Disculpas del cártel no reviven a víctimas: familias
Encuentra Policía de México a cinco hombres atados junto a la narcocarta
Lake City, Carolina del Sur— Familiares de los cuatro estadounidenses secuestrados en México dijeron que una supuesta disculpa del cártel mexicano al que se le atribuye el ataque ha servido de poco para aliviar el dolor causado por la agresión hacia sus seres queridos, quienes al final resultaron dos asesinados y dos heridos.
En una carta obtenida por The Associated Press a través de un agente del orden público del estado mexicano de Tamaulipas, la facción Escorpión del cártel del Golfo se disculpó con la población de Matamoros —donde los cuatro estadounidenses fueron secuestrados—, con la mujer mexicana que murió en el incidente y con los estadounidenses atacados y sus familias.
La carta atribuida al cártel condenaba la violencia y decía que entregó a las autoridades a sus propios integrantes responsables.
“Hemos decidido entregar a los involucrados y responsables directos en los hechos, quienes en todo momento actuaron bajo su propia decisión e indisciplina”, se lee en la carta, que agrega que esos individuos habían ido en contra de las reglas del cártel, que incluyen respetar “la vida e integridad de los inocentes”.
Una fotografía de cinco hombres atados boca abajo en el pavimento acompañaba la carta, que un funcionario compartió con la AP a condición de mantener el anonimato debido a que no contó con autorización para facilitar el documento.
De momento, las autoridades estatales no han confirmado públicamente si han arrestado a más sospechosos.
Otro funcionario de seguridad estatal dijo que cinco hombres fueron encontrados atados dentro de uno de los vehículos que las autoridades habían estado buscando, junto con la carta. Ese funcionario también habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar sobre el caso.
El viernes, el fiscal del estado de Tamaulipas, Irving Barrios, dijo a través de Twitter que cinco personas relacionadas con el incidente habían sido detenidas por cargos de secuestro agravado y homicidio. Explicó que sólo otra persona había sido arrestada en los últimos días.
Así fueron encontrados
La denuncia anónima que llevó a las autoridades mexicanas a una choza remota donde estaban recluidos cuatro estadounidenses secuestrados describía a hombres armados, personas con los ojos vendados y mucha actividad en un rancho.
Las autoridades se dirigieron a la zona rural al este de Matamoros el martes por la mañana, dejando la carretera y manejando caminos de tierra remotos en busca del lugar descrito, según documentos de investigación mexicanos vistos el viernes por The Associated Press.
Finalmente, vieron la choza de madera lejos de cualquier hogar o negocio, rodeada de maleza, y una camioneta blanca estacionada afuera que coincidía con la que habían subido a los estadounidenses el viernes pasado. Entonces comenzaron a escuchar a alguien gritando: “¡Ayuda!”
Dentro de la choza, según los documentos, Latavia “Tay” Mcgee y Eric Williams tenían los ojos vendados. Junto a ellos estaban los cuerpos de Shaeed Woodard y Zindell Brown, envueltos en mantas y bolsas de plástico. Cuando llegaron las autoridades, Mcgee y Williams les gritaron desesperadamente en inglés.
Un guardia que trató de escapar por una puerta trasera fue detenido rápidamente, según los documentos. Llevaba un chaleco táctico, pero no se menciona que estuviera armado.
Los cuatro estadounidenses habían cruzado a Matamoros desde Texas para que Mcgee pudiera someterse a una cirugía estética. Cerca del mediodía, fueron baleados en el centro de Matamoros y luego subidos a la camioneta. Otro amigo, que permaneció en Brownsville, llamó a la policía después de no poder comunicarse con el grupo que cruzó la frontera. Una mujer mexicana, Areli Pablo Servando, de 33 años, también fue asesinada, aparentemente por una bala perdida.
‘No merecía morir’
Más tarde ese día, el padre de Shaeed Woodard, uno de los dos estadounidenses que murieron, se dijo sorprendido de que el cártel haya ofrecido disculpas por el violento secuestro registrado en un video que rápidamente se viralizó en línea.
“He estado tratando de encontrarle sentido durante toda una semana. Simplemente, estuve inquieto. No podía dormir, no podía comer. Es una locura ver que te quiten a tu propio hijo de esa manera, de una manera violenta como esa. No se lo merecía”, expresó James Woodard a los periodistas el jueves al hablar sobre la muerte de su hijo.
El primo de Williams, quien recibió un disparo en la pierna izquierda durante el secuestro, dijo que su familia se siente “bien” sabiendo que está vivo, pero no acepta ninguna disculpa del cártel.
“No va a cambiar nada sobre el sufrimiento por el que pasamos”, dijo Jerry Wallace a la AP el jueves. Wallace, de 62 años, pidió a los gobiernos de Estados Unidos y México que aborden mejor la violencia de los cárteles.
El embajador estadounidense Ken Salazar dijo a los periodistas el viernes que funcionarios de su país habían contactado directamente con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador durante el fin de semana para pedir ayuda para localizar a los estadounidenses desaparecidos en Matamoros. Agregó que el cártel allí “debe ser desmantelado”.