Una policía con muchos ‘likes’
y todavía tiene una copia en /
El excomisionado de Policía Bill Bratton la nombró en su puesto actual alrededor del mismo tiempo que Eric Garner murió a manos & Saten Island en el 2014.
Momento crítico
“Yo sabía que era un momento crítico, sabía que las relaciones con la comunidad y la responsabi l idad era n asuntos muy importantes, y sabía que el proceso disciplinario iba a tener un impacto positivo e importante”, dijo Maldonado al explicar el por qué aceptó esa posic ión que era i mpopula r y retante. Ambas, Hofmann y Maldonado, quieren ver más mujeres e hispanos en la fuerza. “El problema que hay con la s mujeres en la Policía es que no creen que puede tener una carrera y una familia al mismo tiempo”, dijo Hofmann.
Ambas hispanas de alto rango son prueba que aunque toma sac r i f ic ios y un núc leo de apoyo, es posible balancear ambas. Más allá de que la carrera en la Unifor mada les of rece un buen salario que mantiene a sus fa mil ias, es además una g ra n opor t unidad de ser pioneras en una institución históricamente dominada por hombres.
Camille Padilla Dalmau
camille.padilla@eldiariony.com
Con apenas tres años modelando, Samantha Sepúlveda tiene más de 230,000 seguidores en Instragram (@SammySep) y la atención de los medios por ser considerada la “policía más sex y ” de la Gran Manzana.
Pero más allá de su belleza física, esta dominicana también muestra gran valentía como uniformada del Departamento de Policía (NYPD), una carrera que acarrea altos riesgos.
- res rojo, Sepúlveda habló con El Diario sobre la simbiosis de sus dos carreras: “La fuerza y la sensualidad son la misma cosa dependiendo de cómo uno lo usa”.
La mujer de 33 años asegura que en su trabajo en la Uniformada solamente usa su poder mental y físico. “Nunca trato de usar la sensualidad porque es imposible en ese uniforme”, dijo riéndose.
Sor prendentemente, la - land nunca se imaginó ejercer en ninguna de estas carreras cuando era una jovencita.
“Lo único que yo quería hacer cuando era niña era hacer algo que ayudara a mi familia”, expresó.
A los cinco años, Samantha se mudó desde Santo Domingo a la ciudad de Nueva York, y esa fue la primera vez que sintió el frío de invierno y comió manzanas rojas, lo cual no había probado en la República Dominicana.
Su madre, quien ella describió como uno de los ejemplos más importantes de su vida, trabajó limpiando casas y en fábricas con lo cual proveía comida y techo a ella y su hermana. “Ella siempre ha sido la madre y padre más - cando que sus padres se separaron unos años después que se mudaron.
El di nero no daba pa ra que Sepúlveda participara de actividades extracurriculares, así que a los 12 años comenzó a trabajar entregando folletos para un restaurante chino. Desde entonces apro- vechó cualquier oportunidad de empleo disponible en restaurantes, tiendas, delis y otros negocios.
A la vez, Sepúlveda se destacó como jugadora de lacrosse, un deporte cuyo objetivo es meter goles como el fútbol pero con palos que tienen una malla y una pelota más pequeña. Ella describió a sus entrenadoras como otras de ! la guiaron a un camino sano mientras sus amigos estaban yendo a la cárcel o quedando embarazadas.
Además, algo que también les agradece es que la llevaban a los juegos ya que su madre no tenía auto. “Creo que eso prendió un fuego adentro de mí. Si yo puedo ayudar a alguien sin esperar que me ayude de vuelta, eso me da pura alegría”, expresó.
Sepúlveda pensó ser abogada o doctora, pero acabó estudiando negocios en la Universidad de Massachusetts Amherst donde obtuvo una beca por lacrosse.
Luego hizo su maestría en administración de negocios en Hofstra University en Long Island. Se graduó al mismo tiempo que el mercado se desplomó y decidió que sería más feliz como una servidora pública que trabajando en un cubículo todo el día.
No fue hasta que cumplió 28 años que comenzó a apreciar su cuerpo, y entonces empezó a modelar. “Ser modelo me ayuda a aprender cómo ser más fuerte conmigo misma. Ser policía me ayuda a ser más fuerte con el mundo exterior, porque todo los días debo lidiar con gente que conozco que están en crisis”, expresó.
Y aunque ha enfrentado situaciones difíciles, asegura que después de siete años
en la Uniformada todavía no ha perdido fe en las personas. “Todo el mundo es bueno pero están malentendidos”. Por esta forma de pensar, es que cree muy en serio en conectarse a la comunidad que le sirve para crear otra imagen del Policía.