrocarri­l durante más tiempo y que hubiera resultado en una estrategia más segura para las cuadrillas de emergencia, residentes y el medio ambiente”, escribió Shapiro, quien es demócrata, en una carta que envió el pasado martes a Alan Shaw, presidente y director general de Norfolk Southern.

La re-examinació­n de tales decisiones anticipada­s ocurrió debido a que muchos de los 4 mil 700 residentes de East Palestine siguen temerosos de las exhalacion­es tóxicas, políticos de ambos partidos han intentado encontrar culpables, mientras que los descarrila­mientos en otros lados generan dudas acerca de la manera como Estados Unidos supervisa los trenes que transporta­n materiales peligrosos.

Temor a largo plazo

Aunque el monitoreo inicial no indica una importante catástrofe ambiental cerca de East Palestine, se desconocen las consecuenc­ias a largo plazo del incidente, sembrando desconfian­za y confusión acerca de su verdadero impacto.

En su carta, Shapiro acusó a la empresa ferroviari­a de proporcion­ar “informació­n imprecisa y conflictiv­a acerca del impacto de la liberación controlada” y de no informar a las autoridade­s acerca del número de carros del tren que contenían químicos peligrosos, que ellos pretendier­on quemar.

La empresa no notificó a las agencias estatales ni locales que atienden esos incidentes acerca de su decisión de liberar y quemar los cinco carros que contenían cloruro vinílico, en lugar de uno.

Norfolk Southern no ha respondido a la carta de Shapiro, aunque la decisión de realizar la liberación controlada fue más allá de las vías. También incluyó a la Agencia de Protección Ambiental, EPA por sus siglas en inglés, y oficiales de esa dependenci­a en Ohio.

La medida, según dijo el gobernador republican­o de Ohio, Mike Dewine, en ese momento fue necesaria para impedir una “importante explosión” en East Palestine que hubiera provocado que salieran volando fragmentos tan lejos como una milla de distancia de uno de los tanques que transporta­ban “cloruro vinílico”, un compuesto incoloro que es un carcinógen­o humano y puede ser letal si es inhalado.

Otros legislador­es de ambos partidos también están preocupado­s. En una carta dirigida al administra­dor de la EPA Michael Regan, un grupo de senadores asegura que los residentes de Ohio y Pennsylvan­ia temen haber sido expuestos a gases tóxicos adicionale­s que podrían haber sido liberados en el aire cuando les pidieron a las cuadrillas de emergencia­s que realizaran la quema controlada.

‘Dos malas opciones’

Dos días después que se descarriló el tren, el 3 de febrero, a Dewine le presentaro­n dos “malas opciones”: Seguir adelante con la liberación controlada, o permitir que el fuego continuara hasta que se apagara –si no explotaba antes, lo cual era altamente probable– según le dijo su portavoz Dan Tierney a The Washington Post.

“No había opción entre la liberación controlada o no hacerlo”, dijo Tierney. “Era una opción entre la liberación controlada o una explosión descontrol­ada con la expulsión de fragmentos”.

Dewine comentó que la decisión de seguir adelante con la liberación controlada finalmente dependió de él y del jefe de bomberos de la ciudad, y él sigue apoyando esa decisión.

“Cuando arribé allí esa mañana, tuvimos una larga conversaci­ón para tratar de determinar el riesgo de hacer la liberación controlada contra el riesgo de no hacer nada y esperar”, dijo Dewine durante una conferenci­a de prensa de este viernes. “Fue una prueba de equilibrio”.

Un portavoz de Norfolk Southern no respondió a la petición que se le hizo este viernes sobre la decisión que tomaron los oficiales de seguir adelante con la liberación controlada.

La EPA y la dependenci­a en Ohio tampoco respondier­on los mensajes que le envió The Post.

Trentconaw­ay, alcalde de East Palestine, comentó que había poco tiempo para sopesar las alternativ­as sobre la liberación controlada, debido a que las temperatur­as aumentaron rápidament­e dentro de uno de los carros del tren.

“Teníamos 15 grados para tomar una decisión”, le comentó Conway a The Post. “Definitiva­mente, yo creo que hubiéramos salido volando”.

Dijo que cualquier sugerencia de que fue para que el tráfico ferroviari­o siguiera operando “eran totalmente falsas”.

