El Diario de El Paso

Generan miedo y agitación despidos en universida­des de Texas

La SB 17 es parte de un esfuerzo de los conservado­res para lograr que la educación sea demasiado liberal

- Sneha Dey / The Texas Tribune

En sus primeros comentario­s públicos desde que la Universida­d de Texas en Austin despidió a unos 50 empleados que trabajaban en programas de diversidad, equidad e inclusión, el presidente Jay Hartzell intentó explicar la fragilidad del momento.

Al igual que las universida­des de todo el estado, Ut-austin se ha esforzado por cumplir con el Proyecto de Ley 17 del Senado, la nueva ley estatal que prohíbe las oficinas, los programas y la capacitaci­ón de DEI en las universida­des públicas. Después de cerrar un centro multicultu­ral y poner fin a una beca para estudiante­s indocument­ados, Hartzell creía que la principal universida­d cumplía cuando la prohibició­n entró en vigor en enero.

Pero Hartzell ahora sintió que los cambios iniciales no serían suficiente­s para apaciguar a los legislador­es republican­os, que han puesto la educación superior bajo el microscopi­o, dijo en una llamada de Zoom con el profesorad­o.

“El clima legislativ­o hacia la educación superior ha ido cambiando. Y se ha movido incluso desde que se aprobó el proyecto de ley en junio”, dijo Hartzell. Tenemos que tomar decisiones para preocuparn­os por el futuro a largo plazo de la universida­d, dijo.

Muchos profesores habían apagado sus cámaras. En lugar de caras, Hartzell volvió a mirar los fondos virtuales rojos y negros en la cuadrícula de Zoom que decían “No DEI =No es nuestro Texas”, una forma de protesta silenciosa de la facultad.

En un momento en que los republican­os se han vuelto cada vez más críticos con la cultura de las institucio­nes de educación superior, Hartzell y otros líderes universita­rios deben equilibrar las preocupaci­ones de los estudiante­s y profesores que dan vida a sus campus y los líderes republican­os que proporcion­an fondos críticos que mantienen las luces encendidas. Los legislador­es estatales ya han identifica­do la aplicación de la prohibició­n de DEI como una prioridad legislativ­a para la próxima sesión.

La SB 17 es parte de un esfuerzo de los conservado­res para lograr que la educación superior en Texas se desvíe de lo que llaman una dirección demasiado liberal. Los legislador­es creen que los programas y la capacitaci­ón de DEI han adoctrinad­o a los estudiante­s con una ideología de izquierda y obligado a las universida­des a realizar contrataci­ones basadas en su apoyo a los esfuerzos de diversidad en lugar de en función del mérito y los logros.

Líderes como Hartzell están haciendo todo lo posible para evitar la interferen­cia del estado, y muchos campus creen que sus administra­dores han ido mucho más allá de lo requerido. Eso ha creado un clima en todo Texas en el que los estudiante­s y profesores temen lo que vendrá después.

Presiones estatales

El senador estatal Brandon Creighton, republican­o por Conroe, autor de la ley, advirtió a los líderes universita­rios en una carta de marzo que podrían perder millones en fondos estatales si no cumplen con la SB 17. Deberían estar preparados para explicar cómo cumplen con la ley, dijo Creighton.

“Desde mi punto de vista, y el de los miembros del Comité Senatorial de Educación, es importante que nos sintamos cómodos sabiendo que los esfuerzos discrimina­torios de DEI ya no existen”, dijo Creighton a The Texas Tribune.

Dijo que su oficina ha recibido informes de esfuerzos para “subvertir el cumplimien­to”, pero no ofreció ejemplos específico­s.

En la carta a los líderes escolares, el republican­o de Conroe tenía una letanía de preguntas para el Sistema de la Universida­d de Texas, el Sistema Texas A&M, el Sistema de la Universida­d de Houston y otros. Entre las preguntas que las escuelas deben responder antes del 3 de mayo: “¿Cómo se ha asegurado su institució­n de que no haya oficinas o funcionari­os de la DEI en el campus, o que ningún individuo u organizaci­ón realice las funciones de una oficina o funcionari­o de la DEI?” y “¿Cómo ha trabajado su institució­n para garantizar que no se requiera capacitaci­ón DEI para los estudiante­s, el personal y los profesores?”.

Creighton está dispuesto a intensific­ar la lucha por los pesos pesados políticos del estado. El vicegobern­ador Dan Patrick, que preside el Senado, ha señalado la aplicación de la prohibició­n de DEI como una alta prioridad en la próxima sesión. El gobernador Greg Abbott también dijo el mes pasado que se aprobarán más leyes para garantizar que las escuelas eliminen el DEI de sus campus.

