El Diario

Deportan a madre que vivió maraña judicial

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Todas las mañanas Césa r Jr., de 14 años, desayunaba con su madre quien luego lo acompañaba hasta el colegio. “Ahora voy a la escuela solo sin decirle adiós o sin darle un abrazo”, dijo el adolescent­e quien es ciudadano estadounid­ense, y cuya madre de origen ecuatorian­o f ue deportada el pasado viernes.

La hermana de César, Elena de 20 años, también lamenta que su madre no esté y pueda ay udarla a cuidar de su hijo de 1 año, ya que la joven está estudiando y trabajando. “Ahora que no está conmigo tengo que pasar por esto sola y no es nada fácil”, expresó Elena. Más allá de una madre, ambos hijos, quienes pidieron que su identidad completa no fuera revelada, lo que más extrañan es que ella era

Naomi, como prefiriero­n que la llamara, llegó a Nueva York a principios de los años 90. Antes de conocer a su futuro esposo y padre de sus dos hijos, la madre fue arrestada en 1993 por laborar como costurera en una fábrica en Manhattan sin permiso de trabajo.

Hace cuatro años, la familia decidió buscar un abogado de inmigració­n para que los ayudara a conseguir el estatus legal para la madre. En ese momento, no sabían que era posible que los inmigrante­s en la Gran Manzana obtu- vieran ayuda legal gratuita, ya que el Proyecto de Unidad de Familias Inmigrante­s de Nueva York (NYIFUP) acababa de lanzar su programa piloto en la Ciudad.

“Nosotros averiguamo­s con muchos abogados”, contó el esposo de Naomi, César Sr. de 46 años, agregando que querían asegurarse que no cayeran en la estafa de 10 años, que es un esquema fraudulent­o que algunos proveedore­s de servicios y abogados de inmigració­n están promoviend­o entre los inmigrante­s, a través de publicidad engañosa, en el sentido de que pueden obtener esa visa o el estatus de residente si lleva residiendo 10 años en EEUU.

La familia al final terminó contratand­o a Alex Arandia, quien era un abogado que frecuentem­ente veían en los medios hablando de estafas a inmigrante­s y quien se anunciaba en la radio. “Este fue el único que dijo que sí se podría abrir el caso (de la madre)”, indicó César Sr.

Arandia encontró que Naomi tenía una orden de depor- tación abierta por el arresto de 1993 y le recomendó a la pareja que activaran una moción para reabrir el caso, la cual fue negada. Arandia apeló la decisión y solicitó una I-246, un permiso para detener temporalme­nte la orden de deportació­n hasta que el proceso jurídico sea terminado y que usualmente dura un año. Esa solicitud fue aceptada pero cuando la re-solicitaro­n este año les fue negada, y peor aún, cuando Naomi se - migración en el 26 Federal Plaza, ICE la detuvo.

Insatisfec­ho con el trabajo de ese primer abogado, César Sr. contrató a otro mientras su esposa estaba detenida, pero en el proceso de cambio de representa­ción legal, deportaron a Naomi quien ahora se encuentra en Ecua- dor con sus padres.

dedor de $8,000 en los costos legales. “Muchos dicen que el abogado fue negligente”, explicó César Sr. que al consultar con otras personas mientras su esposa estuvo detenida, concluyero­n que Arandia “no debió haber abierto el caso”.

Pero el abogado defendió su decisión indicando que su bufete abre el 80% de los casos exitosamen­te. “Cuando uno tiene una orden de deportació­n lo mejor que puedes hacer es tratar de reabrir el caso”, expresó Arandia en una conversaci­ón telefónica, explicando que de lo contrario el inmigrante vivirá por siempre con el miedo de ser deportado.

Bajo la administra­ción de Barack Obama la directiva a para no emitir órdenes de deportacio­nes de personas que habían vivido por mucho tiempo en el país y que tenían lazos cercanos con la familia o comunidad. Pero bajo el gobierno de Donald Trump la directiva es que todos los inmigrante­s que entraron ilegalment­e son prioridade­s para la deportació­n.

Pero Anthony Enríquez, abogado para el Proyecto de Defensa de Inmigrante­s, ex tampoco “era segura” bajo la administra­ción de Obama, quien terminó deportando a más inmigrante­s que cualquier otro presidente.

“En principios generales estamos en desacuerdo que siempre se deberían de abrir los casos de una persona con una orden de deportació­n”, indicó Enríquez, quien se preguntó: “¿Por qué le darías un pedazo de papel a ICE que dice estoy aquí?”.

“Me rompe el corazón que la mujer que me crió no va a volver ”, expresó César Jr., quien dijo que ahora se está enfocando en sus estudios porque lo que más quería su mamá era que se graduara.

El Diario intentó varias veces obtener un comentario de ICE sobre el caso de Naomi, pero las solicitude­s no fueron contestada­s.

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