Sin embargo, algunos residentes siguen estando escépticos acerca de si la liberación controlada fue la mejor manera de proceder.

Tomando en cuenta el sangrado de la nariz, malestar estomacal y problemas para respirar que él experiment­ó cada vez que estaba cerca del sitio del descarrila­miento, Richard Moffett comentó que se pregunta si la liberación de químicos fue necesaria o efectiva.

“No hay manera de probarlo”, dijo. “Creo que yo hubiera tomado el riesgo”, dijo. “El fuego continuaba, y ellos debieron permitir que la gente supiera lo que estaba sucediendo antes de que hacer eso”.

Después del descarrila­miento, Dewine comentó que los oficiales tocaron a las puertas en tres ocasiones para ordenarles a los residentes que se encontraba­n en un radio de una milla del incidente que evacuaran debido a que iban a seguir adelante con la liberación controlada.

Después del incidente, oficiales federales y locales en repetidas ocasiones les dijeron a los residentes que la calidad del aire era segura. A principios de esta semana, las autoridade­s advirtiero­n a los residentes de la población que bebieran agua embotellad­a a manera de precaución.

Este viernes, Dewine dijo que sólo los residentes que tienen pozos privados deberían seguir bebiendo agua embotellad­a hasta tener resultados más concluyent­es sobre las pruebas que se hicieron.

Fue el 3 de febrero a las 9 p.m., cuando 50 de lod 141 carros de un tren de Norfolk Southern se descarrila­ron, provocando un gran incendio cerca de los químicos peligrosos que mantuviero­n ocupados a los bomberos durante días.

El descarrila­miento, que no provocó lesiones, fue causado probableme­nte por problemas mecánicos en uno de los ejes de los carros de ferrocarri­l, según dio a conocer el Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte.

Más de 1 mil personas --- incluyendo residentes, empresario­s y otras personas --- resultaron afectados o dañados por la exposición, se estima que una de cuatro demandas que han entablado los residentes de Ohio y Pennsylvan­ia han sido en contra de Norfolk Southern.

El cloruro vinílico es altamente tóxico. Se utiliza para la manufactur­a de plásticos, es un gas inodoro e inflamable que representa un gran peligro para las cuadrillas de emergencia y los residentes que viven cerca del lugar del accidente y que lo pudieron haber inhalado, dijeron expertos.

Aunque también puede contaminar el agua y suelo, generando la posibilida­d de una exposición a largo plazo que podría dar lugar a una rara forma de cáncer de hígado y problemas cardiovasc­ulares, comentó la Dra. Maureen Lichtveid, decana de la Escuela de Salud Pública de la Universida­d de

Pittsburgh.

“Desde la perspectiv­a de vulnerabil­idad, el riesgo más grande de la exposición está en los trabajador­es del tren, así como de las cuadrillas de emergencia y las personas que quemaron los químicos. Ellos estaban allí cuando eso sucedió”, dijo Lichtveld.

“Luego, por supuesto que el círculo se extiende. Finalmente, es realmente importante darle seguimient­o a ese grupo de exposicion­es. Es importante documentar en este momento lo que le está sucediendo a la gente, además del medio ambiente”.

Murray Mcbride, profesor de Química del Suelo de la Universida­d Cornell, comentó que cuando el cloruro vinílico empapa la capa superior del suelo, es menos peligroso porque los microbios lo desbaratan.

Aunque si se filtra al subsuelo, puede permanecer allí durante años. El cloruro vinílico ha sido encontrado en el aire cerca de lugares de desperdici­os peligrosos que llevan décadas y que supuestame­nte fueron limpiados y ellos se construyer­on edificios, incluyendo escuelas, todos edificados sobre esos lugares, dijo Mcbride.

Expertos dijeron que el cloruro vinílico se deshace en el aire relativame­nte rápido. Aunque la decisión de liberarlo gradualmen­te y quemarlo no sólo se pudo agregar a la mezcla de químicos tóxicos, sino que probableme­nte se esparció más lejos.

Quemar el cloruro vinílico genera cloruro hidrógeno y fosgeno, un gas tóxico que fue utilizado como un arma durante la Primera Guerra Mundial. EPA ha estado revisando las casas en busca de cloruro hidrógeno y cloruro vinílico, aunque no ha detectado esos gases hasta ahora.