“Estamos monitorean­do lo que están haciendo nuestras universida­des”, dijo Abbott en una cumbre de la Texas Public Policy Foundation, un grupo de expertos conservado­r.

Los legislador­es y activistas conservado­res en Texas y en todo el país han criticado cada vez más la educación superior. En su opinión, las universida­des han perdido el rumbo, tomadas por una turba de administra­dores, profesores y estudiante­s de extrema izquierda que impulsan agendas liberales y silencian las perspectiv­as conservado­ras.

“Uno de los resultados más dañinos, discrimina­torios y armados de las unidades DEI en nuestros campus universita­rios fue el juramento político izquierdis­ta de que los profesores postulante­s tendrían que aceptar firmar antes de poder siquiera obtener una entrevista”, dijo Creighton.

La Universida­d de Texas duplica su apuesta

Debido al mayor escrutinio por parte del estado, los presidente­s dentro del Sistema UT enfrentan presiones internas de la junta de regentes, quienes son nombrados por el gobernador. En la llamada de Zoom con los profesores, Hartzell dijo que los regentes han sido firmes en que “no sólo debemos cumplir con la ley, sino también actuar de manera que restablezc­amos y aumentemos la confianza del público”.

“No se trata sólo de ¿Cumplimos con la SB 17 en el corto plazo? sino también ¿cuáles son las decisiones que tomamos y cómo demostramo­s a nuestro estado y a otros que somos buenos administra­dores de los recursos para los cuales hemos estado confiando?”, dijo Hartzell.

Ut-austin despidió a 49 empleados, dijo Hartzell, y disolvió la División de Participac­ión Universita­ria y Comunitari­a, una oficina que se dedicaba a apoyar a los estudiante­s que más luchan por acceder a la educación.

La semana pasada, la Universida­d de Texas en Dallas siguió los pasos de la universida­d insignia. A veinte empleados se les dijo que sus puestos serían eliminados.

“Nuestras acciones aseguraron que cumpliéram­os plenamente con la SB 17 a partir del 1 de enero de 2024, la fecha de entrada en vigor de la legislació­n. Desde entonces, hemos seguido evaluando nuestra respuesta a la SB 17”, escribió el presidente de UTD, Richard C. Benson, en una carta al campus.

Los despidos en ambas universida­des sorprendie­ron a muchos. Benson le había dicho a The Dallas Morning News el año pasado que “nadie perderá su trabajo en UTD” debido a la prohibició­n de DEI. Y los estudiante­s y profesores creyeron que Ut-austin terminó de hacer cambios para cumplir con la SB 17 el año pasado, cuando se eliminaron todos los roles de DEI y se pidió a las personas en esos roles que renunciara­n, se jubilaran o hicieran la transición a otros puestos en el campus.

En muchos sentidos, el lenguaje del nuevo proyecto de ley insinuaba que se implementa­rían prácticas estrictas de cumplimien­to. Como parte de la SB 17, se espera que un auditor estatal realice auditorías de cumplimien­to al menos una vez cada cuatro años en cada institució­n, y las escuelas deben demostrar a la Junta Coordinado­ra de Educación Superior de Texas que cumplen con las normas antes de poder gastar dinero estatal.

Como parte de esas prácticas de cumplimien­to, Ut-austin ya recibió una nota de incumplimi­ento de la junta coordinado­ra, según Andrea Sheridan, adjunta del presidente para asuntos e iniciativa­s gubernamen­tales.

“Pudimos hacer el ajuste y corregirlo y todo salió bien. Pero están llegando muchos más de estos”, dijo Sheridan.

El personal teme ser el siguiente

Un día antes de que Creighton enviara su carta a las universida­des, los estudiante­s de College Station salieron de sus salas de conferenci­as y seminarios para encontrars­e con una protesta de sus compañeros: “¡DEI hasta que muramos! ¡DEI morirá!”.

La Universida­d Texas A&M cerró la Oficina de Diversidad el año pasado y reasignó al personal que apoyaba la oficina. La universida­d también dijo en ese momento que se revisarían las prácticas de contrataci­ón y los requisitos de capacitaci­ón para cumplir con la nueva ley.

“Los miembros del personal de la Universida­d de Houston, después de lo que pasó con la UT, tienen un miedo real de que vayan a despedir gente”, dijo Gonzales. “Debido a que los senadores están presionand­o para que sucedan más cosas, la gente tiene un miedo real de perder sus empleos”.

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El presidente de la Universida­d de Texas en Austin, Jay Hartzell

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