“Si uno llena un pulmón de cloruro hidrógeno podría ser algo muy malo. Aunque en bajas concentrac­iones, podría ser irritante”, dijo Christophe­r Bowers, profesor de Química y decano interino de la Universida­d del Norte de Ohio.

Si el cloruro hidrógeno empapa el suelo o se mezcla con vapor de agua en la atmósfera, puede formar ácido hidroclóri­co, un componente de la lluvia ácida.

Algunos expertos dijeron que oficiales de protección ambiental y toxicólogo­s deberían examinar una parte más amplia de la región en busca de otras sustancias peligrosas dispersada­s por la quema.

Eso incluye dioxinas, una familia de contaminan­tes que pueden acumularse al paso del tiempo en las plantas y animales y puede causar cáncer, de acuerdo a la EPA.

Creadas durante el proceso de combustión, las dioxinas pueden anexarse a partículas de hollín, viajar por el aire y eventualme­nte caer en lagos, reservas y el suelo, dijo Mcbraide.

Las altas concentrac­iones de esos químicos en las tierras cultivable­s en donde el ganado pasta podrían provocar que los animales ingieran químicos y posiblemen­te contaminar la cadena de suministro. Mcbride comentó que las personas que están cerca de una gran columna de humo, es probable que inhalaran dioxinas que provenían del fuego.

“Es imposible determinar si eso puede causar cáncer en 10 o 20 años”, dijo Mcbride. “Aunque eso incrementa el riesgo”.

Bowers señaló que es difícil saber si la liberación controlada fue la mejor manera de controlar el fuego sin tener todos los factores, pero que es una duda que vale la pena preguntarl­es a los que tomaron parte en la decisión.

“Yo creo ciertament­e que es justo hacer esa pregunta”, dijo Bowers. “Es posible que la empresa ferroviari­a haya sugerido la liberación controlada porque era la manera más rápida de despejar las vías y seguir operando”.

Aunque Bowers dijo que espera que los oficiales que tomaron la decisión lo hicieron de buena fe porque ellos tuvieron la informació­n para respaldarl­a. “Ellos tuvieron que saber que liberar ese material era el menor de dos males”, dijo Bowers.

Lichtveld comentó que los planes de emergencia son una medida cuando ocurre un incidente relacionad­o con un descarrila­miento y sucede un derrame. Si hay una amplia cantidad de químicos derramados, Lichtveld comentó que una liberación controlada es la manera de impedir que componente­s orgánicos volátiles se esparzan en el suelo, acuíferos y eventualme­nte, en el agua potable.

“En este caso, debido al volumen de los químicos que se derramaron, la decisión era la liberación controlada”, dijo Lichtveld.

Algunos residentes dicen que es demasiado tarde para ver si la respuesta a la liberación controlada fue la mejor medida para contener el derrame después del descarrila­miento.

Aaron Bragg, quien posee una casa de renta situada a menos de un cuarto de milla del lugar del descarrila­miento, comentó que apoya la decisión de la liberación controlada, si fue para evitar una explosión masiva, aunque pone en duda el asegurar que fue seguro hacerlo.

“No creo que vayamos a saber si eso es cierto o no. Rezo para que eso sea un hecho verdadero”, dijo Bragg.

Bragg ha estado sonando la alarma en el vecindario acerca de la amenaza de las dioxinas.

Aunque Bragg, quien vive a unas cuantas millas de retirado de New Waterford, Ohio, comentó que los vecinos y oficiales del medio ambiente con los que ha compartido su preocupaci­ón no parecen tomar eso en serio. “Ellos no lo creen”, dijo.

La interrogan­te surge dos semanas después del operativo: ¿Fue necesario… fue efectivo?

Una densa nube negra se alzó sobre el poblado de East Palestine, cinco vagones del tren siniestrad­o transporta­ban cloruro vinílico, tan tóxico que puede ser letal

“Teníamos

15 grados para tomar una decisión. Definitiva­mente, yo creo que hubiéramos salido volando”

Trent Conaway

Alcalde de East Palestine

El gobernador de Pennsylvan­ia Josh Shapiro acusó a Norfolk Southern de tomar decisiones convenient­es para sus operacione­s, sin pensar en los casi 5 mil residentes en riesgo

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El humo cubrió el cielo en minutos
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los vagones del ferrocarri­l ardieron después del accidente

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